Música

Nostalgia, 'déjà vu', guitarras y pocas colas en el Primavera Sound

El segundo fin de semana del festival arranca con Amyl and the Sniffers, Interpol y Dua Lipa

BarcelonaNostalgia en la cuarta jornada del Primavera Sound en el Fòrum. Y un poco de déjà vu, porque en este segundo fin de semana de festival se están repitiendo grupos que ya actuaron la semana pasada, como Gorillaz, nuevamente estrellas de la noche y con un público igualmente multitudinario y joven; a falta de confirmación por parte de la organización, la percepción es que ha bajado la edad media de los espectadores. Volviendo a la nostalgia, hay una futbolera, porque el mural del beso entre Ada Colau e Isabel Díaz Ayuso con el que se anuncia la doble edición en Barcelona y Madrid de 2023 ha sido sustituido por otro en el que el beso se lo dan Pep Guardiola y José Mourinho. Hace una década que ni uno entrena al FC Barcelona ni el otro al Real Madrid. Un mural totalmente inofensivo, claro, y menos polémico políticamente.

Más nervio tenía la nostalgia del punk-rock que brotó con fuerza durante el concierto de los australianos Amyl and the Sniffers en uno de los escenarios principales, el Pull&Bear. Hacen música para salas de paredes húmedas y pogos de otra época, pero todo ello funciona perfectamente en las dimensiones desmesuradas del festival gracias al carisma de la cantante Amy Taylor y a la convicción con que el cuarteto defiende las canciones. Taylor, vestida de guerrera de tierras míticas, como una Red Sonja que haya cambiado Conan por Mad Max, enseguida sacó al público de la pereza de las siete de la tarde con el empujón rítmico de Security y Don't need a cunt (like you to love me), dos temas del poderoso disco Comfort to me (2021), y con los estribillos insidiosos de Shake ya. Además, la cantante de Melbourne supo aprovechar la pasarela que había montada como ampliación del escenario para el posterior show de Dua Lipa. Bienvenida sea esta manera de parasitar una escenografía. Musicalmente, Amyl and the Sniffers activan el recuerdo del Detroit de Iggy Pop & The Stooges, el del hardcore Washington DC de los años ochenta (sobre todo en el bloque central de la actuación, cuando más intenso fue el pogo en las primeras filas) y aquel toque de rock de garaje en el que los australianos siempre han sido una potencia mundial. Para acabarlo de adobar, cuando el guitarrista Dec Martens cogía impulso, revolvía el cajón donde se guardan los riffs del hard-rock.

Cargando
No hay anuncios

Por el mismo escenario pasaron los neoyorquinos Interpol, que continúan su idilio de tiniebla pospunk con el Primavera Sound. En 2019 actuaron dentro de la gira del disco Marauder (2018) y este año han vuelto para avanzar algunas canciones del álbum The other side of make-believe, que publicarán el 15 de julio. Hay autonostalgia en estos Interpol de 2022 que recogen con la misma frialdad y melancolía eléctrica piezas antiguas como Untitled, de Turn on the bright lights (2002), y otros de nuevas como Tony y Fables. Trabajan con un material que pide predisposición para no abandonarlos en busca de otros estímulos, pero pulsaban la atención de los convencidos con la estilosa oscuridad de canciones como PDA y The new. Un día antes, el miércoles, Interpol actuaron en la Sala Apolo, dentro de una programación que también incluía a DJ Playero, el pionero reggaetonero de Puerto Rico. Al Apolo llegaron como espectadores Rosalía y Rauw Alejandro: según fuentes del festival, querían conocer personalmente a DJ Playero.

Cargando
No hay anuncios

Volviendo al Fòrum, casi a la una de la madrugada Dua Lipa apareció para replicar al aire libre y con cambio de vestuario el concierto que hizo el 1 de junio en el Palau Sant Jordi a propósito de Future nostalgia. Cuando sonó Physical, el gentío ya era digno del enorme impacto conseguido por el disco-pop de Dua Lipa y ocupaba casi toda la explanada hasta las barras del fondo. A pesar de la gran cantidad de público durante toda la jornada, no hubo problemas de colas que no fueran razonables. Por ejemplo, a las 22.45 h, comprar algo para cenar no implicaba esperas de más de 10 minutos. En general, el tráfico entre escenarios fue bastante fluido, gracias también a unos retoques en las zonas de paso, como la que comunica el Boiler Room con el escenario Plenitude. Eso sí, el uso de los matorrales para mear fue una constante, incluso cuando al lado había lavabos disponibles.

Cargando
No hay anuncios

Espectadores, bajen del escenario

La parte central del Fòrum también ofreció citas con la nostalgia, algunas muy explícitas como la que propuso el grupo británico Ride en el escenario Binance. Representantes del shoegaze, aquel pop ruidoso que se ejecutaba con los músicos mirándose los zapatos y el público con los ojos cerrados, Ride están inmersos en una gira que celebra con retraso pandémico el 30.º aniversario del disco Nowhere (1990) y a la vez el 30.º de Going blank again (1992). El jueves era el turno de Nowhere, que ahora el grupo toca mirando adelante y con un sonido claro y potente, con la distorsión muy domesticada. La memoria del shoegaze también estuvo presente en el escenario Cupra con los Slowdive de Neil Halstead y Rachel Goswell, como si el festival quisiera recordar que lo que hoy es dream pop tiene un pariente que era joven a principios de los noventa.

Cargando
No hay anuncios

La oferta del Primavera Sound es tan grande que inevitablemente tiene que haber salidas de guion. Este jueves la más sonada la protagonizó el rapero norteamericano Jay Electronica, que decidió que era buena idea invitar al público a subir al escenario Plenitude. Efectivamente, el escenario se llenó ante la sorpresa del personal de seguridad, que tuvo que mover cielo y tierra para desalojarlo. Al final, el show no duró ni veinte minutos...

Cargando
No hay anuncios

Un rato antes, el escenario del lado patrocinado por Ouigo había vibrado con los navarros Chill Mafia, verso libre del trap en euskera y castellano que apela a una tradición festiva muy arraigada en la música vasca, una especie de reggae-trap-party. "Es un placer estar aquí, en el Viña Rock", dijeron. No era cierto, pero casi, porque fue uno de los conciertos con mayoría no británica entre el público y con más humo de porro por metro cúbico de aire de toda la jornada.