Música

El rock de un Robe pletórico triunfa en el Parc del Fòrum

El ex líder de Extremoduro presenta el notable disco 'Se nos quita el aire' ante más de 23.000 personas

BarcelonaExtraordinario concierto de Roberto Iniesta, el Robe, en el Parc del Fòrum ante más de 23.000 personas que pudieron volver a casa dando por muy bien invertidos los 49,50 euros que costaba la entrada. Extraordinario por distintos motivos, como las prestaciones expresivas del propio Robe, que a los 62 años está cantando con rigor y emoción tanto los temas de los álbumes en solitario como los clásicos de Extremoduro, la banda que lideró de 1987 a 2019. Pero extraordinario sobre todo porque los conciertos de esta gira titulada Ni santos ni inocentes están demostrando la potencia artística del disco Se nos lleva el aire (2023).

Pocos músicos de rock son capaces de hacer un álbum relevante pasados los 60 años, y Robe lo ha hecho con unas canciones que ocupan puestos de honor en el repertorio del directo y que le aguantan la mirada al cancionero más vigoroso de Extremoduro. Y más importante aún: son canciones que han conectado también con un público muy joven, que en el Fòrum las cantó como solo se cantan las canciones que están tocando alguna fibra muy profunda. Robe tiene el atrevimiento de tocar seguidas Salir, un imprescindible de Extremoduro, y Nada que perder, la canción proa del último disco, y la reacción del público es tan intensa con una como con la otra. Seguramente es así porque ambas viven entre estribillos torrenciales y riffs siderúrgicos, pero sobre todo porque están ligadas por el mismo hilo de credibilidad, porque el hombre que hoy asegura que no tiene nada que perder y que el paso de los años no impedirá que vuelva a romperse con otro desengaño se reconoce en el joven que hace treinta años no conseguía apaciguar la ausencia del amor con la rutina narcótica de salir una noche y la siguiente. Hay que decirlo una vez más: Roberto Iniesta es uno de los grandes letristas del amor. De un amor visceral, como el del deseo que le revienta el sexo en Prometeo. De un amor de rimas rudas pero tiernas, como las de Mierda de filosofía, que pide volver a lo primario porque solo quiere hacerla bailar como una loca. De un amor a veces encriptado, que tan pronto se puede cantar con la boca torcida por la suspicacia como con el grito más inflamado. Ambos registros los domina, y el Fòrum fue testigo.

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Versionando a Albert Pla en catalán

Durante tres horas (incluida una pausa de 22 minutos), desplegó una veintena larga de piezas con una banda de confianza de seis músicos, abriendo el campo con el violín y el saxo y dando mucho espacio para los solos de guitarra y las aventuras de un teclado que en los temas más recientes encuentra puntualmente colores de órgano Hammond de los sesenta. El inicio fue relativamente pausado, con canciones de los discos en solitario como Destrozares, Guerrero, Puntos suspensivos y una Nana cruel que dedicó a "todos los menores que viven en zonas en conflicto, especialmente a quienes viven en Gaza". Es la misma dedicatoria que hizo el 10 de agosto en el Festival de Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols, donde también cantó en catalán una versión de La sequia de Albert Pla, un regalo que repitió el sábado en el Fòrum.

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Justo antes el público había protagonizado la primera gran ovación de la noche en el tramo final de Dulce introducción al caos, de Extremoduro, y lo mismo ocurrió cuando sonaron dos temas del último disco: El hombre pájaro, que camina entre desesperación y fatalidad, y El poder del arte, quizá una de las más emocionantes de la noche por la forma en que Robe canta versos como "se hizo la luz en el infierno / y todo gracias a nosotros dos / que estábamos ardiendo".

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Tras la pausa habitual en los conciertos del músico extremeño, la actuación entró en el terreno de la apoteosis, a pesar de algún silencio entre canciones que rompía un poco el ritmo. Era el momento de monumentos recientes como Haz que tiemble el suelo, Ininteligible (con el ruego al amor para que le dé fuerzas) y la muy coreada Esto no está pasando, de dos movimientos del disco Mayéutica (2021) y de barbaridades de Extremoduro todavía hoy imbatibles como Prometeo. Y la noche acabó sin bis pero con el Robe pletórico haciendo justicia en Salir, Nada que perder y Ama, ama y ensancha el alma mientras el público le transmitía todo el amor del mundo cantándolas de pies a cabeza. Un concierto extraordinario, también por la implicación del público.