“Ha vuelto el Canet Rock de siempre”
Más de 25.000 personas bailan al ritmo de los Stay Homas, Oques Grasses y Doctor Prats en una edición sin restricciones
Canet de MarNi test de antígeno ni mascarillas. Después de convertirse el año pasado en uno de los tres festivales de la pandemia que se celebraron sin distancias, pero con medidas anticontagio, el Canet Rock ha recuperado su carácter sin restricciones por el medio. Durante más de doce horas, 25.000 personas han bailado al ritmo de las bandas del país como Els Catarres, Stay Homas, Oques Grasses, La Pegatina, Suu y Doctor Prats, hasta que ha salido el sol, tal como marca la tradición del festival.
El regreso a la normalidad ya se notaba intentando llegar a Canet de Mar: tanto el acceso de la N-II como el de la C-32 estaban colapsados a media tarde, los trenes y autobuses iban llenos, los aparcamientos estaban a rebosar y una interminable riada de jóvenes y no tan jóvenes llenaban todos los alrededores del Pla d'en Sala, con los comercios haciendo el agosto el primer fin de semana de julio.
“¡Ha vuelto el Canet Rock de siempre!”, ha exclamado Xavi, de Bigues i Riells, cuando ha pasado los controles de la entrada y ha visto todo el gentío que bailaba en la explanada al ritmo del primer grupo que ha estrenado el escenario: los hermanos Júlia y Pau Serrasolsas, es decir, Ginestà. “Es como una gran fiesta mayor, te encuentras con todo el mundo y hay un buen rollo impresionante”, describía Sònia Grau, de Maçanet de Cabrenys, que tampoco se quiso perder la primera edición postpandémica del festival. La mayoría de los asistentes eran adolescentes y jóvenes –muchos con pegatinas brillantes en la cara–, pero cada año el festival reúne a más miembros de varias generaciones: hay familias enteras con abuelos, padres y nietos . “Este año seguramente será mi último o penúltimo Canet Rock, que ya soy mayor. Por eso nos hacía ilusión venir juntas: así le puedo pasar el relevo a mi hija”, explicaba Roser mientras cantaba con su hija, Júlia, de 12 años.
Doce horas, trece actuaciones
Después de Ginestà ha llegado el turno de la Balkan Paradise Orchestra, el dúo Marcel y Júlia y la actuación de Josep Maria Mainat que, cada año, rememora su pasado en los escenarios, este año con canciones de La Trinca como Els baion de l'OTAN (Anar-hi anant) y Passiu bé. Uno de los platos fuertes de la noche han sido Els Catarres, que era la cuarta vez que actuaban en el festival y que han contado durante todo el concierto con unas segundas voces insuperables: el público que ha coreado la mayoría de sus temas, especialmente el último, Jennifer, que todos los asistentes han cantado de arriba abajo.
Y ha sido justo en ese momento cuando el público se ha empezado a quedar afónico: comenzaba la traca final con las bandas que más adeptos reúnen; como los Stay Homas, que han hecho un recital con las canciones que compusieron durante el confinamiento, mezcladas con las últimas publicadas, como The bright side o Let it out. “Vinimos el año pasado a verlos, ¡y este año ha sido aún mejor! Tienen un directo brutal”, han destacado dos de sus seguidoras, Marta e Idoia, que han estado casi seis horas en primera fila para no perderse detalle de ningún concierto. Solo a los cambios de banda, cuando salían Miquel del Roig y los DJs, aprovechaban para ir al lavabo o comprar bebida, pero siempre por turnos para no perder el lugar.
Desde su posición privilegiada han disfrutado de la actuación de Oques Grasses que, en su décimo aniversario, están viviendo uno de los momentos más dulces de su carrera: solo había que escuchar el coro de veinte mil personas que tarareaban todos sus temas, sobre todo con hits como Petar-ho y De bonesh.
'Euforia' de Tv3, también en el escenario
Suu y el cantante de La Pegatina, Adrià Salas, han aprovechado que compartían cartel para cantar juntos su tema común Algo de mí. Ha sido la barcelonesa que lo ha invitado hacia el final de su concierto, justo antes de dedicarle una canción a su novia, que la había ido a ver de sorpresa. “Me encanta porque el año pasado solo había una bandera LGTBI+, ¡y hoy está todo lleno!”, ha celebrado la cantante.
Una de las sorpresas de la noche ha llegado de la mano de Miki Núñez que ha interpretado Llums de mitjanit con la ganadora de Euforia de Tv3, Mariona Escoda; bajo la mirada de sus compañeros de concurso que tampoco se han perdido el festival. De hecho, a pesar de no formar parte del programa, los participantes de Euforia han sido unos de los triunfadores de la noche: cuándo han entrado casi no podían ni andar de la cantidad de seguidores que querían hacerse fotos con ellos.
Al ritmo de los Buhos y La Fúmiga, el Canet Rock ha encarado la recta final, que han rematado Doctor Prats, hasta que los rayos del sol han coronado una edición que siempre será recordada por el regreso de los bailes multitudinarios –sin test previo– y con las caras desnudas –pero con brillantitos–.