La nueva normalidad es la de Dua Lipa en el Palau Sant Jordi
La cantante londinense hace vibrar al público con The Future Nostalgia Tour, la gira aplazada dos veces por la pandemia
BarcelonaSi escogiéramos un concierto que simbolizara el fin de la pandemia tendría que ser este. Aplazado hasta dos veces, a la tercera Dua Lipa pudo debutar en Barcelona: fue este miércoles en un Palau Sant Jordi lleno hasta la bandera. Pocos artistas han sufrido profesionalmente como la londinense debido al covid: publicó su segundo disco, el celebradísimo Future nostalgia, a finales de marzo de 2020, prácticamente la misma semana que el mundo occidental se paraba por una buena temporada. Vestida de rosa y previa presentación del equipo de bailarinas en la mastodóntica pantalla del escenario, Dua Lipa empezó enérgica y eléctrica con su canción más barcelonesa, Physical, que tiene un clip grabado al lado del Sant Jordi (Fira de Barcelona) y dirigido por el realizador catalán Lope Serrano.
No hay éxito más fácil de entender que el suyo: bailarina de primera, cuerpo canónico normativo, voz correcta, recursos ilimitados, producciones perfectas y una colección de hits que nadie ha podido igualar los últimos años. Dua Lipa es la gran estrella centenal de hoy, hasta que se canse de batir récords como el de ser la artista más escuchada en Spotify después de sumar Cold heart, su colaboración con Elton John, a su segundo y prácticamente perfecto disco. Con un excelente y extremadamente coordinado trabajo de coreografías (solo truncada por un pequeño resbalón en Be the one), la londinense facturó un show compacto, entretenidísimo y que permite pocas paradas para respirar. De hecho, no saludó hasta la séptima canción, cuando recordó los aplazamientos y su vídeo catalán. Entonces las revoluciones ya estaban a la altura gracias a misiles tierra-aire como son Love again y Break my heart.
La segunda parte del show, ahora de blanco, empezó con un saltamontes gigante en el escenario (medía tres metros bien buenos) y Dua Lipa con aires de sirena interpretando We're good. A pesar de esta concesión a la infantilización, estilo Katy Perry, el concierto continuó igual: canciones reconocibles y bailoteo sin descanso, especialmente con One kiss, el sencillo en el cual colabora con Calvin Harris, todo ello convirtiendo el Palau Sant Jordi en una discoteca. Sería una de las pocas concesiones de la noche fuera de Future nostalgia, que sonó entero. Faltaba la recta final, en la que interpretó Cold heart –con Elton John en las pantallas–, Levitating (sobre una grúa) y, claro, Don't start now, un himno generacional. Ya hacía rato que Dua Lipa había resuelto el concierto por la puerta grande. Un show sin ninguna fisura visible que la semana que viene repetirá, pero en el Fòrum y dentro del Primavera Sound.