Patrimoni

Archivos en tiempos de guerras y algoritmos: ¿quién custodiará la memoria?

Barcelona acoge a más de 2.000 profesionales de 110 países para debatir sobre el presente y el futuro de los archivos

Barcelona¿En el futuro dejaremos que la IA decida qué recordamos? ¿Cómo protegen sus archivos y su historia Palestina, Ucrania o el pueblo saharaui? ¿Cómo hacer que los archivos representen a todo el mundo y no sólo a las élites? ¿Qué archivos se han creado para hacer frente a la opresión? ¿Cuáles son los peligros de que la memoria digital esté en manos privadas? ¿Puede la IA cambiar el consumo de información histórica?

A todas estas preguntas ya muchas más intentarán responder a más de 2.000 profesionales de 110 países que se reunirán del 27 al 30 de octubre en Barcelona, ​​en el Congreso Internacional de Archiveros, la cita más importante a escala mundial en el ámbito de los archivos y la gestión documental. "Conocemos pasados, creando futuros" es el título deun congreso que desea reflexionar sobre el papel de los archivos en un mundo en transformación.

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"Cuando los serbios entraron en Sarajevo, lo primero que hicieron fue controlar el aeropuerto, la central eléctrica y las vías de acceso, y quemar el archivo. Quemar patrimonio no sólo significa dejar un pueblo sin memoria, sino también sin documentos que atestiguan sus derechos", explica Alan Capellades, uno de los ponentes del congreso y de Cataluña. En agosto de 1992, los serbios no sólo incendiaron la Biblioteca de Sarajevo, que guardaba todo el patrimonio documental, sino también el Instituto Oriental de Sarajevo, que contaba con una de las colecciones de manuscritos islámicos, judíos y otomanos más importantes de Europa.

Durante la invasión del Líbano de 1982, los israelíes destruyeron el Centro de Investigación Palestina, creado en 1965 para recoger fotografías, películas y documentos sobre la historia del país. No era la primera vez que intentaban llevarse ese archivo de la memoria colectiva palestina. En la década de los setenta enviaron una carta bomba e hicieron explotar un coche frente al edificio. Con el genocidio de Israel en Gaza, casi todos los elementos que configuran y conforman la memoria colectiva y privada palestina han sido destruidos. Se calcula que se han aniquilado 104 yacimientos, instituciones culturales, museos y archivos. Entre otros, los Archivos de Gaza, con 150 años de documentos, y la mezquita de Omari y toda su biblioteca.

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El contraarchivo palestino

"La destrucción del patrimonio es parte de una campaña sistemática para destruir la historia, la memoria, la cultura y el conocimiento de una población. Es una práctica que empezó con la Nakba [el éxodo del pueblo palestino entre junio de 1946 y mayo de 1948] y es parte de una política que tiene como objetivo hacer realidad una fantasía racista, que es el Gran Israel", explica la historiadora, arqueóloga y archivera libanesa Jamila J. Ghaddar, Jamila J. Ghaddar. se ha impulsado Fighting Erasure (luchando contra el borrado). "El objetivo es recoger y preservar información colgada en Telegram, X, Facebook... y documentar el genocidio a través de la misma población que lo vive", dice Ghaddar. Tienen muchos retos, porque trabajan entre balas, bombas, asedios y amenazas de todo tipo, pero consideran que el archivo es un arma de resistencia.

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"Ante el apartheid archivístico y la destrucción y robo constantes de archivos y documentos históricos, varias generaciones de palestinos, junto con aliados y cómplices de toda la región y del mundo, hemos creado un potente contraarchivo para preservar historias alternativas y rebatir el relato. su tierra y documenta tanto los intentos de borrado como la resistencia que se opone.

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Ucrania y la documentación de la destrucción

Desde 2022, un equipo de archiveros, investigadores y bibliotecarios de Estados Unidos liderado por la Universidad Estatal de San José trabaja con la Asociación de Bibliotecas de Ucrania para documentar la destrucción. "En 2023 recibimos 14 imágenes de bibliotecas destruidas, y entre 2024 y 2025 el número de imágenes aumentó de manera significativa hasta superar las 500. Cuando nuestro equipo de proyecto recibe las imágenes de la Asociación de Bibliotecas de Ucrania, añadimos las metas, iniciemos el proceso de preservarlas, detalla Kelly Famuliner, de la Universidad Estatal de San José. "Las bibliotecas ucranianas sufren pérdidas muy graves en esta guerra. Al mismo tiempo, los bibliotecarios también se están convirtiendo en líderes dentro de sus comunidades. Dan ejemplo de un espíritu y una fuerza inquebrantables, ayudando a las personas a superar los retos de la guerra. Materiales de este tipo también deberían incluirse en la imagen de archivo. Rusia", dice Oksana Brui, presidenta de la Asociación de Bibliotecas de Ucrania.

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Archiveros Sin Fronteras formó archiveros después de la guerra en Sarajevo, y han viajado a otros muchos rincones del mundo para preservar la documentación de colectivos y pueblos que deben hacer frente a gobiernos autoritarios o no tienen recursos. Llevan años trabajando con el pueblo saharaui. "Piensan que si no conservan esta documentación, puede que nadie pueda explicar lo que les ha sucedido. Es como un grito que dice que están allí, que no quieren morir ni desaparecer del todo", explica Núria Carreras, presidenta de Archiveros Sin Fronteras, que en el Congreso Internacional de Archiveros presenta todo el trabajo que se está haciendo para ayudar a preservar el archivo. "Es prioritaria la digitalización de este archivo, porque hay temperaturas extremas y carecen de recursos para protegerlo", añade.

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La memoria de las élites

Las minorías o pueblos sin estado o que están en conflicto no son los únicos que pueden quedarse sin voz en los archivos. "En Cataluña, tenemos un patrimonio documental extraordinario, sólo comparable al del sur de Alemania o del Vaticano", asegura Capellades. El problema es que estos archivos no representan a todo el mundo. "Son los documentos de las élites económicas, las administraciones públicas, las grandes corporaciones y los comercios. No tenemos un espectro social real: la mayoría de los productores de fondos documentales son hombres blancos, católicos y burgueses. Hay un vacío informativo muy grande sobre la sociedad. Por ejemplo, si queremos saber cómo se hablaba el catalán en la calle en los siglos XVI o XVII, tenemos que ver interrogatorios", añade.

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El gran reto de los archivos es que este sesgo social y de género no se perpetúe. "Para evitarlo debemos hacer políticas activas de ingreso de archivos", detalla Capellades. Por ejemplo, durante el referéndum de 2017 se hizo una campaña de captación de posts de redes sociales y se han recogido otros momentos históricos, como el atentado del 17 de agosto o la cóvido. "Estamos trabajando para facilitar el acceso a esta documentación y lo haremos a corto plazo", adelanta Capellades. "Hace años que en los archivos trabajamos para dar mayor visualidad a la historia de las mujeres, porque históricamente no se ha dado la misma importancia que a la de los hombres", admite Enric Cobo, subdirector general de Archivos y Gestión Documental.

La inteligencia artificial como herramienta

La inteligencia artificial (IA) es una herramienta que está cambiando también el acceso a la documentación histórica. Hay millones y millones de documentos, pero la digitalización es lenta. En 2023 existía un patrimonio fotográfico de 44 millones de negativos y positivos, y sólo 1.333.000 millones de fotografías están descritas y digitalizadas en Archivos en Línea. "Es muy poco, porque hay una carencia de recursos humanos. Con la IA se puede acelerar muchísimo la descripción y digitalización de este fondo, y hay aplicaciones entrenadas para hacerlo", dice Capellades.

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Josep Lladós es el director del Centro de Visión de Computadores, que colabora con la Generalitat para crear herramientas de IA para extraer información de la documentación. Uno de los proyectos es el análisis de cinco siglos de documentos matrimoniales de los archivos de la diócesis de Barcelona. "No es sólo encontrar nombres, sino ponerlos en relación para poder estudiar, por ejemplo, cómo han evolucionado las familias o los cambios demográficos", explica. Otra herramienta que han desarrollado es para identificar y describir fotografías teniendo en cuenta el contexto cultural. “La IA puede ayudar a trabajar mejor. Puede haber un cierto aislamiento en los archivos históricos o puede ser complicado acceder a la documentación porque está guardada en diferentes archivos. Con la IA se democratiza el acceso y puede hacer posible un viaje en el tiempo. Cambia el consumo de documentos históricos —dice Lladó—. grandes empresas pueden aprovecharlo".

El otro gran reto es donde se guarda toda la documentación digital. "Hay un problema grave, porque la preservación a largo plazo no está resuelta. Además, está en manos privadas y esto es un riesgo muy grande. Necesitamos un sistema de preservación de carácter público, pero para ello se necesita una inversión extraordinaria", concluye Capelladas. Para Cobo, también es importante que los archivos estén preservando documentación con todas las garantías: "En un contexto de desinformación y manipulación, los archivos son los que deben garantizar la veracidad de la información".