Todo lo que descubrirá el yacimiento musulmán más grande (y desconocido) de Cataluña
La Generalitat realizará una inversión de seis millones de euros para recuperar y hacer visitable el Plan de Almatà de Balaguer
BalaguerA simple vista el Pla d'Almatà es un descampado inmenso y desolador. Son 27 hectáreas rodeadas por restos de una muralla y de 27 torres muy deterioradas. Desde la carretera sólo son visibles el Sant Crist de Balaguer, un parque de bomberos y un instituto. Si se pasea aparecen algunas pistas de la otra vida de la meseta que domina la ciudad de Balaguer: los restos de cuatro casas del siglo X, cuando la capital del Noguera era la Madina Balagí, y había mezquitas, baños, mercados, casas y calles que seguían un ordenado y planificado entramado, y un alcázar. Prácticamente todo está enterrado, tan sólo se ha excavado un 2% del yacimiento, pero, aparte de esconder restos del pasado andalusí, la meseta, como no se ha urbanizado prácticamente, es una auténtica fuente de conocimiento. Hace cuarenta años que se excava, pero uno de los problemas es que ni siquiera es reconocible como yacimiento y no está protegido.
Los responsables del Museo de la Noguera llevaban años reivindicando un plan para proteger la meseta y detener el deterioro de la muralla. Finalmente ha llegado y le han puesto el nombre de El Renacimiento del Pla d'Almatà. En una primera fase, que durará tres años y tendrá una inversión de 6,1 millones de euros, se quiere visibilizar el yacimiento, adecuarlo y construir un espacio de interpretación y difusión. Se realizarán también espacios de trabajo y estudio, y laboratorios arqueológicos. Por otra parte, se restaurarán la muralla y las torres. "Le hemos puesto el nombre de Renacimiento porque en 1105 el Plan de Almatà murió cuando la ciudad fue conquistada por el conde de Urgell. De alguna manera queremos hacerlo renacer, porque es un pasado que la historiografía ha escondido durante demasiado tiempo", afirma Carme Alòs, directora del Museo de la Noguera. "Es el yacimiento andalusí más grande que se conserva en Catalunya", añade Alòs.
Las pruebas de la convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos
El origen de Balaguer se remonta al siglo VIII, cuando llegaron pobladores de Arabia y del norte de África que ansiaban conquistar Europa, e instalaron un campamento militar. Tenían el río Segre, que era una vía de comunicación, y podían vigilar la zona fronteriza con los condados cristianos. Los trovadores alabarían también el río por el oro que se escondía en las orillas y en las curvas, y que estos primeros pobladores también buscaron. "Sabemos que convivían cristianos, musulmanes y judíos por las fuentes escritas. En 863 se habla del traslado de San Vicente desde Zaragoza a Francia, y se menciona como muchos cristianos que vivían en el Pla d'Almatà le fueron a ver, y que una mujer recuperó la vista; y tenemos también los nombres de ciudadanos judíos.
"No sólo es un yacimiento, sino que es clave para entender la historia y las raíces andalusíes de nuestro país –asegura la consejera de Cultura, Sonia Hernández–. Amar a Catalunya no es negarle el pasado musulmán, sino reconocerlo", añade. ¿Qué puede aflorar de ese pasado? Las incursiones para conquistar Madina Balagí por parte de los condes de Urgell empezaron a finales del siglo XI. La ciudad sufrió diferentes asedios hasta 1105, cuando finalmente cayó y empezó su ruina. El llano de Almatà nunca más fue habitado, porque sus habitantes prefirieron vivir en el barrio del Torrent (el actual centro histórico) y el barrio del Firal, que habían empezado a crecer en 898 porque dentro de las murallas vivía mucha gente y había saturación. El hecho de que nadie volviera a vivir allí es parte de su excepcionalidad porque sólo están las ruinas musulmanas.
"Uno de los grandes enigmas es donde está la puerta o las puertas de entrada. Si la encontramos podemos entender cómo se configuró y cómo evolucionó la ciudad", explica la subdirectora general de Patrimoni, Marina Miquel. Hasta ahora tampoco se han encontrado restos de los baños, pero no se descarta que estuvieran fuera de las murallas, ni tampoco de una de las mezquitas que todavía podría estar enterrada. Se sabe que de la mezquita de Avimoni no quedó ni una piedra después de que encima se edificara la iglesia de Sant Salvador. Arqueológicamente, se pudo constatar porque San Salvador fue incendiada y saqueada en 1936, y se pudo comprobar que del edificio andalusí no quedaba nada. También es irrecuperable la gran mezquita que había debajo del Santo Cristo. Se hará un nuevo georradar en todo el yacimiento porque se quiere tener mayor conocimiento de toda la trama urbana. "No descartamos encontrar alguna sorpresa", asegura Alòs.
La necrópolis dentro de las murallas
El otro gran reto es garantizar la protección de la muralla. Con cuarenta años de excavaciones se han podido averiguar muchas cosas. Otra peculiaridad de Almatà es que el cementerio estaba dentro de las murallas y se ha estado excavando en los últimos años. Se han exhumado 82 individuos enterrados por los ritos musulmanes y sus restos: existen desde víctimas de muertes violentas hasta mujeres embarazadas, y pueden dar muchas pistas de cómo era y cómo vivía la población. Se sabe que tenían una dieta bastante rica y que comían hortalizas, frutas, cereales, bastante carne y pescado. "Las casas excavadas demuestran una planificación bastante cuidadosa", afirma la arqueóloga Helena Kirchner. Tenían entre 120 y 150 m2, eran de planta baja, había patio y letrinas, y estaban construidas para evitar las miradas indiscretas. Con nuevos estudios se podrán tener más detalles sobre la dieta, las plantas –los andalusíes aportaron muchas nuevas especies– o si, por ejemplo, el patio se utilizaba también como corral.
El yacimiento ha estado a punto de desaparecer en dos ocasiones. En la década de los ochenta se proyectó una gran zona deportiva en el Pla d'Almatà, que entonces eran sobre todo campos de cultivo muy parcelados. El consistorio pasó a ser su único propietario. Cuando la máquina excavadora que debía hacer el agujero para una de las piscinas se topó con muchas piedras, se detuvo la obra. Se descubrió que había un área industrial alfarera andalusí. "En el 2006 hubo otro intento de urbanizarlo. Querían hacerse 400 casas adosadas, pero se detuvo gracias, en parte, a la presión ciudadana", afirma Alòs.