Arte

Plensa convierte la exposición en Ceret en un homenaje a las víctimas de la guerra

"Nos parecemos tanto que es absurdo que usemos banderas", dice el artista en la ampliación del Museo de Arte Moderno

CeretLa guerra ha impactado de pleno en la inauguración de la exposición de Jaume Plensa con la que el Museo de Arte Moderno de Ceret inaugura su ampliación este sábado: "Europa vuelve a estar en guerra", lamenta Jaume Plensa. "Hay mucha gente que está muriendo –añade–, muchas casas destruidas y muchos lugares donde no se podrá volver". Así que con carácter de urgencia da una nueva lectura a las esculturas y dibujos con los que acostumbra a reclamar silencio y asegura que los rostros que hay son "un homenaje" a las víctimas de la guerra. "Nos parecemos tanto que parece mentira que usemos banderas", subraya.

A lo largo del recorrido no puede evitar volver a hablar de la invasión rusa de Ucrania: "Es un malentendido absoluto. Hay gente maravillosa en los dos lugares; ojalá que la guerra acabe pronto y volvamos a una cierta civilidad", dice citando al poeta Vicent Andrés Estellés. También recuerda los graves problemas que Oscar Wilde tuvo cuando estuvo cerrado en la prisión de Reading y que ahora Plensa encuentra en Ucrania: "la enfermedad, el hambre y el insomnio". "La escultura tiene una capacidad extraordinaria de generar un lugar de encuentro, que pasen cosas. Es una forma de introducir belleza, preguntas y estados de ánimo en el día a día de la gente", sentencia.

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La obra más reciente

La exposición lleva por título Jaume Plensa. Cada rostro es un lugar (hasta el 6 de junio) e incluye piezas inéditas de nueva producción, de los últimos tres o cuatro años. Es la segunda del artista en el museo desde el año 2015, así que ha concebido una muestra complementaria a aquella que arranca con la versión en mármol de Macael y de dimensiones reducidas de la cabeza monumental que inauguró en Nueva Jersey en octubre. "Estoy obsesionado por invitar al silencio para que podamos escuchar la vibración de nuestros pensamientos". Y justifica que el rostro se haya convertido en una constante en su obra desde que hizo la Crown Fountain en Chicago en 2005 porque en el rostro encontró "un territorio extraordinario para hablar del ser humano". "El rostro es un regalo que hacemos a los otros –explica–, es el gran retrato del alma, una puerta que abrimos a los otros". En cuanto a la exposición, cree que los rostros de los espectadores la completarán.

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Como la exposición está ubicada en la nueva sala de exposiciones temporales, diáfana, la docena de esculturas y los veinte dibujos que la forman dialogan entre ellos. Llama la atención Autorretrato IV (2019), uno de los característicos hombres en cuclillas de Plensa que ahora está protegido por una esfera hecha con letras de diferentes alfabetos. También hay dibujos hechos encima de trozos de sábanas: Plensa coloca la tela encima de algunas de sus esculturas y roza con un carboncillo o un pastel el detalle que quiere que quede grabado encima de la tela. "Son como mortajas de mis esculturas, un registro silencioso, un fantasma", dice Plensa. El recorrido acaba con el retrato de otra chica, llamada Rui Rui, que pide silencio en un rincón de la sala, el recogimiento del cual recuerda a una capilla. Es una escultura en bronce que está suspendida del techo y todavía se pueden observar marcas del tronco de donde proviene: "Cada vez me gusta más la fundición en bronce, permite hacer una fotografía en el tiempo de la vida de un material". También es el caso de cuatro rostros esculpidos dentro de un tronco colocados en círculo. "Tiene un carácter sacro, casi religioso".

Los referentes artísticos de Jaume Plensa coinciden con momentos de la historia del arte que están impregnados de espiritualidad, como el arte mesopotámico, el egipcio, el románico y el gótico. Su manera de alargar los rostros y comprimirlos, como se puede ver en dos cabezas gigantescas de acero inoxidable, Minna y Wilsis, es otra manera de elevarlos por encima de la vida corriente. También lo es convertirlos en una malla metálica como se pudo ver en el monasterio de Montserrat y ahora en Ceret, con las cabezas de Julia y Lou.

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Un nuevo museo, dos años después

Para Jaume Plensa exponer en el Museo de Arte Moderno de Ceret es como volver a casa: "Es como visitar la casa de los abuelos", asegura, por las numerosas calles y plazas de la ciudad dedicados a artistas como Pablo Picasso, Marc Chagall, Juan Gris y André Masson, que trabajaron en la localidad durante las primeras décadas del siglo XX. El museo ha estado cerrado más de dos años y con la ampliación, proyectada por el arquitecto francés Pierre-Louis Faloci, ganador del Premio Nacional francés en 2018, gana 1.300 metros cuadrados. La colección permanente crece en el edificio histórico y la ampliación de Jaume Freixa de los años 90 –triplica el espacio y ahora puede acoger 340 obras–, y el nuevo edificio incluye la sala de 550 metros cuadrados que estrena Plensa y otras dependencias como talleres. La forma responde a los edificios del entorno: "Es como un pequeño río que se hubiese detenido entre las casas", concluye Plensa.

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Después de Ceret, hará una nueva exposición en la sede parisiense de su galería en mayo y en junio volverá a exponer en el Parque de Esculturas de Yorkshire, pero en esta exposición mostrará solo dibujos, en una muestra compartida con el Museo Picasso de Antibes. Además, la editorial italiana Skira publicará un gran volumen que recorrerá toda su trayectoria como dibujante.