Cine

Céline Sciamma: “¿Un 'remake' de 'Regreso al futuro' protagonizado por chicas? Contad conmigo”

BarcelonaDos niñas pequeñas jugando en el bosque y construyendo una cabaña con ramas. Una es la madre de la otra. La imagen se le apareció un día a Céline Sciamma (Pontoise, Francia, 1978) y enseguida supo que la convertiría en una película. Petite maman, que se estrena el viernes, es una pequeña obra maestra de solo 70 minutos, un cuento fantástico e intimista que interpela tanto a niños como adultos y que nos habla de la transmisión de emociones entre padres e hijos y de lo que pueden aprender los unos de los otros. Filmada durante el confinamiento en los bosques donde creció Sciamma, es la película más luminosa y delicada de la aclamada directora de Retrato de una mujer en llamas.

Tráiler de 'Petite maman'
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Girlhood hablaba del amor entre amigas, Retrato de una mujer en llamas del amor entre dos amantes y Petitemaman del amor entre una madre y su hija. ¿Su interés por el amor femenino tiene que ver con el hecho de que el cine se interese sobre todo por el amor entre hombres y mujeres?

— No, no es una reacción, son los sentimientos y relaciones que me interesan más. Pero soy consciente de que mi película es una pequeña isla en el cine actual y de que sus temas no son populares. Cuando se me ocurrió la idea de Petite maman pensé que ya se habría explicado mil veces, incluso que el título estaría cogido, pero no. Los niños y las mujeres tienen el mismo problema en el cine: no se los suele representar como personajes complejos y matizados, no están muy escritos. ¿Y sabes qué? ¡Son los niños y las mujeres los que van más al cine! Esto lo han entendido muy bien las plataformas y lo están aprovechando. Pero es realmente absurdo que una película como la mía sobre la relación entre una niña, la madre y la abuela resulte innovadora.

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¿Cómo tendría que tratar el cine a los niños para no convertirlos en una caricatura?

— Les tendría que dar la oportunidad de ser personajes llenos y no accesorios de otros personajes. Tienen que tener libertad, diálogos, acciones... Yo crecí en los 80 con las películas de Amblin [productora de Steven Spielberg] y los niños estaban muy presentes en el cine. Incluso el ayudante de Indiana Jones era un niño y esto te permitía conectar con su heroísmo. En Francia, El niño, de Charles Chaplin, es la película que más se proyecta en las escuelas... ¡Y es un melodrama sobre un niño huérfano! Los films de Pixar también son increíbles: Del revés es, básicamente, una historia sobre la depresión infantil. En Petite maman, mi principal referencia y guía es Hayao Miyazaki y no decimos nunca que su cine es infantil, sino simplemente cine. Él respeta tanto al espectador adulto como al niño.

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Un título de Amblin de los 80 era Regreso al futuro, que tiene unos cuantos vínculos con Petite maman: las dos son películas sobre viajes en el tiempo en donde el protagonista conoce la versión más joven de sus padres.

Regreso al futuro es una de mis películas favoritas, la estudié mucho en la escuela de cine y me la sé de memoria. Pero son películas muy diferentes: Regreso al futuro trata sobre cómo un chico que era un friqui de joven se hace rico en el futuro gracias a clavar un puñetazo al malo y conquistar a la chica. Es una historia más capitalista que Petite maman.

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¿Qué respondería a una oferta para dirigir un remake de Regreso al futuro?

— [Ríe] Sería muy difícil responder que no. Pero con una chica de protagonista, eso sí. ¡Contad conmigo!

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Y ya que estamos, ¿se animaría a dirigir una película de Marvel?

— Primero intentaría saber en qué consiste el trabajo. Es como si me ofreces escribir un libro, no lo he hecho nunca, no sé qué implica y no sé si tengo la capacidad para hacerlo. Una película de Marvel es también una oportunidad para llegar a mucha gente, así que me preocuparía por la cuestión política. ¿Podré expresar mis ideas? Y sobre todo, ¿me lo pasaré bien? No sé si la oportunidad se presentará nunca, pero tengo que decir que una de las cosas que me han gustado más últimamente es la serie de Marvel Wandavision, una historia muy potente e íntima sobre conservar presente el recuerdo de la persona querida. Conecté mucho.

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Volviendo a Petite maman, ¿por qué nos fascina tanto conocer a nuestros padres de jóvenes?

— Creo que es una manera de comprenderlos mejor y perdonarlos. La familia no la puedes elegir y a veces cuesta entender por qué son como son. Una cosa es que te expliquen que aquel señor que siempre se sienta en la punta de la mesa a quien le dices abuelo fue a la guerra y otra estar con él cuando tiene 18 años y la guerra absorbe su vida. Con Petite maman quería crear una situación que no se da nunca en una familia: la igualdad. Las familias son, por definición, jerarquías, pero yo quería poner a una madre y a una hija en una situación de igualdad que las liberara del imaginario familiar narcisista que arrastramos.

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La protagonista está fascinada por los restos del pasado infantil de su madre. Para los niños es un descubrimiento darse cuenta de que un día sus padres también fueron pequeños.

— Sí, es un descubrimiento que te deja en shock. Y creo que es porque te hace sentir que todo es más frágil. Yo supe que mi padre había sido un niño cuando vi los dibujos que hacía de pequeño. Quizás ya lo sabía de antes, pero fue entonces cuando lo entendí. Y me preocupó mucho, porque aquello quería decir que me cuidaba un antiguo niño! [Ríe] Cuando eres pequeña la vida es muy intensa, todo te provoca grandes emociones y, de alguna manera, parece muy arriesgado que tu seguridad dependa de alguien con el corazón tan frágil como el tuyo.

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Por cierto, ¿cuando supo que quería ser directora?

— Tenía 12 años cuando decidí que quería que el cine formara parte de mi vida, pero todavía no sabía si sería como crítica de cine, guionista o quizás incluso como actriz, puesto que era una mujer y esto es lo que hacían, ¿no? No me planteé que una mujer podía ser directora hasta que a los 16 años vi una película dirigida por una mujer, La vie ne me fait peur, de Noémie Lvovsky, un film precioso sobre la amistad femenina. Pero aun así me inscribí en la escuela de cine como guionista, no sé si porque me daba miedo la idea o porque es difícil desear una cosa que no puedes ver. Y solo me di cuenta de que quería ser directora cuando dirigí mi primera película.