Renuncian a las subvenciones del Memorial Democràtic por ridículas
Las entidades, que sobreviven gracias al voluntariado, piden cambios en la distribución de las ayudas, que pueden ser inferiores a 200 euros
BarcelonaLa Associació Catalana d’Expresos del Franquisme, que se financia con las cuotas de los socios, es una de las entidades que este año renunciará a la subvención del Memorial Democràtic: les daban solo 170 euros y habían pedido 3.000. “La precariedad de las subvenciones es un problema que se arrastra desde hace tiempo y es de fondos. Nosotros tenemos la suerte de que Comissions Obreres nos ha acogido en su local, porque si tuviéramos que pagar alquiler ya ni existiríamos, habríamos desaparecido”, dice Carles Vallejo, que formó parte de la lucha antifranquista, sufrió torturas en la comisaria de Via Laietana y actualmente preside la Associació Catalana d’Expresos del Franquisme. “Somos un servicio público. Vamos a las escuelas, a los institutos, hacemos proyectos, libros, revistas y ponemos en marcha campañas como la recogida de firmas para reivindicar que la memoria democrática forme parte del currículum escolar. Lo hacemos de manera voluntaria, a veces poniendo dinero de nuestro bolsillo”, denuncia. Por eso han decidido renunciar a esta ayuda tan raquítica, según ha podido saber el ARA.
El Amical de Mauthausen decidirá en una reunión el miércoles si renuncia, alega o acepta; lo más seguro es que renuncie: “Es un problema de hace tiempo. Las subvenciones salen tarde, cuando ya hemos avanzado el dinero para los proyectos”, apunta Joan M. Calvo, presidente del Amical. “Nos dan unos 350 euros, una cantidad que no llega al 6% de lo que habíamos pedido. No nos sale por anticipado si tenemos en cuenta las horas que tenemos que dedicar a justificar esta cantidad y toda la gestión administrativa”, añade. El Amical se financia con las cuotas de los socios, pero puede recibir subvenciones para proyectos concretos de otras administraciones del estado o de Europa, porque es de ámbito estatal.
Otra entidad que ha renunciado a la subvención es la Fundació Cipriano García de Comissions Obreres, que este año había pedido una sola subvención para una exposición sobre el movimiento obrero y la Assemblea de Catalunya y le habían otorgado una subvención de 200 euros. En la misma línea que ya renunció a la subvención el año pasado, la fundación critica que el proceso sea el mismo para corporaciones municipales, universidades, productos audiovisuales y editoriales que para entidades del mundo asociativo memorial, porque estas últimas hacen un trabajo “desinteresado y sostenido a lo largo de los años”. La entidad reprueba que de los 92 proyectos subvencionados, únicamente tres hagan referencia al mundo del trabajo y del sindicalismo.
La Associació Memòria i Història de Manresa hace, desde hace años, una importante tarea de recuperación de documentos y capítulos desconocidos de la historia y los difunde. En su caso, no renunciará porque, según su presidente, Joaquim Aloy, no se lo puede permitir. “El Memorial, en sus inicios, daba subvenciones relevantes que nos permitían hacer muchas actividades, pero ahora las cantidades son ridículas. Hace falta un cambio radical y hacer muchos replanteamientos, para que podamos trabajar con cierta tranquilidad”, dice Aloy. “Las subvenciones salieron después de verano, se resolvieron hace una semana y se tienen que liquidar a finales de año; es un problema de calendario, pero también se tienen que reformular las bases”, reivindica Vallejo. Hay otra cuestión, que va más allá de las subvenciones, que es la fiscalidad: las ayudas pueden acabar penalizando. “En España la Iglesia católica no tiene carga fiscal, pero nosotros tenemos que pagar como si fuéramos una sociedad anónima. La situación no tiene nada que ver con las entidades memorialistas de Europa”, lamenta el expreso político.
Todas estas entidades llevarán sus demandas este martes al Consejo de Participación del Memorial. El director del Memorial Democràtic, Vicenç Villatoro, es consciente de que los cambios son necesarios. La prioridad, explica, es que el año que viene las subvenciones salgan a tiempo. “De cara a 2023 cambiaremos las bases –asegura–. Crearemos una comisión para estudiar cómo hacerlo. No tiene mucho sentido que sean tan desmenuzadas”, dice. Este año la cantidad a repartir es de 100.000 euros, inferior al año pasado. El próximo año, según Villatoro, será superior.