Las tribulaciones de una profesora de ética en un mundo sin ética
Una espléndida Àgata Roca y un no menos brillante Xavi Sáez protagonizan 'El imperativo categórico' en el Lliure de Gràcia
'El imperativo categórico'
- Autoría y dirección: Victoria Szpunberg
- Con Àgata Roca y Xavi Sáez
La voluntad de fijarse en la realidad desde un punto de vista crítico, pero no exento de sentido del humor y huyendo del realismo hasta llegar a la ciencia ficción. Sería una forma de definir la ya larga trayectoria de la dramaturga de origen argentino Victoria Szpunberg. Un teatro a menudo anclado en vidas privadas que ilustran problemas sociales de resonancias políticas, como el drama de la gente mayor que queda imposibilitada (El peso de un cuerpo, 2023) o este El imperativo categórico sobre las tribulaciones de una profesora universitaria de ética en situación más bien precaria a quien le gustaría hablar de Kafka aunque el currículo le obligue a hablar de Kant, porque ya se sabe que el imperativo categórico no es opinable.
Pero es que a esta mujer de unos cincuenta años, Clara, le están cayendo encima todas las seguridades que había alcanzado. Recién separada, vive en un piso del que un fondo buitre quiere expulsarla; tiene un vecino ruidosamente insoportable aunque no diga ni pío, y para acabar de abonarlo un alumno se ha quejado en su cabeza, promocionado por encima de ella por razones poco claras. Clara se enfrentará a los desafíos vitales con hombres de todo tipo y con más fuerza que suerte esgrimiendo un cuchillo.
Como es habitual en el teatro de Szpunberg, el drama es el continente, es el contexto para un tratamiento más bien ligero, de comedia, de unos conflictos que en la vida real afectan a muchas personas y que seguro que les resultan menos humorísticos. La autora sobresale como directora de un texto muy bien presentado donde destaca la estructura y la habilidad por unos diálogos cortos, pero muy precisos, que hacen creíbles las sucesivas situaciones y mantienen el interés de la función. Una función comandada por una espléndida Ágata Roca y un no menos brillante Xavi Sáez que da vida a todos los personajes masculinos, o sea el resto, en un imaginativo espacio escénico de Judit Colomer.