Ágata Roca: "Hablamos mucho de cómo lo tendrán los jóvenes, pero, ¿y los mayores?"
La actriz barcelonesa y Xavi Sáez protagonizan 'El imperativo categórico', de Victoria Szpunberg, en el Teatre Lliure
BarcelonaEl sistema se puede girar en contra en cualquier momento, aunque no te hayas desviado ni un milímetro de lo que la sociedad espera de ti. Y aunque tengas cincuenta años y seas profesora de filosofía en una universidad de renombre. "Clara G. no es nada antisistema, ha hecho siempre lo que tenía que hacer –dice la dramaturga Victoria Szpunberg–. Es una mujer ordinaria, pacífica, estudiosa, obediente". Pero de repente se encuentra en la cuerda floja: tiene la menopausia, se ha divorciado, sobrevive con un contrato precario y la están a punto de echar del piso donde vive porque han vendido el edificio a un fondo buitre. Todo ello hará que se replantee "algunas máximas morales que todos damos por buenas". Es el punto de partida de El imperativo categórico, una propuesta escrita y dirigida por Szpunberg, con Àgata Roca y Xavi Sáez como protagonistas, que se podrá ver en el Teatre Lliure de Gràcia del 28 de febrero al 24 de marzo.
"Es difícil encontrar una obra de ficción sobre una mujer madura", dice el director del Lliure, Julio Manrique. Para Àgata Roca, el papel de Clara G. es "un regalo". "Ya no podré quejarme que no se escriben papeles chulos para actrices maduras", dice la actriz, que reconoce que ha descubierto "un mundo, el de los profesores asociados, que desconocía absolutamente". "Pensamos que los profesores de universidad viven bien, y no es verdad". Y añade: "Hablamos mucho de cómo lo tendrán los jóvenes, pero, ¿y los mayores? Hay mucha gente de nuestra generación que no puede vivir en la ciudad". Szpunberg decidió abordar el problema de la vivienda después de sufrirla en primera persona: "Es escandaloso, los precios han subido de forma abrumadora. Siempre lees noticias, lo sabes por amigos... Pero en el momento que me puse a buscar piso, fue cuando me di cuenta de cómo está el tema, sobre todo si eres una persona sola".
"El imperativo categórico es un concepto patriarcal"
Szpunberg se declara una gran aficionada de la filosofía, una disciplina que "se retroalimenta con el teatro". Asesorada por el escritor y filósofo Albert Pijuan, en El imperativo categórico se encara con el concepto ético más popular de Immanuel Kant: actúa sólo según esa máxima que puedas querer que se convierta en ley universal. "Si hay un filósofo que ha generado un sistema de pensamiento rígido, contundente y al mismo tiempo rigurosísimo, es sin duda Kant –dice la dramaturga–. Pero el imperativo categórico es un concepto muy patriarcal, porque busca leyes generales y no tiene en cuenta las experiencias somáticas, del cuerpo". En este sentido, Clara G. idea "una microrevolución": elimina a Kant del plan docente e incorpora a Kafka. Según Manrique, lo que Szpunberg aborda es "la dicotomía entre flexibilidad y rigidez". El Anticristo, de Friedrich Nietzsche, que Szpunberg trabajó hace pocos meses en el Temporada Alta de Girona, también aparece en la obra. "Nietzsche echa caña a Kant", explica la dramaturga.
"Me gusta mucho hacer una obra de autoría catalana, viva y actual", dice Xavi Sáez, que encarna "los distintos tipos de hombre que aparecen en la Ilíada que vive la protagonista". "Obviamente que no todos los hombres son miserables, pero en este caso me interesaba representar a hombres que sirvieran de paradigma del sistema patriarcal", explica Szpunberg, que ha querido alejarse del "teatro confesional" y trabajar sobre todo a partir de diálogos. "Es un texto revolucionario, porque huye de la actual ola de obras escritas desde una posición posdramática", según Manrique.