La compañía celebra 30 años con la reestrena de 'Delicades' en el Teatre Goya

T de Teatre: "Las mujeres tenemos que ser jóvenes siempre, cuando somos mayores ya no interesamos"

Carme Pla, Àgata Roca, Marta Pérez y Mamen Duch en la sede de T de Teatro
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BarcelonaDicen que el tiempo se les ha pasado volando, pero a la vez viajan con una maleta llena a rebosar de experiencias. Las actrices Carme Pla, Àgata Roca, Marta Pérez y Mamen Duch son T de Teatre, una de las compañías de referencia en Catalunya. Este año cumplen 30 en los escenarios y lo celebran con la reestrena de Delicades, uno de sus espectáculos más emblemáticos, que se verá a partir de este jueves 15 de julio, en el Teatre Goya.

¿Cómo recordáis los inicios?

Carme Pla: Recuerdo mucho la ilusión de esa época. No esperábamos nada, todo vino de las ganas de hacer algo, sonó la flauta y funcionó.

Ágata Roca: De repente parece que no pueda ser, 30 años son muchos. Pero cuando piensas te das cuenta que han pasado muchísimas cosas. Tuvimos mucha fuerza. En vez de esperar que sonara el teléfono, decidimos generarnos nosotras el trabajo. En ese momento no pensábamos que esto sería nuestra vida, como ha sido y es.

C.P.: Tampoco teníamos nada que perder.

À.R.: No invertimos ni dinero, la primera función la hicimos con muebles de contenedores y nuestra ropa. Cuando cobramos el primer caché ya pudimos ir a comprar ropa al Zara y algún mueble.

¿Ha sido difícil seguir juntas durante tantos años?

Marta Pérez: Es como un matrimonio de muchos años. No todo es un camino de rosas, evidentemente, pero siempre hemos tenido el objetivo común de salir adelante y de intentar buscar en cada montaje lo que queríamos hacer. Esta libertad nos ha ayudado. Todas hemos podido trabajar fuera siempre que hemos tenido otros proyectos, esto nos ha dado mucho aire.

C.P.: La dificultad no es tanto la convivencia sino qué haces cada vez. Al principio, los Petits contes misògins y los Homes! fueron muy bien. Pero cada vez que acabábamos uno, decíamos: ¿y ahora qué hacemos? 

À.R.: Todavía nos pasa ahora.

¿Cómo es trabajar con amigas?

À.R.: Cuando empezamos no éramos tan amigas como lo somos ahora. Habíamos estudiado juntas en el Institut del Teatre, pero la química que hay ahora no tiene nada que ver. Poder trabajar afuera está muy bien, pero a la vez te echas de menos. T de Teatre es casa para nosotras.

M.P.: Es importante que el liderazgo esté bastante repartido. Y a la vez es muy difícil. 

C.P.: También es clave estar de acuerdo con lo más básico. Siempre hemos tenido claro que queremos disfrutar con lo que hacemos. Al principio teníamos una fórmula que funcionaba muy bien, pero teníamos ganas de hacer otras cosas. Y lo sacrificamos y nos arriesgamos.

¿Cómo definiríais vuestra esencia?

M.P.: En general la línea escenográfica siempre ha sido muy minimalista. Nos interesa hacer una comunicación directa con el público.

À.R.: Es curioso porque la gente cuando nos viene a ver dice: “Esto es muy T de Teatre”. ¿Pero qué quiere decir exactamente? Supongo que es la conjunción de muchas cosas. De entrada en esto de explicar historias independientes entre sí, como por ejemplo hacemos con Delicades, en las que el público se siente muy identificado. También hay esta mezcla de humor y sarcasmo, de reírnos de nosotros mismas. 

¿Os ha pesado el hecho de ser una compañía solo de mujeres?

À.R.: En ningún momento nos ha condicionado en nada negativamente.

C.P.: Tampoco hemos hecho bandera de ello. 

M.P.: Quizás la fórmula tenía singularidad en su momento e hizo que algunas puertas se abrieran, pero fue bastante inconsciente.

À.R: El mérito que podamos tener no es por el hecho de ser mujeres. Es el hecho de aguantar una compañía tantos años. 

C.P.: A veces nos decían: “¡Sois cinco mujeres! ¿No os peleáis entre vosotras?” ¿Qué os creéis, que porque somos mujeres estamos todo el día discutiendo?

Mamen Duch: A los hombres no creo que les preguntaran si se pelean o no. Creo que se ha despertado la creatividad, porque muchos dramaturgos actuales han tenido que escribir textos para nosotras.

Con la serie Jet lag en TV3, vuestra popularidad dio un salto. ¿Cómo recordáis esa época?

M.D.: El primer día de emisión nos vio más gente que en todos los 10 años que llevábamos de teatro. Es bestia.

C.P.: Fue una época de éxito. Hacer una serie así significa que mucha gente te reconoce por la calle, te viene a ver al teatro. 

À.R.: Era también una época dorada de la tele. Se podía hacer una sitcom con público en directo. 

M.D.: Ahora es bastante impensable.

À.R.: De alguna manera nos ha permitido estar vigentes constantemente. Cada año están reemitiendo la serie. El teatro no tiene tanta vigencia como la televisión.

M.D.: En ese momento los hombres todavía no habían entrado en la compañía. Fue una manera de trabajar con muchos actores como Anna Lizaran, Rosa Novel, Francesc Orella. Era como estrenar una obra de teatro cada jueves y con un reparto diferente.

C.P.: Entonces hacíamos Això no és vida y mucha gente que venía a comprar la entrada decía: “Para estas chicas de Jet lag”. Si esto sirve para que la gente vaya al teatro, bienvenido sea.

T de Teatre en 1994 en una foto promocional del espectáculo 'Homes!'

¿Habéis notado la ausencia de papeles para actrices, a medida que os vais haciendo mayores?

À.R.: Hay una generación que desaparece. Tenemos una compañera de 45 años que le ofrecieron hacer de madre de una actriz de treinta-y-tantos. Esto te alarma mucho. Las de 50 y 60 ya desaparecemos. ¿Qué pasa, no interesa ver a una mujer de 50 o 60 años en la pantalla? 

M.D.: Además, siempre es la madre de alguien. Nunca te pasa a ti la historia. Siempre recae en el adolescente o el joven. Cuantas más mujeres haya dirigiendo y escribiendo, antes empezará a cambiar, porque explicarán su propia historia. 

C.P.: Es un reflejo de la sociedad. Las mujeres tenemos que ser jóvenes siempre, cuando somos mayores ya no interesamos. 

M.D.: Pero quien más consume cultura son las mujeres a partir de 50 años. Es curioso que no se hagan cosas para ellas.

À.R.: A veces no te das cuenta hasta que eres mayor. Piensas: “Pero si es ahora cuando podría explicar aquello que hice con 30 años”. Y ves a protagonistas de series y películas muy jóvenes que corresponden a alguien mayor. Es un error. 

M.D.: Como actriz te sientes mucho mejor. Ya conoces tu instrumento, tienes un oficio, sabes qué tecla tocar.

¿Qué diagnosis hacéis del estado del sector?

M.D.: Creativamente está en ebullición. La gente joven empuja con fuerza, pero no lo tienen nada fácil.

C.P.: A veces cuando está más difícil económicamente, hay más creatividad. Pero ahora hay una crisis mundial. Ya es un sector delicado y no tiene todo el apoyo que tendría que tener. 

M.D.: Siempre he oído que el teatro y la cultura están en crisis. Pero es verdad que cuando empezamos fue una época muy buena. Podíamos hacer teatro y vivir tranquilamente. Ahora no.

C.P.: Los sueldos se empezaron a degradar. Antes trabajabas tres meses y tres meses no, pero cobrabas lo suficiente como para poder aguantar. Ahora trabajas un mes y solo tienes para ese mes. 

À.R.: Y, a pesar de todo, el teatro siempre se acaba salvando, es incombustible. 

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