Baloncesto

El pintor de fachadas libanés que salvó a un grupo de chicas de un régimen misógino

Majdi Majzoub creó un equipo de baloncesto para proteger a las jóvenes de un campo de refugiados

BarcelonaLas historias más guapas nacen en los lugares más hostiles. El campo de refugiados de Chatila, en el sur de Beirut, fue el escenario hace diez años de un pequeño milagro. Majdi Majzoub, un pintor de fachadas libanés, quería proteger a su hija Razan de los peligros de crecer en un entorno duro para las chicas. El proceso a menudo comienza con el matrimonio infantil y termina en malos tratos, drogas y crímenes de honor. Este padre creó un equipo de baloncesto con la intención de proteger a chicas como su hija.

"Soy un hombre de deportes y sé la importancia que puede tener. Puse en marcha el equipo porque quería proteger a mi hija y sus compañeras de los problemas que tenían a su alrededor, donde había mucha droga y hasta y todo armas de fuego. Quería asegurarme de que tuvieran un futuro en libertad y que pudieran encontrar su sitio en una sociedad hostil", dice al ARA Majzoub.

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"Si queremos cambiar la sociedad debemos poder garantizar que las chicas tengan un buen futuro. Los hombres pueden hacer lo que quieran solos, pero las mujeres no. Tuve que luchar contra la mentalidad de muchas familias, ya que los cambios cuestan.A algunas familias les daba miedo la reacción de la sociedad al ver chicas practicando deporte con camisetas de manga corta.Tuve muchos problemas y algunas personas se enfrentaron a mí.Pero hubo gente que creyó en mí y poco a poco poco fuimos construyendo el proyecto", explica.

La historia fue difundida internacionalmente gracias a Txell Feixas, que la dio a conocer en el libroAliadas, donde explica que gracias al baloncesto las chicas han superado las adversidades y han podido hacer frente al peor rival: la violencia machista. Una productora alemana quiere llevar ese relato entrañable al cine.

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“El deporte es una gran herramienta que da oportunidades y ayuda a pensar en positivo. Las chicas salen de casa, van a un sitio seguro y no tienen contacto con malos hábitos”, asegura Majzoub. Las jugadoras se convirtieron en una cadena de empoderamiento extraordinario. "Nuestra reputación fue creciendo y la gente cambió su mirada. La sociedad evoluciona, pero no a la velocidad que algunas veces quisiéramos. Creo que este equipo de baloncesto se ha convertido en un buen ejemplo, en un espejo en el que muchas niñas pequeñas pueden mirarse. Es una especie de símbolo, ya que sus protagonistas están avanzando en sus estudios y están conociendo nuevas experiencias", explica.

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Majzoub hipotecó todo su dinero en este proyecto. Diez años después, un grupo de chicas de entre 16 y 26 años están visitando estos días a Catalunya para dar a conocer la iniciativa y recaudar fondos. La campaña Juega por las niñas valientes, que tiene a Abacus y la Federación Catalana de Baloncesto como colaboradores, tendrá como punto culminante la jornada solidaria, que tendrá lugar este domingo en Girona. Durante todo el día la ciudad albergará actividades deportivas, talleres, conciertos y espectáculos. Uno de los platos fuertes de la jornada será la asistencia del equipo a El Partido de Todas, el enfrentamiento de baloncesto más solidario en Fontajau entre el Spar Girona y el Perfumerías Avenida. "Este viaje nos está ayudando a visibilizar nuestra realidad y ahora nos sentimos capaces de conseguir cualquier cosa", argumenta.

Las chicas de Chatila son un agente de cambio en un régimen dictatorial, patriarcal y misógino. "Si tienes confianza puedes luchar por tus sueños, pero la mentalidad árabe no siempre permite que las chicas se construyen su futuro sin miedo. Si abres tu mente, puedes darte cuenta de que la vida es preciosa, pero eso requiere un cambio de mentalidad. Nuestro siguiente paso es entrar en las escuelas", dice Majzoub, que antes de apostar por el baloncesto se dedicaba al fútbol.

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"El baloncesto, una medicina"

Una de las jugadoras del equipo es Amenah al-Madani. “El baloncesto es como una medicina. Al principio sólo me dio todo el apoyo a mi madre. Mi padre me preguntaba por qué lo hacía, pero después acabó entendiéndolo y también me dio todo su apoyo”, explica.

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