Un Barça histórico levanta la segunda Champions consecutiva
Los azulgranas consiguen el título máximo de balonmano en los penaltis después de un partido trepidante
BarcelonaEl Barça vuelve a levantar la Liga de Campeones de balonmano. En una auténtica fiesta en Colonia, el conjunto dirigido por Antonio Carlos Ortega ha celebrado sobre la pista su talento y su resiliencia con el segundo título europeo consecutivo. La victoria ha llegado en los penaltis después de 70 minutos de máxima igualdad contra el Kielce. Gonzalo Pérez de Vargas ha parado el tercer lanzamiento de los polacos, de Alex Dujshebaev, y Ludovic Fàbregas no ha fallado en el siguiente intento. Con esta Champions, el club azulgrana ya en suma dos este año: fútbol sala y balonmano.
El Barça ha saltado a la pista del Lanxess Enarena sin prisa, pero también sin pausa. Ha llevado la batuta del partido, ha controlado la esférica y ha avanzado con paso firme y decidido, sometiendo al portero rival, Andreas Wolff, en los primeros compases de partido hasta conseguir una ventaja máxima de tres goles (10-7). El Kielce ha reaccionado recortando el marcador con un juego físico y duro, pero el Barça no ha caído en la trampa. Con el empate a 12 en el marcador, el partido ha vuelto a empezar. La contundencia y agresividad del equipo polaco ha sacado de quicio al conjunto catalán a ratos.
El encargado de guiar y contemporizar al Barça ha sido Aleix Gómez. El extremo, jugador formado en la casa, ha sido diferencial, el faro que ha guiado a los culés hasta el título, empezando por su recital en las semifinales. Su historia de amor con el Barça empezó la temporada 2009/2010, procedente de la OAR Gràcia de Sabadell. Durante los 60 minutos de esta final, el vallesano ha vuelto a ser clave con diez goles.
Con la igualdad máxima en el marcador, el partido se ha decidido en los pequeños detalles. Un inmenso Wolff bajo palos ha dado alas al Kielce en la segunda parte, en la que el Barça ha sufrido más que en la primera para construir jugadas colectivas. Suerte han tenido los de Ortega con Pérez de Vargas, que ha emergido para mantener la igualdad en los momentos de debilidad. A cinco minutos del final, el luminoso estaba empatado a 25.
El Barça, sin embargo, quería reescribir la historia. No tenía suficiente con llegar a la final. Su meta en esta final four era volver a Barcelona con el enorme trofeo continental por segundo año consecutivo, lo que nunca había pasado desde que el torneo se resuelve en Colonia. Los esfuerzos de toda la temporada tenían que tener su recompensa. El equipo, que había sufrido para volver a estar en el Olimpo del balonmano en un año de transición, estaba a 30 segundos del silbato final con una diana de ventaja en el marcador. Pero un descuido en defensa ha permitido a Karalek igualarlo en el último segundo.
Una prórroga inesperada
La prórroga ha sido una jarra de agua fría para los culés. En los cinco minutos de la primera parte del tiempo extra ha pasado de todo: ataques eternos, defensas irregulares y goles que llegaban a cámara lenta. Cuando el árbitro ha silbado el descanso, el Barça estaba por delante (30-29), pero el Kielce ha vuelto a repetir la gesta del tiempo reglamentario. Con el empate a 32, la pugna se ha marchado en los penaltis.
Desde los 7 metros, el Barça ha sido sencillamente perfecto. Primero Aleix y después Dika Mem y Richardsson han enviado la pelota a la red, dejando el terreno preparado para una obra maestra de Pérez de Vargas. Ante Dujshebaev, jugador que conoce a la perfección de la selección, el capitán del Barça ha hecho minúscula la portería y ha enviado la pelota rebotada a la grada con la rodilla. La final estaba a punto de caramelo y Fàbregas ha sellado la segunda Champions seguida. La maldición de Colonia ya hace rato que ha desaparecido.