Fútbol

La cárcel de oro de Cristiano Ronaldo

A cambio de ser el jugador mejor pagado, el portugués será la joya de la corona de la campaña de los saudíes para limpiar su imagen

BarcelonaCristiano Ronaldo ha acabado encerrado en una cárcel de oro, víctima de su arrogancia. Su obsesión por continuar considerándose el mejor jugador del mundo ha provocado un giro inesperado en su carrera. En los últimos meses exigió a su agente, Jorge Mendes, que le encontrara un equipo de primer nivel, de los que juegan en la Champions, donde tuviera un gran sueldo. Este club, sin embargo, no existía. Y unos meses más tarde el futbolista nacido en la isla de Madeira ha acabado en el fútbol saudí, en el Al-Nassr, con un sueldo astronómico pero lejos de aquella Liga de Campeones que quería ganar de nuevo. Y lo hace sin Jorge Mendes a su lado. Según la prensa portuguesa, Mendes y Cristiano han separado sus caminos después de años consiguiendo contratos que les llenaban los bolsillos a los dos.

Según ha informado el periodista portugués José Manuel Ribeiro, quien ha cerrado el contrato de Ronaldo con los saudíes es Ricardo Regufe, un portugués que durante años trabajaba con la marca de ropa Nike, hecho que lo acercó al futbolista cuando estab en el Real Madrid. A pesar de que los derechos de imagen del futbolista todavía los gestiona Polaris, una empresa que pertenece al conglomerado de Jorge Mendes, este acabó harto del comportamiento de Cristiano, con el que se habrían peleado. La relación entre los dos se fue complicando cuando el delantero decidió abandonar la Juventus, donde no conseguía ganar la Champions y donde no se sentía respetado ni por los compañeros ni por los aficionados. Después de ofrecer el jugador a muchos clubes, entre los cuales el Manchester City de Pep Guardiola, Cristiano acabaría volviendo al Manchester United, donde ya había jugado del 2003 al 2009. La vuelta, sin embargo, fue traumática. “No se llevaba bien con nadie en el vestuario, ni con los portugueses. Sus exigencias acabaron dejándolo en el banquillo. Y el Manchester United se quejó oficialmente a Mendes por su comportamiento”, explica Ribeiro.

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Cristiano pidió de nuevo a Mendes que le encontrara un contrato con un club de primer nivel, pero ningún equipo estaba dispuesto a pagar una millonada por un futbolista de 37 años que tenía fama de huraño. Cuando Mendes le dijo a Cristiano que tenía que entender que se había cerrado las puertas de los grandes clubes europeos, separaron caminos. Y entró en acción el Al-Nassr.

Las primeras ofertas de los saudíes no fueron escuchadas por un Cristiano que todavía se creía con opciones de jugar en un aspirante para ganar la Champions. Pero a medida que pasaba el tiempo, gente como Ricardo Regufe lo convencieron para aceptar la propuesta saudí. Si pocos años antes el jugador decía: "[Quiero acabar] mi carrera en lo alto, con dignidad, en un gran club. Esto no quiere decir que piense que irse a Estados Unidos, Qatar o Dubái no esté bien, pero yo no me veo aquí", acabó aceptando marcharse al fútbol saudí después de hacerse despedir del Manchester United dando una entrevista con el periodista Piers Morgan en la que criticó a todo el mundo dentro del club inglés.

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70.000 espectadores y 7 extranjeros

“En esta historia hay dos puntos de vista. Uno es el de Cristiano, que ha jugado mal las cartas para seguir en Europa al primer nivel. Pero quien las ha movido bien son los saudíes. Ellos consiguen mucho más que un fichaje”, dice Ribeiro. “Los saudíes están en plena ofensiva para potenciar su fútbol. Es un país más rico y más grande que Qatar, con una gran tradición de fútbol, como se vio con su selección en el Mundial. Una liga donde llenan estadios con 70.000 espectadores y donde los clubes pueden tener 7 extranjeros. Su fichaje es un primer paso, no pararán aquí. En los últimos años han decidido apostar por el deporte para consolidar su posición en el mundo”, dice el gallego Raúl Caneda, que ha entrenado a Arabia Saudí. Cristiano vivirá en una jaula de oro donde ganará 200 millones de dólares por temporada, cosa que lo convertiría, por mucho, en el atleta mejor pagado de todo el mundo, pero todavía no sabe si podrá vivir con su pareja, Georgina, puesto que no están casados. “La ley religiosa saudí no lo permite. Cristiano se convierte en la cara de un régimen nada democrático que utiliza el fútbol a cambio de continuar ganando dinero”, concluye Ribeiro.

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Después de años cerrado, el reino de Arabia Saudí imita a sus vecinos de la zona usando el deporte para proyectar una imagen concreta al extranjero. La idea es que los extranjeros piensen que es un estado que se moderniza, con una imagen simpática, cuando por dentro continúa siendo una dictadura. Los saudíes tienen tanto dinero que pueden traer a Lionel Messi 24 horas a su país para hacer de embajador turístico y fichan a Cristiano. Y encuentran a compañeros de viaje dispuestos a aceptar su dinero a cambio de esconder en un cajón sus ideales, como Gerard Piqué y Luis Rubiales con la Supercopa. Además, quieren celebrar unos Juegos Olímpicos de Invierno y organizar un Mundial de fútbol. Cristiano, atrapado en su cárcel de oro, no es nada más que el inicio de una campaña muy ambiciosa, puesto que los saudíes tienen más dinero que Qatar.