Giro de Italia

Simone Yates, el hombre que tocó el cielo en la montaña donde más había sufrido

El ciclista británico gana el Giro de Italia tras una exhibición en Finestre, donde rompió el corazón del joven mexicano Del Toro

BarcelonaEl triunfo de Simon Yates en el Giro de Italia podría ser presentado como prueba de que la justicia existe. En el fondo todos sabemos que los bonos no siempre ganan y que no siempre tenemos segundas oportunidades, pero en el caso del ciclista británico no ha sido así. de la Vuelta a España del 2018. Su triunfo se fraguó en la penúltima etapa, en una de las subidas más duras de los Alpes, aquella en la que siete años antes el propio Yates había sufrido una de las derrotas más duras de su carrera. magnífico. Bien cierto que no estaban Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, los grandes dominadores del ciclismo en estos momentos, pero la gran carrera italiana –aquella nacida hace más de un siglo en las páginas de color rosa de la Gazzetta dello sport– ha emocionado con la gran puesta de largo del joven mexicano Isaac del Toro (UAETeam), que con apenas 21 años, ha liderado la clasificación durante casi toda la carrera, y ha plantado cara primero a un Juan Ayuso –que acabó retirándose– y después al ecuatoriano Richard Carapaz (el sábado se va cuando ya no, con Yates). el último día era una etapa casi de turismo por Roma, pasando por el Vaticano, tal y como había querido el ya difunto papa Francisco.

Y todo gracias a la etapa del sábado, una etapa por recordar, de las que emociona. El ciclismo, aunque acabe manchado cada dos por tres por la voluntad de ser más fuertes y rápidos, es un deporte con gran capacidad para crear historias sorprendentes. Pocos guionistas pueden competir contra un deporte en el que un hombre comienza rodeado de gente, para acabar en algún momento solo luchando contra rivales, contra sí mismo y contra la naturaleza. Un deporte de relatos homéricos, en el que deportistas como Yates pueden conseguir la redención siete años después de haber terminado rotos, en el mismo escenario.

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En el 2018 Simon Yates mandaba el Giro de Italia con un dominio abrumador que parecía anunciar su triunfo, pero en la etapa en la que tocaba subir el temible cuello de Finestre, un puerto del Valle de Aosta en el que el final está sobre el suelo con su pendiente salvaje, se va en su pendiente salvaje; Froome, que le superó con una gran exhibición. Pero siete años después, el destino le ha dado una segunda oportunidad de forma poética a Yates, puesto que los organizadores habían programado una penúltima etapa con ascenso al collado de Finestre. Siete años después, Yates se sacó la espina al puerto más duro de la carrera, batiendo el récord de la ascensión de la cumbre con un tiempo de 59'23 tras un ataque decidido que dejó sin respuesta a Del Toro y Carapaz, que acabaron intercambiándose reproches al final de la prueba. El ecuatoriano acusaba al joven mexicano de haber perdido el Giro por no haber hecho una buena lectura de la carrera al no seguir a Yates, y Del Toro se defendía diciendo que el propio Carapaz tenía opciones en la general. Y tampoco le siguió. No pudieron o no supieron hacerlo y la fiesta terminó siendo inglesa. "Esto es la parte cruel del ciclismo, pero estoy muy contento de acabar segundo. Esta semana he demostrado que puedo competir por la victoria final. He sorprendido a mucha gente en este sentido", decía el mexicano, que explicaría que Richard era segundo en la clasificación, así que pensó que era lógico que él saliera detrás de Yates. "Yo quería seguir a Carapaz si atacaba, podía perder la primera posición, pero no la segunda", se justificó un hombre que se ha presentado en sociedad al ciclismo de primer nivel durante este Giro.

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De Bury a Roma

Simon Yates, imperial en esa última etapa de montaña y ayudado por el siempre espectacular Wout van Aert, pudo entrar victorioso en Roma, un honor reservado a pocas personas. "Cuando vi el recorrido, tenía en mente intentar hacer algo. Sigue siendo especial saber que fui capaz de hacerlo", explicaba el ciclista nacido en Bury, que ha logrado hacerse con un palmarés bastante digno en una época en la que le ha tocado competir contra gigantes.

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Yates empezó a hacer ciclismo, ya que era el deporte que amaba a su padre. Tanto él como su hermano gemelo Adam, que también ha brillado profesionalmente, empezaron a ir al Velódromo de Manchester cuando acompañaban a su padre, John, que se estaba allí recuperando después de haber sido atropellado mientras pedaleaba. Y así acabaron dando el salto al ciclismo de carretera para formar parte de una generación dorada del ciclismo británico con nombres como Chris Froome, con quien compartiría habitación y aventuras, como esa derrota del 2018. Siete años después, el ganador ha sido Yates.