Barça

Ansu Fati y Dembélé: dos formas diferentes de enfrentarse al abismo

El primero decide no operarse, en contra del consejo de los médicos del Barça, y el otro continúa su pulso con el club

BarcelonaMuchas ilusiones se había hecho Xavi Hernández de cara al primer tramo de 2022. Antes de marcharse de vacaciones de Navidad con buen sabor de boca gracias a una actuación muy convincente en el campo del Sevilla, el entrenador contaba con de tener un tridente ofensivo joven, con chispa y margen de mejora para afrontar la segunda vuelta de la Liga. Las negociaciones para incorporar a Ferran Torres estaban en el rush final, Ousmane Dembélé le repetía que quería renovar como azulgrana y Ansu Fati esprintaba para dejar por fin atrás una lesión muscular asociada a los 11 meses de inactividad causados por una rotura en el menisco izquierdo. Cuando falta poco para que se acabe el enero, la realidad es terca: solo el valenciano se apunta a la "regeneración" prometida por Joan Laporta. En cambio, los otros dos atacantes han salido de la ecuación. Ansu ha recaído de la lesión en el bíceps femoral y Dembélé ha decidido, a instancia de su agente, ir a la guerra contra el club.

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El jueves en San Mamés, el Barça perdió opciones de revalidar la Copa, pero sobre todo lloró una nueva lesión de su goleador más capacitado. El hispanoguineano, con el que se había trabajado desde la máxima prudencia, jugó más de la cuenta porque el partido se fue a la prórroga y se rompió el mismo músculo que ya tenía afectado. Si la primera exploración en Bilbao pronosticó un mínimo de dos meses de ausencia, lo cual ya suponía un golpe durísimo para el joven ariete, los resultados de las pruebas del día siguiente fueron todavía menos amables. La resonancia mostraba una lesión con afectación en el tendón proximal, un diagnóstico que en 2017 llevó a Dembélé al quirófano. El doctor Ricard Pruna recomendó esta solución para asustar el fantasma de las recaídas, igual que tuvo que hacer con Sergi Roberto, víctima de dos reinjuries los últimos meses en el mismo músculo. Pero Ansu arrugó la nariz, explican desde el vestuario, influenciado por las cuatro intervenciones que le tuvieron que practicar durante la tortuosa recuperación de su menisco.

Como había debate, el jugador, el entrenador, los médicos y los recuperadores se dieron un día de margen para reflexionar y se han reunido este lunes en la ciudad deportiva después del entrenamiento. Bori y Brahima, padre y hermano del afectado, así como Jorge Mendes también han formado parte del encuentro en el que Pruna ha expuesto argumentos favorables a la operación, que iría a cargo del especialista finlandés Lasse Lampainen. Aun así, los Fati, asesorados por expertos externos, apuestan por el tratamiento conservador. Ven que Ansu puede driblar el quirófano y tener unos plazos más cortos que si optara por la cirugía, de forma que si todo va bien podría competir antes de final de temporada. A cambio, sin embargo, este plan incluye un riesgo de recaída mayor, puesto que el éxito de la recuperación depende más que nunca de las cargas físicas, un factor que se tendría que medir con mucho cuidado. En este sentido, la tarea del fisioterapeuta que ha trabajado en las últimas semanas con el jugador, Carlos Nogueira, sería vital. También Ansu tendría que poner de su parte a la hora de aprender a escuchar a su cuerpo. Su juego es explosivo y cualquier error de cálculo podría llevarlo a dar pasos atrás: es lo que tiene el riesgo. El último comunicado del Barça no contiene tiempo de baja pero no se espera que sea inferior a los dos meses.

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Moussa Sissoko se pone nervioso

También ha decidido jugársela Dembélé. De diferente manera, porque él (ahora) no está lesionado. Su pulso es con el club, y concretamente por la renovación que lo instan a aceptar para que no quede libre el 30 de junio. Asesorado por Moussa Sissoko, un representante poco discreto y muy heterodoxo, el extremo francés quiere dilatar los tiempos para decidir qué hace con su carrera. Su posición es legítima porque lo ampara un contrato blindado, pero choca del todo con los planes de la dirección deportiva, que preveía la ampliación del Mosquito para liberar masa salarial y recuperar el control sobre un futbolista que, a pesar de su decepcionante legado como azulgrana, todavía tiene proyección y mercado.

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La estrategia de Mateu Alemany para contrarrestar la indefinición de Dembélé ha sido decir públicamente que el culebrón solo tiene dos finales posibles: renovación o salida antes del 31 de enero. El aviso ha tenido consecuencias deportivas –Xavi ha excluido al jugador de los últimos dos partidos oficiales– y también ha picado a Sissoko, que primero llamó a los periodistas para denunciar la posición del club y después filtró una reunión para esta semana de la que no hay constancia en los despachos del Camp Nou. Las posturas están enrocadas y Alemany sigue más pendiente de ofrecer al extremo a clubes de la Premier League que de volver a negociar. Pero el mercado cierra dentro de siete días y Dembélé, que este fin de semana ha alegado problemas gástricos para no presentarse a la ciudad deportiva, sabe que el calendario juega a su favor. Si aguanta las presiones, el 1 de julio será libre, a pesar de que corre el riesgo de quedarse sin jugar. Y si compite, teniendo en cuenta su historial médico, se expone a lesiones que podrían condicionar los millonarios planes de Sissoko de cara a verano. No money, no party.

Pendiente de lo que pase con Dembélé, algo imprescindible para saber si podrá incorporar a otro delantero o a un lateral izquierdo que oxigene al discutido Jordi Alba, Xavi ya ha aceptado quedarse con Luuk de Jong hasta el verano, una vez el neerlandés ha transmitido que no quiere marcharse al Cádiz a luchar por no bajar a Segunda. La gestión del ex sevillista, autor de dos goles decisivos a principios de 2022, vuelve a poner de manifiesto una cierta volubilidad en la planificación deportiva. De repente, De Jong se ha consolidado en el once en detrimento de su compatriota Memphis, más noticia en los últimos días por sus clases de castellano que por su aportación en el césped.