El Barça se ha convertido en lo que Messi y compañía tanto habían temido
La remontada en el Metropolitano mantiene a los azulgranas en dinámica ganadora

BarcelonaEl Bayern de Múnic de 2020 tenía rasgos tácticos muy marcados, jugadores de gran nivel técnico y también notables capacidades condicionales. Era un equipo bien entrenado, pero sobre todo impresionó por su mentalidad. Era un conjunto que jugaba como si no temiera perder o como si la derrota, simplemente, no fuera una posibilidad. Los futbolistas de la plantilla, los mismos que estaban haciendo un fútbol pobre con Niko Kovač, creyeron a ciegas en la idea de Hansi Flick y la aplicaron con un punto de fanatismo que sorprendió a muchos.
"No podéis jugar con la línea defensiva tan arriba –decían los expertos–, que Mbappé y Neymar te liquidarán en el espacio". "No puede presionar de forma tan feroz durante todo el partido, necesita un plan B", apuntaban otros. El Bayern de Flick siguió jugando a su manera, dejó a cero al PSG de Neymar y Mbappé en la final de la Champions y ganó los seis títulos de ese ciclo histórico del 2020. Era un equipo con celo, entusiasmo y una confianza incluso insultando en sus posibilidades y forma de jugar. Con ese plan hundió al Barça de Leo Messi en una noche pandémica de infausto recuerdo en Lisboa. Es el peor recuerdo europeo que el argentino y su generación se llevan de sus años en el Camp Nou. La obra de una bestia negra temida en... hasta esta temporada.
Pero el Bayern de Flick no necesitó demasiadas hazañas como la del Barça el domingo en el Metropolitano. Era tan superior a sus oponentes que, normalmente, les aplastaba sin contemplaciones antes de que pudieran soñar con nada que no fuera terminar el partido con menos de cuatro goles encajados. Pero sí, en determinados momentos, demostró ese tesón y resistencia a las adversidades que está exhibiendo el Barça de Flick. Por ejemplo en las Supercopas, sin las cuales no existiría el sexteto. En la de Europa, un arbitraje grotesco (y un paro milagroso de Neuer) se encargó de llevar el partido ante el Sevilla en la prórroga. Ya allí, un gol de Javi Martínez aseguró el título. En la de Alemania, el Dortmund de un Haaland voraz había igualado después de empezar perdiendo 2-0. El equipo del noruego, más fresco, parecía claramente en disposición de acabar con el recorrido triunfal del conjunto de Flick, pero Neuer volvió a disfrazarse de Krampus para asustar a Haaland y evitar el 2-3 en un mano a mano clarísimo. Poco antes del final, Kimmich hizo un esfuerzo inconmensurable por recuperar solo un balón y se inventó una jugada, en colaboración con Lewandowski, que suponía el quinto título de ese ejercicio frenético. Más adelante caería el sexto, el Mundial de Clubs.
¿Por qué Flick no confía en los planes B?
Es increíble que Hansi Flick haya vuelto a hacerlo. Y de nuevo con un tiempo récord. Más allá de los títulos que pueda conseguir, su Barça es un equipo de tremenda personalidad. La idea futbolística es innegociable y no hace falta plan B porque éste ya llega desde el banquillo, como Ferran Torres. ¿Qué significa plan B? ¿Adelantarse en el marcador y ceder la iniciativa al rival? No, esto Flick nunca lo hará. Entre otros motivos porque tampoco te asegura la victoria, más bien todo lo contrario, y porque Flick no siente el fútbol de esa manera. Quiere ganar, pero quiere hacerlo divertiendo, emocionante y creando sentimiento de pertenencia. Y su Barça es exactamente eso: un equipo divertido, emocionante y con gran sentimiento de pertenencia. Esta última cosa la cultiva un estilo de juego que case con la identidad y la historia del club, pero las raíces hay que encontrarlas en los jugadores. El Barça, en este sentido, tiene un tesoro llamado Masia.
Sobre el eje Cubarsí, Marc Bernal cuando se recupere y Lamine Yamal, el conjunto azulgrana puede aspirar a construir un equipo fascinante. Bien rodeados por otros jugadores hechos en casa, como Dani Olmo, Alejandro Balde, Marc Casadó, Gavi o Fermín; por futbolistas que han llegado de fuera pero que viven el fútbol con ese mismo latido, como Pedri, y por las estrellas internacionales que el club pueda permitirse, caso de Raphinha, que con el entrenador alemán está brillando como nunca.
En realidad da igual si este primer Barça de Flick gana el triplete, el sexteto, sólo la Liga o la Copa o, incluso, absolutamente nada. Podría ocurrir porque el fútbol es el deporte más imprevisible, pero sí se pueden prever ciertas cosas. Una bastante evidente es que este equipo, por plantilla, por estructura de edad, por entrenador y por idea futbolística, puede marcar una era en el club. Éste debería ser el principal objetivo del Fútbol Club Barcelona. Hacer que esto sea posible. En el Bayern, Flick lo ganó todo, pero fue el sueño de una noche de verano.