BarcelonaAhora mismo, una vez finalizado el derribo completo de la tercera gradería, el Camp Nou ofrece una imagen mezcla de melancolía y apocalipsis. Sin la piel y altura habituales, el edificio parece una obra propia del brutalismo arquitectónico más extremo y al mismo tiempo desprende una extraña belleza. Pero, en cuestión de un año y un mes, el período que va desde ahora hasta noviembre del 2024, la constructora Limak está segura de que podrá remodelar las dos primeras gradas del estadio para que sean aptas para acoger a 65.000 espectadores y que la estructura de la nueva tercera gradería ya esté terminada, aunque no estará operativa. La empresa turca y el Barça, que dicen que las obras avanzan según lo previsto, están convencidos de que el balón volverá a rodar en el Camp Nou en aproximadamente 400 días.
El presidente azulgrana, Joan Laporta, y su junta directiva han asegurado varias veces que el compromiso de Limak de que se pueda celebrar el 125 aniversario del club en el Camp Nou, junto con el precio ofrecido, fueron dos aspectos clave para que la constructora turca fuera la escogida en la licitación por delante de las españolas. Los argumentos principales por los que están seguros de que podrán cumplir los plazos son dos, según explican al ARA fuentes del proyecto: "Las siete grúas gigantes situadas en las inmediaciones del Camp Nou, que permiten trabajar en el interior del estadio sin que la maquinaria ocupe el terreno de juego, y la forma de trabajar turca, intensa y cuadriculada". De todas formas, casi siempre que menciona el regreso de noviembre de 2024, Laporta incluye la puntualización "siempre que no haya imponderables".
Respecto al primer argumento, el poder que tiene Limak es que las grúas —de 85 metros de altura y 85 metros de longitud de brazo— son de su propiedad y, por tanto, no debe pagar el alquiler elevado que habría que pagar si fueran ajenas. De hecho, llegaron en julio al Camp Nou por vía marítima procedentes de otros proyectos que Limak estaba realizando en Oriente Próximo. De este modo, cuando el Barça vuelva a disputar partidos en Les Corts no será necesario montarlas y desmontarlas antes y después de cada enfrentamiento, lo que agilizará las obras.
"Van a saco"
El otro argumento que exponen es que Limak y sus trabajadores tienen una forma de trabajar muy diligente. "Van a saco", resume una de las personas conocedoras del proyecto consultadas por este diario. Precisamente, esta forma de trabajar ha provocado un conflicto durante la remodelación del Camp Nou: las quejas de los vecinos de Les Corts por los incumplimientos de los horarios de las obras por parte de la constructora y la posterior multa del Ayuntamiento de Barcelona en el Barça al comprobar que se habían sobrepasado las horas permitidas (de 8 ha 20 h y una hora extra hasta las 21 h para trabajar sin maquinaria). Incluso hubo movimiento de maquinaria en plena madrugada.
"El razonamiento de Limak es que ellos no pican fuera de horario, que solo realizan movimientos para poder empezar a picar a la hora en punto", explica la misma fuente. "Pero es evidente que el movimiento de maquinaria implica ruido y molestias a los vecinos", puntualiza. "Esta restricción de horarios es un aspecto que a Limak le costará entender. Si fuera por ellos, harían tres turnos de trabajo y ahora solamente les dejan hacer dos", apunta, por su parte, un especialista en la construcción de estadios deportivos. Actualmente, según explicó el club azulgrana en la asamblea del sábado, hay 450 trabajadores sacando adelante la obra, una cifra que se incrementará a medida que avance la remodelación. Fuentes del proyecto han informado a este diario que aproximadamente la mitad de los empleados vienen de fuera y se alojan en apartamentos y hoteles ubicados en los alrededores de Barcelona.
¿Por qué Limak ha podido hacer la oferta más económica?
Aparte de los motivos por los que el Barça y Limak están seguros de que la remodelación cumplirá los plazos, el ARA también ha podido conocer los aspectos que han comportado que la oferta de Limak, una empresa muy cercana al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, fuese más económica que las de las constructoras españolas que se presentaron en el concurso. Contando los intereses, el coste será de 1.070 millones de euros, a los que hay que añadir otros 200 para posibles contingencias y 179 para pagar intereses financieros.
"Para Limak es un proyecto estratégico. Por eso están dispuestos a tener menos margen de beneficio que las demás empresas. Esta obra le abrirá puertas en Europa y Latinoamérica", justifica una persona conocedora de los planes de la constructora turca. Limak pretende que Barcelona sea su centro de operaciones durante esa expansión. De hecho, la empresa está a punto de inaugurar su sede en la capital catalana. Estará ubicada en el número 682 de la avenida Diagonal, donde antes tenía las oficinas la consultora KPMG, muy cerca de los jardines de Pedralbes.
El resto de argumentos mencionados para rebajar el precio es el hecho de que Limak tiene una cementera que forma parte de su holding desde principios de 2000, una aventura que en su momento supuso un fuerte impulso para la empresa junto con el hecho que Erdogan llegara a la presidencia de Turquía en 2003. Esta circunstancia comporta que tengan mayor control sobre el coste de uno de los dos principales materiales para levantar la remodelación del Camp Nou. En cuanto al otro material, el acero, Limak, que convive históricamente con la inflación turca —el Banco de Turquía anunció que el país cerrará el 2023 con un 60% de inflación—, suele pactar un precio fijado antes de empezar las obras para que éste y otros contratiempos externos, como las guerras, no afecten exageradamente al coste final. "Eso supone que pueda rebajar el impacto de las posibles contingencias", asegura la misma fuente.