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El Barça llora la muerte de Raimon Carrasco, presidente del club entre 1977 y 1978

Su vida estuvo marcada por el fusilamiento de su padre, el dirigente catalanista y católico Manuel Carrasco i Formiguera

ARA
y ARA

BarcelonaEl Barça está de luto. Este domingo ha muerto a los 98 años el expresidente del club Raimon Carrasco i Azemar. El club azulgrana ha hecho un comunicado en el que expresa su dolor por la muerte del que fue dirigente entre 1977 y 1978. Los jugadores del primer equipo lucirán un brazalete negro este domingo en el partido contra el Real Madrid en recuerdo de su figura. El Barça ha transmitido su más sentido pésame a su familia.

Nacido en Barcelona el 17 de febrero de 1924, Carrasco fue presidente del club del 18 de diciembre de 1977 al 1 de julio de 1978, desde el final de la presidencia de Agustí Montal hasta las primeras elecciones democráticas después de la Guerra Civil, celebradas el 6 de mayo de 1978. Su vida estuvo marcada por la sobrecogedora experiencia de la detención y fusilamiento de su padre –el dirigente catalanista y católico Manuel Carrasco i Formiguera–, que cayó en manos de las autoridades franquistas y fue fusilado en Burgos en 1938. De hecho, el resto de la familia y el propio Raimon Carrasco también fueron detenidos en el mismo incidente, pero fueron intercambiados por prisioneros franquistas.

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Al volver a Barcelona, se hizo socio del club el 30 de octubre de 1940, con solo 16 años. Acabados los estudios de derecho, trabajó en el sector de los seguros y en la empresa Indústries Agrícoles, y empezaba así una trayectoria profesional que lo llevó a la década de 1960 al Banc Industrial de Catalunya y a Banca Catalana, donde fue director y posteriormente presidente. Participó en varias iniciativas empresariales y culturales, entre las que se puede destacar Òmnium Cultural o Enciclopèdia Catalana, empresa en la que fue presidente del consejo de administración de 1996 a 2006.

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Vinculado a los sectores catalanistas

Vinculado a los sectores catalanistas más dinámicos de la época, Narcís de Carreras lo llamó para incorporarse como vocal de la junta del club que presidió desde enero de 1968. Su presencia en las directivas de aquella época provocaba una gran incomodidad a las autoridades, porque automáticamente hacían recordar el asesinato de su padre. Sin embargo, Carrasco fue el único compañero de la directiva de Narcís de Carreras que Agustí Montal quiso incorporar a su candidatura de 1969. Lo hizo secretario. De este modo, fue uno de los miembros fundamentales del equipo de Montal, que forzó la catalanización del club hasta donde era posible y optó por una política de firmeza ante las arbitrariedades deportivas que sufría el club, según recuerda el Barça en su web. En 1973 Montal revalidó la presidencia y Carrasco se convirtió entonces en vicepresidente del club, cargo que ocupaba mientras se sentaba en el palco del Santiago Bernabéu el día del 0-5, una de sus alegrías más grandes, que ocurrió justamente el día de su 50.º aniversario. Toda la vida recordó que aquel había sido el mejor regalo de aniversario que le habían hecho nunca. 

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Ganador del primer título desde 1974

En diciembre de 1977 Carrasco se convertiría en presidente del Barça. Solo ocupó el cargo seis meses. Vivió la final de la Copa del Rey, que se ganó ante la UD Las Palmas, y era el primer título desde la Liga de 1974. Fue el primer título desde el fin de la dictadura y por primera vez el club pudo ofrecerlo a la Generalitat. También presidió el partido de homenaje y despedida a Johan Cruyff en su etapa de jugador, con un Barça-Ajax disputado en el estadio el 27 de mayo de 1978. Pero, sin duda, el trabajo más comprometido de su mandato fue la organización de las elecciones a la presidencia del club, las primeras después de la Guerra Civil en la que todos los socios podrían elegir democráticamente a su máximo dirigente. En este cometido fue especialmente pulcro para garantizar la neutralidad del club. Ganó Josep Lluís Núñez.

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Desvinculado desde entonces de la dirección del club, Carrasco estuvo siempre presente cuando se requería su presencia y cuando se le pedía consejo, según se recuerda en el obituario que ha enviado el Barça este domingo. En diciembre de 2015 recibió la insignia que acreditaba sus 75 años como socio y también hizo acto de presencia con el resto de los presidentes en el acto de despedida a Cruyff en abril de 2016. Fruto de su trayectoria, en 2013 la Generalitat de Catalunya lo distinguió con la Creu de Sant Jordi.