El Barça martiriza a Simeone y se ilusiona con una exhibición (0-3)

BarcelonaSueña, este Barça. Se anima, ahora que por fin logra que los hechos den la razón a Xavi, con buen juego y resultados. Tras la dulce resaca europea, el equipo azulgrana saqueó el campo del Atlético de Madrid con una facilidad algo inesperada, ya que nadie había ganado hasta ahora, en el Metropolitano. A veces, los equipos de fútbol necesitan recibir golpes para hacerse fuertes, como este Barça, que no deja de perder a jugadores por lesión, pero no afloja, ya que los jóvenes de la Masia siempre suman. Y con Lewandowski repartiendo regalos, el Barça estiró las orejas de un Simeone que aún no ha derrotado a Xavi, y se empeñó de paso en perseguir el sueño, según algunos factible, según otros todavía utópico, de ganar la liga y la Champions.

En el campo del Atlético, donde nadie había ganado en Liga, el Barça supo sufrir y golpear cuando tocaba. Supo esperar durante muchos minutos, para acelerar después y golear con un gran partido de Lewandowski listo como un hurón, entendiendo siempre qué hacer. Y así, el Barça es ya segundo en la clasificación. Le ha costado Dios y ayuda, superar al Girona, pero de momento ya es él quien persigue al Madrid en la clasificación. Y todo con un gol de João Félix. Debía ser él, quien abriera el camino del triunfo.

Visitar el campo del Atlético de Madrid normalmente te hace perder años de vida, pero el Barça salió más joven. No es un lugar donde puedes pasearte un domingo vestido de veintiún botones y volver a casa sin mancha en la ropa. Por el contrario, los rivales te la desgarran, especialmente si has sido jugador suyo antes, como el caso de João Félix. Pero el portugués acabó con una carcajada travieso, al final de un partido redondo. Y mira que parecía imposible ganar después de perder a futbolistas como Cancelo y Christensen. El centro del campo azulgrana se cogía con pinzas, con tantas bajas, que provocaba que Gündogan acabara jugando de pívot, lejos de su amigo Lewandowski, junto a Sergi Roberto y Fermín cerca.

La ley del ex

Cuando Andreas Christensen se lesionó durante el calentamiento, el protagonista era ya João Félix, el futbolista que pertenece al Atlético, pero viste de azulgrana. El portugués, con su ademán altivo, había sacado de quicio a la afición madrileña cuando celebró el gol del triunfo en el partido de ida en el estadio Olímpico. Xavi, que le ha condenado a ser suplente en los últimos meses, puesto que no parece muy motivado cuando entrena, le puso en bandeja una oportunidad para reivindicarse con la titularidad. Dicho y hecho. Siempre que juegan estos dos equipos, los futbolistas que han defendido la camiseta del otro equipo suelen marcar, sean Luis Suárez, David Villa o Antoine Griezmann. Le tocaba marcar de nuevo al portugués, pues, como si estuviera escrito en destino, como si un ser superior así lo dictaminara. La ley del ex, suelen decirle. Tenía que ser él el encargado de marcar el primer tanto del partido, por supuesto.

Y mira que hasta entonces João Félix había hecho poco, como si fuera un alma en pena. Pero justo antes del descanso aprovechó el segundo ataque con sentido de los azulgrana para mimar el balón al fondo de la red, con asistencia de Lewandowski. A diferencia del partido de ida, el portugués no le celebró. Y si tenía intención de hacerlo, sus compañeros no se lo dejaron hacer, ya que le abrazaron enseguida, más para protegerle que para felicitarle. Lo escondieron de las iras de los aficionados locales.

Era un duelo en el que tocaba saber sufrir y esperar. Porque inicialmente, el partido se había jugado tal y como había querido el equipo local, más agresivo, más enchufado. Xavi, dando descanso a Lamine Yamal, insistía con Raphinha, la niña de sus ojos, un hombre incansable que no acaba de tener suerte. En cambio, sí jugaba el joven Pau Cubarsí defendiendo la bandera azulgrana junto a un amigo como Héctor Fort. Más minutos para jóvenes de la Masia, para que descubran que en el Metropolitano, no te regalan nada. Lugares donde aprendes, ganes o pierdas.

Durante buena parte del encuentro, la defensa azulgrana sobresalió, e hizo caer a Morata una y otra vez en la trampa del fuera de juego y consiguió que el dominio local no se tradujera en una lluvia de disparos a portería. Casi el único chut azulgrana antes del descanso, en cambio, fue gol. Pese a las bajas y al escenario, el Barça ganaba. Las cosas iban bien, pero Xavi no tenía suficiente y acabó expulsado antes del descanso por protestar, cuando ni era un partido con jugadas polémicas.

El gol lo cambió todo. Simeone, que ha perdido absolutamente todos los partidos que ha dirigido contra Xavi, hizo entrar al descanso a Griezmann y Memphis, pensando que si João Félix había marcado contra su ex equipo, estos dos también podrían hacerlo. Pero quien vio portería sería Lewandowski, casi en la primera jugada de la segunda parte, después de un fallo de un rival demasiado precipitado. Se hartó de hacer regalos, el Atlético, y el Barça lo aprovechó para hurgar en la herida con el tercer gol, obra de Fermín, otro joven de la Masía que casi nunca falla. Constante como pocos, es otro de los jóvenes que le cambia la cara a un equipo que acabó con Vitor Roque en el césped. Una jornada redonda, para que la felicidad europea no desaparezca del rostro de los aficionados y los jugadores. Una semana por enmarcar de un equipo que pierde jugadores, pero gana en confianza.