Barça

El Barça de Xavi salva los muebles cuando parecía ahogarse (1-2)

Se impone en Las Palmas tras una primera parte floja gracias a un gol de penalti de Gündogan en el último minuto

BarcelonaEl Barça se ha especializado en salvar el cuello. A la espera de jugar bien, saca adelante los partidos no sabe muy bien cómo, con goles milagrosos en los últimos minutos. En Las Palmas, tras una primera parte floja, acabó llevándose los tres puntos gracias a un penalti en el último minuto transformado por Gündogan (1-2). Seguir al equipo se ha convertido en un acto de fe, ya que parece jugar un deporte diferente si lo comparas con equipos como el Girona. Es un equipo herido que carga dudas pero flota en lugar de hundirse, y ya es tercero en la clasificación. Ahora quizá su realidad sea intentar acabar entre los cuatro primeros y lo suficiente, jugando como juega. lento. Mientras algunos jugadores se esconden, debía ser Sergi Roberto quien intentara defender la bandera barcelonista. Un equipo sin pólvora, demasiado blando en defensa. Una olla de gajos. Si éste debía ser el día para ver una nueva forma de gestionar el equipo, con mano dura, no acabaron de verse resultados hasta los últimos minutos. En Las Palmas salió un equipo indolente, como si hubiera salido a jugar con pijama y bostezando. Sólo las carreras de Sergi Roberto, todo corazón, parecían dar vida a un equipo plano que se impuso de forma agónica. Ver al Barça así duele. Cuando consigue marcar, lo hace sufriendo, mordiendo los labios, sin animar. Y un técnico, Francesc Xavier Garcia Pimienta, que era patrimonio de La Masia hasta hace poco. Un entrenador que soñaba con dirigir el primer equipo mientras cuidaba a los jóvenes de la cantera. Pero cuando Joan Laporta llegó, le echaron. No era de su cuerda. Y Pimi se buscó la vida, y encontró un puerto donde echar raíces en Las Palmas, donde saben valorar el buen juego. Vivir a medio camino de distintos continentes les hace amantes de la alegría, del ritmo, del juego ofensivo. García Pimienta ha encajado y su equipo es modélico: sabe qué quiere hacer y sabe cómo ejecutarlo. Contra el Barça quizá no tuvo tanta posesión como en otras ocasiones, pero era valiente con una defensa situada casi en medio del campo. Ponía todos los jugadores juntos, ahogando Gündogan y De Jong. Y el Barça caía en la trampa de buscar balones a espaldas de la defensa canaria. Cuando no caían en fuera de juego, el guardameta Valles llegaba antes. Pura frustración.

Cancelo, KO

Lewandowski, jugando de titular con el joven Vitor Roque en el banquillo, no tocaba ni un solo balón, forzado a jugar lejos de la época. Raphinha, un fantasma. Tampoco hacía nada un Ferran que jugaba en el sitio de João Felix. Xavi había convertido el encuentro en una declaración de intenciones dando la titularidad a quien se lo merece. Así pues, el portugués quedaba señalado. Ahora, quienes jugaron de titulares no enamoraron, y más de uno suspendió. Un naufragio en toda regla en el primer tiempo, que se maquilló después. Y por si fuera poco, Cancelo se lesionó ya antes de los cinco minutos.

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El destino de este Barça es hacer sufrir. Lejos queda el recuerdo de un Barça que enamoraba, éste es un vía crucis, con problemas tácticos e individuales y un banquillo que pierde la salud sin encontrar ideas. Al cabo de 10 minutos, un balón perdido acabó con el gol canario. Un gol demasiado fácil, creado por jugadores a los que no marcaba nadie y dos viejos conocidos haciendo de las suyas. Sandro dando la asistencia y Munir marcando ante Iñaki Peña. Una nueva broma del destino: que un equipo entrenado por un entrenador que Laporta no quería estuviera enseñando en el Barça cómo jugar al fútbol con un gol creado por dos ex jugadores azulgranas. Qué forma de empezar el año, encajando una derrota que sitúa al Barça en una nueva realidad. Ya no se trata de perseguir al Girona y al Madrid, se trata de asegurar estar en la Champions, ya que el Athletic de Bilbao se acerca de forma peligrosa a la clasificación. En el descanso, de hecho, el Barça era quinto en la clasificación.

Si ante el Almería Xavi había estirado las orejas de los jugadores al descanso, en Las Palmas debió pasar lo mismo. El técnico vallesano estaba tan decepcionado que ni celebró demasiado el gol del empate. El gol, feo, después de un montón de rebotes. Ferran, que poco había hecho, batió a Valles con un buen disparo, en un inicio de segunda parte en el que el Barça había reaccionado gracias a dos jugadores con el corazón grande, Sergi Roberto y Raphinha. El equipo, tras tocar fondo en la primera parte, al menos ahora lo daba todo, cerrando los canarios en su área. Xavi olía sangre y dio minutos a Lamine Yamal y un João Félix que debía hacerse perdonar sus pecados. Poco hizo el portugués, así que acabó debutando Vitor Roque, que demostró poner más ganas. El héroe poco esperado acabaría siendo Gündogan, que recibió un penalti claro en el último minuto que transformó él mismo. El Barça respira. Gana tiempo. Le hacía falta.

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Las Palmas 1-2 FC Barcelona

  • Las Palmas: Valles, Sergi Cardona, Mika Mármol, Saúl Coco, Álex Suárez (Sinkgraven 83'), Moleiro, Perrone, Javi Muñoz, Kirian Rodríguez, Munir (Marc Cardona, 59') y Sandro Ramirez (Pejiño, 67').
  • FC Barcelona: Iñaki Peña, Cancelo (Christensen, 10'), Araujo, Kounde, Balde, Sergi Roberto (Fermin, 78'), Gündogan, De Jong, Raphinha (João Felix, 71'), Lewandowski (Lamine Yamal, 71' ) y Ferran Torres (Vitor Roque, 78').
  • Goles: 1-0 Munir (11'), 1-1 Ferran (56') y 1-2 Gündogan (93').
  • Árbitro: Pablo González Fuertes (Comité Asturiano).
  • Tarjetas amarillas: Sergi Roberto (20'), Xavi Hernández (20'), Álex Suárez (58'), Saúl Coco (79'), Lamine (81'), Javi Muñoz (87'), Kirian (88').
  • Tarjetas rojas: Sinkgraven (91').
  • Estadio: Gran Canaria.