Barça

Disección de la rabia del vestuario del Barça

El vestuario no encuentra el consuelo tras la dolorosa derrota ante el Atlético de Madrid

BarcelonaEl Barça completó la primera vuelta de la Liga (19 jornadas) de la forma más amarga posible. Los de Hansi Flick jugaron uno de sus mejores partidos de la temporada ante un rival directo por el campeonato, el Atlético de Madrid, pero encajaron un gol en la última acción del tiempo añadido que arruinó incluso un empate (1-2). Con Iñigo Martínez, el marcador azulgrana más solvente, sumado al ataque para intentar alcanzar los tres puntos con épica, la defensa quedó desguarnecida y entre Rodrigo de Paul, Nahuel Molina y Alexander Sørloth sirvieron una pesadilla inmerecida en Montjuïc. La frustración deja al Barça a tres puntos (que pueden ser seis) de los colchoneros, candidatos al título gracias a una plantilla reforzada a golpe de ampliación de capital. En dos meses y pico, los del Cholo Simeone podrían recortar hasta 16 puntos a los culés. Mientras, el Real Madrid está en disposición de situarse cinco puntos por encima de la clasificación. Es hiriente.

Con Flick en el banquillo, el Barça es víctima de los contrastes. El equipo más goleador de la competición, autor de 55 dianas, estaría en posiciones de descenso si sólo contaran los méritos acumulados a partir de noviembre. El conjunto que tiene los futbolistas más inspirados de cara a portería (entre Lewandowski y Raphinha acumulan 25 goles) encadena tres derrotas consecutivas en casa, algo que no ocurría desde hace 37 años, es decir, cuando Leo Messi era un bebé. La escuadra que mejor presiona de la Liga y que sublima la técnica del fuera de juego ha encajado siete goles más que el Getafe, uno de los contendientes que luchará por no bajar a Segunda. Este Barça que celebra la irrupción de Marc Casadó, el momento más dulce de Pedri, la consolidación de Pau Cubarsí y Lamine Yamal y la capacidad de humillar al Madrid de Kylian Mbappé en el Santiago Bernabéu (0-4) también ha hecho la tercera peor primera vuelta en cuanto a puntos de los últimos 20 años: ha sumado tres menos que el pasado curso con Xavi Hernández.

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El bajón cuesta mucho tragar, pero hay estadísticas que lo explican. Por ejemplo, la de ocasiones claras falladas, 50 en 19 enfrentamientos, más que ningún otro equipo de la Liga. El Barça también es líder destacado en balones al palo: ha estrellado 16. La última fue el sábado ante el Atlético de Madrid y fue clave para entender el desenlace del duelo. Con 1-0 en el marcador, Raphinha envió al larguero de Jan Oblak una gran asistencia de Pedri, y pocos minutos más tarde De Paul colocó el 1-1 en el primer remate madrileño entre los palos de Iñaki Peña. Centímetros que arrebatan la gloria. El extremo brasileño, que ha pasado de ser transferible a erigirse en capitán y alma del Barça, se declaró culpable de la derrota: "Asumo la derrota. He fallado un gol y también el pase que ha provocado el 1 -2". El ex del Leeds no encuentra consuelo en la buena actuación colectiva, que es lo que precisamente esperanza buena parte del barcelonismo de cara a lo que resta de temporada. "Muchas veces prefiero jugar muy mal y acabar ganando", sentenció.

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"De nada sirve si no las metemos"

Por su parte, Flick, que siguió el partido desde la grada por la expulsión en el campo del Betis, huyó de la lectura resultadista: "Hemos jugado un partido brillante, increíble, especialmente en la primera parte, pero también en la segunda. Este es el equipo que quiero ver. Estoy muy orgulloso, pese a la decepción. No nos hemos rendido, hemos vuelto y esperamos mantener este estilo el próximo año". El entrenador alemán ve el vaso más lleno que otros miembros del vestuario. "Hay que ser más listos y no descubrirnos tanto detrás", lamentó Pedri. "No puede que nos lleguen dos veces y nos marquen dos goles", deploró Cubarsí, que también hizo hincapié en la falta "de finura" y "de decisión" para resolver en el área contraria. Otra voz interna consultada por el ARA se hace cruces a raíz de las oportunidades perdidas: "De nada sirve jugar bien si después no marcamos un gol ni en el arco iris. No jodamos, va".

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La decepción y la rabia se apoderaron del vestuario. El equipo se sintió superior al Atlético y acabó con un palmo de nariz, castigado tanto por la falta de efectividad como por los propios errores. Flick quiso enviar un mensaje de calma, alabando el juego del equipo, aunque admitió –como Pedri– que no estuvieron vivos en los momentos clave. Para el alemán, el parón de Navidad "llega en un buen momento". "Todos necesitamos este break", insistió, al tiempo que disculpó a sus pupilos de la derrota ante un rival "del mismo nivel". Con todo, sí lamentó las derrotas previas en casa contra el Leganés y Las Palmas: "No podemos regalar puntos en casa". Internamente, y molesta por los últimos resultados, una voz del vestuario lamentaba a este diario que el equipo debería tocar más de pies en el suelo a pesar de haber hecho grandes actuaciones en la mayoría de partidos grandes de esta temporada. De poco sirve si después se dejan escapar puntos contra rivales inferiores.