El Barça se consuela con una segunda posición que no tapa las grietas del club (3-0)
Con un ambiente extraño en las gradas y sin hacer un gran partido, el equipo de Xavi derrota al Rayo con goles de Lewandowski y Pedri
BarcelonaYa es triste tener que celebrar una segunda posición. La temporada que debía servir para iniciar una nueva era y añadir copas al museo termina con una segunda posición que sirve para no agrandar la herida de un Barça que se desangra. Demasiados frentes abiertos para terminar una temporada larga como un día sin pan, dura como atravesar un desierto sin agua. Contra el Rayo Vallecano el Barça certificó que jugará la próxima temporada la Supercopa de España y que el Girona no le superará en la clasificación. Triste consuelo para un club que malvive económicamente, con dudas sobre la gestión, sin saber qué pasará en el banquillo con Xavi y qué jugadores podrán llegar. A la espera de la última jornada, con un viaje al campo de un Sevilla que compite con el Barça en cómo no deben gestionarse las cosas, la temporada parece terminada. Nadie sabe lo que puede pasar ahora en un club volcánico como éste.
Un club que ha recibido tantas veces que ni la masa social parece tener ganas de protestar. El último partido de la temporada en Montjuïc se jugó de nuevo con un ambiente más propio de Port Aventura que de un club de fútbol de primer nivel. Algunos pañuelos, algunos gritos de “Barça sí, Laporta no”, algunos que no estaban de acuerdo y poco más. No hace tanto, las gradas habrían visto un debate sobre la gestión del presidente, con algunos aplaudiendo y otros silbando, pero ahora mismo los socios que se expresan parecen actores a los que los turistas toman fotos, como si fueran una atracción más. La mayor parte de la gente que sube al Olímpic Lluís Companys no volverán, están de vacaciones. Y la mayor parte de los socios no quieren regresar a Montjuïc. Quieren volver al Camp Nou y que acabe todo este infierno, que el Barça deje de sufrir. Sin embargo, parece que todavía va por largo.
Contra el Rayo Vallecano el Barça no falló. De nuevo, no fue una gran actuación, pero con servicios mínimos el equipo ya ultima el expediente. Un buen centro de Lamine Yamal, siempre activo, permitió a Robert Lewandowski marcar un gol que podría mostrarse a todos los jóvenes que quieran ser delanteros: cómo poner el cuerpo, cómo bajar el balón con el pecho y cómo chutar. Rayo, que con un punto se salvaba, tampoco forzó mucho, ya que los resultados que le llegaban significaban que perdiendo ya estaba salvado. En una tarde del domingo como las de antes, con los teléfonos sustituyendo a los viejos transistores, el partido de Barcelona fue suficientemente secundario y solo se animó al final, cuando Pedri entró y marcó dos goles. Otros campos llegaban noticias de clubs que intentan no bajar, de Sorloth marcando un montón de goles contra el Madrid y del Girona luchando por acabar la temporada lo antes posible en Mestalla. Pero en Barcelona poco.
El Rayo aprovechó la indolencia azulgrana para disfrutar de alguna ocasión, especialmente una de Pathé Ciss después de una buena jugada, pero siempre daba la sensación de que sería el Barça quien marcaría, en caso de poner una marcha más . Raphinha, que volvía a la titularidad, lo intentó un par de veces y Lamine también. Poco más. La primera parte, con un ritmo bajo y ese sol agradable de los fines de semana de primavera en los que se anuncia la llegada del verano, invitaba a cerrar los ojos y echar una siesta. Xavi, que sabía que todo el mundo le miraba para intentar encontrarle en la cara alguna pista sobre su futuro, intentó mejorar el equipo haciendo entrar a Christensen por Sergi Roberto en el descanso, pero el ritmo siguió siendo bajo. Si el Cádiz no marcaba, el Rayo tampoco tenía ganas de arriesgarse demasiado. Cancelo, cuyo gol no subió al marcador por falta previa, y Raphinha lo intentaban, pero el partido no era nada del otro mundo. La sentencia llegó a 19 minutos para el final, con un disparo seco de Pedri tras una buena jugada de João Félix, que había entrado en la segunda parte. Pedri, que ha vivido un año muy duro, aprovechó que el Rayo ya tiraba la toalla para hacer el tercero poco después de ganar la espalda de los centrales.
El último partido en casa vino a ser una buena metáfora del estado anímico de un Barça gato. Un club donde ahora mismo cuesta animarse cuando se habla del equipo masculino, convertido en el extremo opuesto del femenino. El partido fue encaminándose hacia el final sin emoción, con cierta tristeza, como cuando quedas con tu pareja y ya has decidido que la relación termina. Una temporada de corazones rotos, de divorcio sentimental con giros de guión entre el presidente y el entrenador. Y con una segunda posición extraña, puesto que la cifra de puntos es muy buena pero hace meses que se sabía que el equipo no podría seguir el ritmo del Madrid. El Barça acabará segundo pero más infeliz que el Girona, tercero. El último partido en casa de una temporada que debía servir para disfrutar acabó con una goleada sin demasiada historia, algo de debate en la grada, muchas selfies y, especialmente, frialdad. Mucha frialdad.
FC Barcelona 3-0 Rayo Vallecano
- FC Barcelona: Ter Stegen, Kounde, Cubarsí (Araujo, 62'), Iñigo Martínez, Cancelo, Fermín (Pedri, 63'), Sergi Roberto (Christensen, 46'), Gündogan, Lamine Yamal, Lewandowski (Vitor Roque, 80' ) y Raphinha (João Félix, 62').
- Rayo Vallecano: Dimitrievsky, Balliu, Mumin, Lejeune, Espino. Ciss, Valentín (Crespo, 62'), Isi Palazón (Unai López, 79'), De Frutos (Rativo, 62'), Álvaro García (Chavarría, 76') y Camello (Falcao, 79').
- Goles: 1-0 Lewandowski (3'), 2-0 Pedri (72') y 3-0 Pedri (75').
- Árbitro: Jesús Gil Manzano.
- Tarjetas amarillas: Yamal (10'), Mumin (23'), Raphinha (31'), Cubarsí (37'), Valentín (51') y Cancelo (92').
- Tarjetas rojas: ninguna
- Estadio: Olímpico Lluís Companys. 35.823 espectadores.