El Inter castiga a un Barça que tiene el cielo a tocar en Milán
El conjunto de Hansi Flick cambia un 2-0 en contra pero acaba cayendo en la prórroga de forma cruel (4-3)
Enviado especial a MilánEl Barça tuvo el cielo cerca de Milán, pero cuando ya acariciaba la enésima remontada de la era de Hansi Flick, sus ilusiones se helaron con un gol de Acerbi en el añadido que envió el partido a una prórroga cruel. A dos minutos para el final de los 90 minutos, parecía que Raphinha obraba el milagro, dando la vuelta un 2-0 en la primera mitad fruto, como en la ida, de los errores individuales. El Inter, pese a sufrir duro, hizo valer el factor campo para acabar imponiéndose en una eliminatoria (4-3) que, pese al desenlace, hace que el Barça vuelva a ser uno de los conjuntos más respetados de Europa. El equipo, que luchó hasta el último aliento, acabó jugando con una defensa de tres con Araujo, Gerard y Héctor Fort. Tocará esperar para volver a una final de la Champions, pero el camino hasta aquí ha llenado el barcelonismo de una ilusión que ahora debe trasladarse ante el Real Madrid a Montjuïc.
En Milán, el equipo libró una batalla colosal en un Giuseppe Meazza donde la afición local hizo temblar los cimientos y acompañó a los suyos como si fueran soldados del imperio romano. El objetivo era silenciar a la Galia que suponían los más de 3.000 seguidores azulgranas que se desgañitaron las gargantas animando y animando para soñar al volver a una final de la Champions. En un ambiente hostil, el reto era mayúsculo por un equipo lleno de jóvenes guiados por un Lamine Yamal que voló sobre el césped, pero no fue suficiente.
Flick no hizo inventos y el once fue el mismo que en la ida con sólo un cambio: Eric por el lesionado Kounde. Aunque los azulgranas entraron bien en el partido y no se dejaron intimidar por el ambiente, el Inter planteó un juego de engaños. En esto, los italianos son especialistas. Durante los primeros compases, los locales hicieron creer al Barça que podría dominar. Todo formaba parte de un plan: esperar replegados, ceder el balón a los azulgranas sin miramientos, morderlos cuando se acercaran al área y encontrar las piernas de Dumfries, Thuram o Lautaro en la espalda de los centrales. Szczęsny tuvo que dar un paso adelante para cubrir el latifundio que quedaba a espaldas de los defensores.
El plan del Inter era sólo una trampa que les funcionó en el primer tiempo como la seda, ayudados por la excesiva permisividad de Marciniak. Superado el primer cuarto de hora, los de Ingazhi salieron de la cueva y fueron a morder más arriba. Así provocaron una pérdida de Olmo que no perdonarían. El terrassense se durmió en el peor momento, dejando que le mangan la cartera y, con la defensa totalmente vendida, Dumfries cedió el balón a Lautaro para que rematara a placer. El gol fue una bofetada con la mano abierta, pero el Barça de Flick, cuyo corazón nunca deja de latir, respondería con personalidad.
Pedri pidió con vehemencia unas manos de Arcebi que ni Marciniak ni Van Boekel en el VAR, ambos sospechosos habituales en decisiones polémicas contra el Barça, antes consideraron punibles. Barça. Cubarsí fue tener que ir al corte en una acción en la que Lautaro ya embocaba portería y, aunque Marciniak no pitó penalti, el VAR le avisó: el central de Estanyol le arrebató el balón, pero pisándole el arbitro a los jugadores. la mínima que podían sacar de quicio al conjunto catalán. Incluso Flick fue a buscar al colegiado polaco de camino al túnel de vestuarios al descanso para pedirle explicaciones.
En la reanudación, con un Pedri que intentaba estar en todas partes, el Barça lo intentó con una fe que explica porque este equipo ha recuperado el orgullo en Europa. de Eric que daba alas a un conjunto que nunca se puede dar por muerto. la ocasión perdonada por Eric, Olmo lograra hacerse perdonar de su error en el 1-0 enviando el empate al fondo de la red. Rocafonda, con un disparo al palo, volvería a fregar el gol, pero quedaba la séptima vida del Inter. Acerbi, en el tiempo añadido, helaría las esperanzas de un Barça que ya se veía en la final. que ilusiona.