La máquina de hacer dinero y triturar jugadores

BarcelonaLa creación de la Liga de las Naciones respondía a un doble interés: deportivo y económico. La UEFA vio una oportunidad de negocio si ponía en marcha una nueva competición en la que las selecciones se enfrentaran cara a cara de acuerdo a su nivel real. Era una forma de sustituir a los amistosos. Además, dado que el torneo lo gestionaba la UEFA, se encargaba de comercializar sus derechos de imagen a cambio de repartir premios bastante jugosos entre los participantes. El invento ha sido un éxito y la premisa de ofrecer partidos igualados se ha cumplido a rajatabla. Tres de las cuatro eliminatorias de los cuartos de final se han resuelto en la prórroga. Y en la otra, Alemania-Italia, fue de un gol que no ocurriera lo mismo.

Las selecciones hacen caja con un reparto de premios que mantiene un formato similar al de la Champions. En el caso de España, que ganó la edición del 2023, está en la liga A y recibe 1,5 millones por participar. Después hay premios por victorias en la fase de grupos, bonificación para los cuartos de final y diferentes ingresos según la clasificación final. La UEFA aún no ha hecho público el dinero –acabará dependiendo del beneficio que se obtenga de los derechos televisivos y la venta de entradas de la final a cuatro, que se jugará en el Allianz Arena de Múnich–. Hace dos años, España ingresó 10,5 millones: 4,5 por la liguilla y cuartos, y 6 para ganar la fase final. Croacia, subcampeona, cobró 9. Italia 8 y Países Bajos 7.

El problema es la acumulación de minutos y el desgaste de los futbolistas. El calendario está tan ajustado que cualquier pequeño detalle es importante. Mientras las prórrogas hacían las delicias de muchos aficionados, los preparadores físicos se ponían las manos en la cabeza y rezaban para que no hubiera lesiones. Algunas selecciones propusieron ahorrarse ese tiempo extra y chutar penaltis directamente, pero la UEFA decidió mantener el formato clásico.

Cubarsí, primera (y de momento única) baja en clave azulgrana

En clave azulgrana, el paro de selecciones empezaba mal, ya que Cubarsí tuvo que retirarse a los 40 minutos del partido del jueves contra los Países Bajos. Por suerte para el central, el nombre de su lesión es más complejo que el problema en sí mismo: sufre una elongación del ligamento tibioperoneal anterior del tobillo derecho. De hecho, no está descartado por jugar el jueves contra Osasuna.

Un buen grueso de los futbolistas han regresado este lunes a Barcelona. Un día de descanso y el martes se incorporarán a las órdenes de Hansi Flick. Uno de los que han regresado es Jules Kounde, que celebró con Francia la clasificación para la final a cuatro de la Liga de las Naciones en la tanda de penaltis, pese a que falló uno de los lanzamientos. El defensa jugó todo el partido y la prórroga ante Croacia, y ya lo había hecho en la ida. 210 minutos en total, lo que más de los azulgranas. Le sigue Lamine Yamal, con 186 minutos, que marcó un golazo en la prórroga para España pero que falló uno de los lanzamientos de la tanda de penalti. La roja se clasificó superando a los Países Bajos de Frenkie de Jong, que disputó entre los dos partidos 179 minutos. Dani Olmo (108), Pedri (102) y Ferran Torres (51) son los otros futbolistas que disputaron esta eliminatoria.

Todos han jugado dos partidos, excepto Héctor Fort, que está convocado con la selección sub-19. El lateral acumula 138 minutos pero tiene pendiente el duelo de clasificación para el Europeo frente a Lituania. Estos son los más castigados por el paro, a la espera del partido que juegan los sudamericanos este martes: el brasileño Raphinha visita a Argentina y el uruguayo Araujo viaja a Bolivia. Ambos jugaron los 90 minutos en el primer duelo. Lewandowski, a su vez, juega este lunes en Polonia ante Malta (86 minutos en el primer partido). Por último, hay otras tres azulgranas en la selección española sub-21 que también tienen partido el martes, aunque de carácter amistoso, en Alemania. Son Fermín (75 minutos hasta ahora), Gerard Martín (75) y Pablo Torre (25).

España mantiene el romance con la Liga de las Naciones