Barça

Mestalla ya no intimida a un Barça con sed de goles (1-4)

El conjunto de Xavi recupera el olfato goleador gracias a Aubameyang y con un Pedri que anula la reacción del Valencia

La batalla de Mestalla era la batalla de Ferran Torres, enfrentado contra los silbatos de una afición que no ha digerido que un jugador formado en la masía desde los seis años decidiera marcharse al Manchester City justo cuando empezaba a ponerse el estadio en el bolsillo. Ferran también luchaba contra sus propios fantasmas: los de la falta de acierto contra el Nápoles. Y Ferran también debía enfrentarse a Foulquier, un soldado de Pepe Bordalás, un arquitecto de equipos pesados y rocosos, especialistas en sacar de quicio a los rivales a base de interrumpir el juego y de llevar la agresividad defensiva al límite del reglamento. En su primer regreso a Mestalla, Ferran luchaba contra todo ello en estadio que vio debutar en la élite a un chico nacido en Foios, población a apenas quince minutos en coche del feudo valencianista. Pero la batalla de Ferran no estaría en solitario porque bajo la batuta de Xavi Hernández el Barça quiere crecer como equipo. Y si cuando el técnico cogió las riendas del equipo tenía que montar una delantera con muchos canteranos, después del mercado de invierno tiene de sobras donde elegir. Todos los goles que no quisieron entrar contra el Nápoles no tardarían en llegar a Mestalla: lo que iba a ser un jardín espinoso contra el Valencia de Bordalás se ha convertido, más temprano de lo que se podía pensar, en una alfombra verde donde el conjunto azulgrana ha sabido pasearse gracias al doblete de Aubameyang y los goles de Frenkie De Jong y Pedri (1-4).

Sin Pedri de inicio, pero con Gavi. Sin Piqué sancionado, pero con Araujo. Sin Ansu lesionado, pero con Aubamenyang. Y también con Dembélé. El extremo francés ha vivido su primera titularidad tras el convulso mercado de invierno en el que el Barça se le intentó sacar de encima ante su negativa a renovar. La mentalidad pragmática de Xavi y las urgencias del equipo han brindado a Dembélé la oportunidad de seguir sintiéndose jugador, pese a demostrar una actitud demasiado típica en el fútbol contemporáneo: la de mercenario. Pero este no es el relato que toca contar hoy, sino el de un Barça que ha demostrado que se acuerda de hacer goles. No en vano ha fichado a Aubamenyang, medio humano medio felino, un jugador con piernas de gacela y sed de guepardo. En su segunda titularidad consecutiva ha sabido ingeniárselas para marcar sus dos primeros goles como azulgrana. En la primera diana, la más difícil, la que significaba romper el hielo y empezar a derribar los cimientos de Mestalla. El gabonés, que cuando más ha brillado ha sido en ecosistemas muy distintos al del Barça, se ha sabido replicar su escenario favorito: desmarcada en el espacio ante la pasividad de los centrales valencianistas y definición de calidad tras una gran asistencia de Jordi Alba.

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La diana de Aubamenyang ha sido una inyección de optimismo para el Barça que, dueño y señor del balón, ha aprovechado las dudas del Valencia para divertirse rasgando temprano el guion que decía que en casa del Valencia se va a sufrir. Una gran jugada colectiva sería la antesala del segundo gol que iría firmado por jugadores con ganas de redimirse. Jordi Alba recordaría de nuevo que no solo sabe buenos pases cuando le acompaña Messi y ha filtrado un balón que Dembélé, de primeras, ha convertido en un caramelo para que Frenkie De Jong rematara a placer. Con el Valencia todavía frustrado por un gol anulado a Gayà por fuera de juego después de que Ter Stegen hubiera fallado estrepitosamente, el Barça tenía ya una renta de goles y aún quedaba el tercero. No podía faltar el protagonismo de Gavi, que pese a partir como interior derecho, una banda que no le es tan cómoda como la izquierda, acabaría asistiendo a Aubameyang en la fiesta del gabonés. Mestalla ardía y no se había llegado ni al descanso cuando del Cerro Grande acabaría acaparando los silbatos que inicialmente se había llevado Ferran al volver a anular un gol local. Carlos Soler acabaría marcando en una acción que había nacido de un balón que salió por la línea de banda. Nada que discutir con la tecnología en la mano, pero eso poco le importaba a una afición apretada al recordar unos aires de grandeza que el Valencia hace tiempo que ha perdido.

Pedri neutraliza el arrebato del Valencia

Pese al holgado marcador en contra, el conjunto de Bordalás viviría en la reanudación sus mejores momentos de arrebato. La entrada de Mingueza por Eric Garcia, cambiado por precaución, generaba dudas en la defensa del Barça, al mismo tiempo que Bordalás había retirado un mediocentro defensivo como Hugo Guillamón (central reconvertido) para dar entrada a Maxi Gómez, delantero centro. El impulso local duraría lo que Pedri, hoy suplente por rotación, tardaría en entrar al terreno de juego. Antes de que el canario saltase al césped, Carlos Soler había enviado al fondo de la red un gran centro de Bryan Gil y había puesto el miedo en el cuerpo del Barça.

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A Xavi no le gustaba lo que estaba viendo y ha hecho entrar a Pedri, un jugador con la capacidad de hacer recuperar la calma a todo un equipo. Si eso no era suficiente, el canario se ha inventado un cacao desde la frontal que, tras rozar en la espalda de Aubameyang, fundiría los ánimos del Valencia. Con más corazón que acierto, el conjunto ché ha intentado seguir presente en ataque, pero en el día del regreso de Ferran Torres a Mestalla su buen amigo Pedri le ha dicho que no se preocupara, que él ya estaba en el césped y que el Barça no dejaría escapar unos tres puntos clave para dormir en la zona Champions.