Barça

Todo lo que no se ve de la selectividad de Pau Cubarsí

El central es el único de la generación de 2007 que ha subido al primer equipo que se prepara para ir a la universidad

BarcelonaLa historia del fútbol profesional está llena de jugadores que han dejado sus estudios para centrarse en el deporte. Y no solo los que están en los clubs grandes como Barça, Espanyol, Girona o Real Madrid. Los primeros contratos, aunque sean con cantidades modestas, hacen que muchos adolescentes –y, lamentablemente, algunas familias– pierdan el mundo de vista y consideren que acudir a clase es una pérdida de tiempo; que es mejor entrenarse para escalar categorías y ganar cada vez más dinero. Quienes así piensan apenas acaban teniendo el graduado escolar. Con los años, la minoría de futbolistas que tienen éxito y hacen carrera en Primera o Segunda ganan dinero suficiente para compensarlo. Pero la inmensa mayoría se quedan por el camino o acaban retirando pasados ​​los treinta sin formación académica ni sin la posibilidad de haber ahorrado. Es entonces cuando comienzan los problemas en serio.

Uno de los rasgos diferenciales de La Masia es, precisamente, que se compagina la formación deportiva con la académica. Tanto es así que uno de los requisitos indispensables para mantenerse en la cantera del Barça, sea cual sea la disciplina deportiva, pasa por sacar buenas notas a la escuela. Suspender o mostrar poco interés puede llegar a suponer su expulsión. A cambio, el club pone todas las facilidades posibles para que deporte y estudios puedan compaginarse. Hay convenios con algunos centros escolares y, desde 2020, un bachillerato nocturno donde cada día laborable, de 3 ha 8 h, los residentes pueden dar las clases desde Sant Joan Despí. Es el camino que han hecho futbolistas como Pau Cubarsí, que estos días está realizando las pruebas de acceso a la universidad (PAU).

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Cubarsí no es el único de la generación de 2007 que está inmerso en la selectividad. Compañeros suyos como Max Bonfill (juvenil B) o Quim Junyent (juvenil A) también están centrados en las PAU. La diferencia es que el central de Estanyol ya forma parte del primer equipo y ha firmado un contrato que le garantiza unos cuatro millones por temporada hasta el 2029. Sin embargo, se prepara para los estudios universitarios. Según ha comentado en varias entrevistas, empezará –si las notas le sonríen– administración y dirección de empresas (ADE). Eso sí, se lo tomará con calma y espaciará los cursos. "No es un estudiante que juega al fútbol, ​​es un jugador que estudia. Si se quiere sacar una carrera, lo hará. No importa si en vez de tres años acaba necesitando cinco", dicen desde la Ciudad Deportiva.

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Compaginar las clases con el fútbol no le ha sido fácil, sobre todo en semanas con partido de Champions, en el que estaba obligado a perderse hasta dos días de escuela por la competición. "Cuando ocurre, debo pedir los apuntes o estar más atento el siguiente día para no perderme nada", admitía hace unos meses en RAC1. Sin embargo, se lo ha sacado todo a la primera.

Marc Bernal completa el bachillerato y se decanta por un ciclo formativo

Quien también ha realizado el bachillerato en La Masia es Marc Bernal, aunque en su caso no se ha presentado en las PAU. El berguedá irrumpió con fuerza al inicio de la temporada y se ganó un puesto en el once de Hansi Flick. Pero una grave lesión, a finales de agosto en Vallecas, le dejó fuera de combate durante la temporada. Viendo su potencial, el Barça tuvo un gesto con él y en septiembre le adecuó el contrato, que termina en el 2026 con tres años más opcionales. Desde entonces ha compaginado la recuperación con sus estudios. "Fue duro, se le hizo una montaña", admiten desde su entorno. Ha aprobado el curso, pero su camino no pasa por la universidad sino por un ciclo formativo, probablemente dedicado al deporte y educación física.

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El nombre que más destaca de la generación del 2007 es el de Lamine Yamal, que recientemente también ha renovado su contrato para pasar a ser de los mejor pagados del primer equipo. Un caso "excepcional", como dijo el presidente Joan Laporta. Pero, a su vez, es uno de los que han tenido más dificultades para quitarse al graduado escolar. El pasado verano aprobó la ESO –llevaba un curso de retraso– y ha aparcado la formación. En La Masia, el requisito académico acaba aquí, con el graduado escolar. Una vez obtenido el título, el Barça recomienda que el deportista se siga formando, aunque ya no es obligatorio.

Las facilidades que pone el Barça para que los integrantes de La Masia compaginen escuela y competición

Precisamente, una de las imágenes que se hicieron virales el pasado verano fueron las de Lamine Yamal estudiando en la concentración de España durante la Eurocopa. Más allá de la vertiente propagandística del vídeo, el caso es que el Barça tiene un convenio con la Federación Española para que los jugadores del fútbol formativo que se van a una concentración internacional se marchen con un programa de estudios definido para minimizar el impacto académico. Se pactan videollamadas con el profesorado para resolver dudas existentes. O, en edades inferiores, incluso se puede llegar a desplazar a un profesor a la concentración para no perder el ritmo de las clases y hacer los deberes que le han puesto en la escuela.

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Una vez que los integrantes de La Masia cumplen los 16 años, tanto si continúan estudiando como si no, reciben una formación adicional pensando en su futuro profesional. Unos talleres para conocer cómo van el mundo de las finanzas, el marketing o la publicidad, además de consejos sobre cómo hablar en público, la relación con los medios de comunicación o las publicaciones e interacciones en las redes sociales.