Barça

Una remontada alocada para hacer soñar al barcelonismo (3-2)

El Barça, superado por un buen Celta durante 80 minutos, gana un partido que parecía perdido con unos últimos minutos mágicos

BarcelonaEste Barça tiene estrella. Cae de un tercer piso y cae de pie. Si hace poco jugaba bien y goleaba, hoy ha firmado una mala actuación para acabar consiguiendo un triunfo poco esperado. Un triunfo con rabia, con corazón y coraje. Una victoria para maquillar un partido que, seguramente, merecía perder. Un final para soñar y superar la pesadilla que el equipo ha vivido durante buena parte del encuentro. Antes, el Barça había recibido dos guantazos que le han hecho despertar. Le han hecho reaccionar al final, cuando todo parecía perdido. Si hace pocos días los goles derramaban de los bolsillos del Barça, hoy sólo han llegado a su fin, cuando el equipo, convertido en un animal herido, se ha llevado el triunfo de la forma menos esperada, con tres goles en los últimos 10 minutos (3-2). Este Barça tiene una estrella que le cuida, tiene hambre y tiene jugadores que no quieren perder. Este Barça atemoriza a los enemigos. Y nada da más miedo que un equipo que gana cuando enamora, y también cuando es feo.

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Y mira que Rafa Benítez ha pinchado el globo que el Barça había inflado en pocos días con cierta facilidad durante buena parte del partido. 80 minutos, concretamente. ¡Menudo tipo, Benítez! Cuando él levantaba muros defensivos, Lamine Yamal todavía gateaba. Parecía por un momento un viaje al pasado, con el Barça forzado a atacar de nuevo contra un rival de Rafa Benítez. Los que tienen memoria recordaban a su Valencia, su Liverpool... y ahora recordarán a su Celta, capaz de provocar un corte de digestión a un Barça que llegaba al Lluís Companys con una carcajada de oreja a oreja pero que ha tenido que sufrir duro para tocar el cielo. Se disfrutan más esos triunfos, aunque Xavi no puede estar contento. De ninguna forma ha jugado bien, su equipo. El recién renovado técnico vallesano tiene trabajo para mejorar el planteamiento en partidos contra rivales defensivos. Los aficionados tienen una nueva historieta que contar, la del día que el Barça, por primera vez en un siglo, levantó en la Liga un partido que perdía 0-2 a los 80 minutos.

Contra el Betis y el Amberes, el Barça había hecho fiesta grande contra rivales que tomaban riesgos, que dejaban espacios. El Celta no es así. Había que ver cómo lo hacía el Barça de los Joãos contra un hueso duro de roer. La respuesta ha estado preocupante. Si era necesario, el Celta modificaba su 5-3-2 en dos líneas defensivas de cinco hombres, como si fuera una táctica militar de aquellos ejércitos de otras épocas dirigidos por generales con sombreros adornados con plumas. Los gallegos tenían muy claro qué hacer cuando recuperaban la pelota: darse un harto de correr. Lo peor para el Barça no ha sido dañarse después de tanto chocar contra el muro visitante, lo peor era que las mejores ocasiones han sido del Celta a la contra. Suerte de tener Ter Stegen y suerte que Iago Aspas, la gran estrella visitante –algo extraño– ha perdido la puntería. La primera parte ha terminado con el Barça desorientado, por detrás en el marcador por un gol. Pudo ser más de uno, ya que el Celta ha burlado siempre a Oriol Romeu y De Jong para levantar ataques. El neerlandés, para colmo de males, se ha lesionado y ha tenido que ceder su puesto a un hiperrevolucionado Gavi.

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Xavi había cambiado pocas cosas de salida. No se trataba de cortar las alas a los Joãos, ahora que el barcelonismo se ha enamorado de ellos. Eso sí, ha estirado las orejas a un Balde algo inconstante dejándole en el banquillo. En su lugar entró Marcos Alonso, en una apuesta que hizo aguas. De hecho, Marcos ya no ha vuelto al terreno de juego después del descanso, tal y como le ha ocurrido a Romeu. El Celta, sin tener que hacer faltas, ha logrado tapar los espacios de por medio, donde Gündogan estaba demasiado ahogado, y por las bandas. Frustrado, Lewandowski ha ido abandonando paulatinamente el área, y ha intentado recordar a sus compañeros que estaba jugando. No le salían las cosas. En parte, por lo que hacía. En parte, por el naufragio colectivo azulgrana. Durante buena parte del partido no parecía que el polaco iba a ser uno de los nombres de la noche.

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Un final sorprendente

Tras ser golpeado una y otra vez por la espalda, en el descanso Xavi ha cambiado a línea de cinco. La cosa ha durado poco, ya que tampoco funcionaba. Lamine Yamal lo intentó con algunos ataques individuales, pero también acabó con los pies atrapados en la red defensiva de un Celta que iba avisando. Iba perdonando, a la contra. El Barça lo sabía. Jugaba con fuego. Frustrado y nervioso, el equipo azulgrana sólo se mantenía de pie gracias a la garra de Araujo, que ha vuelto al equipo para liderar la defensa e intentarlo con algún disparo lejano. Más corazón que ninguna. No era el día del Tiburón, hoy sin dientes. Ferran, de hecho, ha terminado sustituido por Raphinha. Xavi ha ido quemando naves, pero todo parecía perdido cuando en una contra Aspas, que no hacía goles, ha regalado una asistencia a Douvikas. El 0 a 2 ha helado un Olímpico donde sólo se oían los gritos de los gallegos. Y los de los cientos de catalanes con sangre gallega, claro.

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El Barça, herido, ha decidido caer con la cabeza bien alta y João Felix, aunque no tenía el día, se ha inventado una preciosa asistencia para Lewandowski. Un gol precioso que lo ha cambiado todo. Jugadores que hasta entonces no tenían el día, han cambiado. Una metamorfosis en 10 segundos que ha cogido por sorpresa al Celta. El mismo equipo que corría sin cabeza durante 80 minutos se hizo fuerte. Y los dos Joãos, que no estaban viviendo un partido cómodo, se han enchufado. El polaco ha marcado el segundo gracias a una asistencia de Cancelo. Y el propio portugués, agresivo y con mil vidas, ha firmado una remontada que nadie esperaba con un último gol precioso, donde ha rematado un buen centro de Gavi. Este Barça quiere comerse el mundo. Y si le pinchan, reacciona. Buena señal, está muy vivo. Tiene muchas cosas que decir.

FC Barcelona 3-2 Celta de Vigo

  • FC Barcelona: Ter Stegen, João Cancelo, Christensen (Balde, 60'), Kounde, Marcos Alonso (Araujo, 46), Oriol Romeu (Lamine Yamal, 46'), De Jong (Gavi, 46'), Gündogan, Ferran Torres (Raphinha, 72'), Lewandowski y João Felix.
  • Celta de Vigo: Ivan Villar, Mingueza, Unai Núñez (Miguel Gutiérrez, 94'), Starfelt, Domínguez, Ristic, Jonathan Bamba (Dotor, 94'), Fran Beltran, Luca de la Torre, Iago Aspas (Swedberg, 78') y Strand Larsen (Douvikas, 66').
  • Goles: 0-1 Strand Larsen (19'), 0-2 Douvikas (76'), 1-2 Lewandowski (81'), 2-2 Lewandowski (87') y 3-2 Cancelo (88').
  • Árbitro: Mario Melero López (Colegio Andaluz).
  • Tarjetas amarillas: Christensen (36'), Gavi (39') y Unai Núñez (43').
  • Tarjetas rojas: ninguna.
  • Estadio: Estadio Olímpico Lluís Companys, 43.272 espectadores.