BarcelonaLa futbolista federada Alba Erruz Prats sufrió una crisis comicial en la primavera del 2023 en un viaje a Albacete. Tras visitar tres hospitales, los médicos, que no sabían cómo controlar su estado, decidieron inducirle un coma farmacológico. No podía moverse de la cama ni ver, pero sí tenía activos los sentidos del olfato, el oído y el tacto.
"Por un lado, fue muy desagradable –relata Erruz–, pero por otro, mi madre, cuando entraba en la UCI, me decía 'hola, princesa', lo que me causaba una tranquila dad después me ponía los audios [...] y podía soñar con el deporte que he estado jugando toda mi vida y que tanto quiero". Alba no se refiere a unos audios cualesquiera. De hecho, reconoce que todavía hoy los reproduce si tiene un mal día: "En los momentos que me derrumbo, escucho la voz de la reina para que me dé fuerzas". Son notas de audio que Alexia Putellas le envió después de que el periodista Xavier Valls, con quien tiene un amigo en común, mediara para conseguirlos. "Han contribuido enormemente a no dejar el deporte [...] Hoy en día todavía lucho por volver a mi nivel futbolístico y no tiré la toalla", añade la futbolista, actualmente en el Club Deportiu La Cava (Baix Ebre).
"Hola, Alba. Soy Alexia Putellas. Te envío este audio para enviarte muchas fuerzas, mucha energía y decirte que eres una campeona, que tú puedes. Un abrazo muy, muy fuerte". Según Octavia Prats, la madre de Alba, éste es el mensaje de voz que tanto ayudó a su hija a superar la adversidad médica. Ambas han participado en la llamada del ARA para recoger testigos entre su comunidad sobre el impacto del Barça en sus vidas. Su historia habla claro de la influencia de Alexia no sólo como icono azulgrana del último cuarto de siglo, sino como referente para todas las mujeres que han decidido practicar el fútbol, un deporte muy masculinizado. En las redes sociales oficiales del diario (Instagram, Facebook y la reciente Bluesky) se han acumulado decenas vivencias, anécdotas y casualidades relacionadas con una pasión que, en Cataluña y en el mundo entero, comparten millones de personas. Una forma de sentir y vivir que este viernes 29 de noviembre cumple 125 años.
Sexo (y descendencia) después de un gran partido del Barça
Al igual que Alba, Gerard, que sigue a ARA en Instagram, también colecciona una vivencia relacionada con la salud. Recuerda que el día de 1999 que se disputó la final de la Liga de Campeones en el Camp Nou sufrió un accidente de moto. Aquella noche de finales de mayo no competía el Barça, sino el Bayern de Múnic contra el Manchester United. "Cuando entraba en quirófano estaban escuchando el partido [en la radio] y mi subconsciente hizo que mientras estaba sedado cantara el himno del Barça", describe este usuario. El sentimiento culé sirvió para canalizar situaciones difíciles igualmente a Àngels Mestre: "Me sentí libre del acoso. En el campo sólo se seguía la pelota y no importaba si eras gorda [...] ¡Sólo puedo decir gracias!" .
El barcelonismo también es poderoso en el amor y en el refuerzo de lazos familiares. "Conocí a mi amigo marido en el Camp Nou, nos conocimos en el césped del estadio y en nuestra boda entramos en el banquete con el himno del Barça sonando", explica Adri Picola. "Mi primera cita fue en un partido del Barça en el Camp Nou un 3 de enero del 2010 y seguimos viendo los partidos juntos", subraya Sandra Tomé. "Tengo un gato que se llama Leo [Messi] y otro que se llama Ansu [Fati]", relata Alicia. "Nací un 29 de noviembre y mi primer hijo fue concebido la misma noche que conseguimos la primera Copa de Europa (mayo de 1992)", rememora Cris. "El Mundial de Clubes del 2010. Sexteto y nueve meses exactos después nace nuestra hija", señala Jaume Farrés. "Mi primer sueldo fue por comprarme una tele en la habitación para poder ver los partidos del Barça en paz. Porque con mi padre, que es muy negativo, me ponía de mal humor", recuerda Pili. Las historias no terminan.
Bakero, Koeman, Pizzi, Iniesta, Sergi Roberto
Porque cada barcelonismo es único. Cada sufrimiento es un mundo. Por ejemplo, el profesor de catalán de Núria Borràs no podía reprimirlo, en clase: "Si el Barça perdía, nos ponía un examen más difícil". ha llevado a muchos culés a taparse los ojos o levantarse de la silla antes de que el partido llegara en el minuto 90. Es el caso de Marçal Ball-llosera y su padre: "El día de la remontada contra el PSG nos fuimos antes y nos perdimos el quinto y el sexto gol. Acabamos mirando el partido en un supermercado 24 horas". como la que recuerda Danny Caminal en la boca de su abuelo. "¡Qué vergüenza, vamos a casa!", exclamó la tarde de los almohadillas voladoras fruto del escándalo arbitral de Guruceta Muro en un clásico de pésimo recuerdo en el Camp Nou (1970) Más allá de las penas, son los momentos épicos los que dibujan los recuerdos menos borrables. la bocina, como destaca el usuario @tirabuixons en Instagram, de Marcelinho Huertas en el Madrid (2012) y de Gianluca Basile en el Baskonia (2009) Ahora bien, la nota dominante entre los comentarios de los barcelonistas que han querido participar en esta iniciativa la ponen los cinco goles más agónicos de la historia reciente del Barça: el de José Mari Bakero en Kaiserslautern (1991), el de Ronald Koeman en Wembley (1992), el de Juan Antonio Pizzi en una remontada espectacular en la Copa contra el Atlético de Madrid (1997), el de Andrés Iniesta en Stamford Bridge (2009) y el de Sergi Roberto para hundir al PSG (2017). , como dicen en Argentina de Messi. Qué bonito es compartirlas. desconocidos.