Tangos, caricaturas, biografías e imitaciones: así ha entrado el Barça en la cultura popular

La popularidad del club ha hecho que algunas expresiones o canciones pasaran a formar parte del imaginario colectivo de la gente

BarcelonaAlfons Arús explica que sufre lumbalgia por culpa de Josep Lluís Núñez. El director y presentador del mítico Fuerza Barça se ponía de rodillas para imitar al entonces presidente del Barça, en un programa que en la década de los 90 fue un referente para toda una generación de catalanes, no necesariamente barcelonistas, que se hicieron suyas algunas de las expresiones que se popularizaban. ¿En cuántas reuniones de boomeros no ha aparecido alguien diciendo quizir, pulutante, adoquines o eh, eh? intentando calcar esa voz tan característica?

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El Barça era y es tan popular que se ha hecho merecedor de programas de radio y televisión hechos a medida, ahora convertidos en espacios monográficos en las redes sociales, que se añaden a los libros, revistas, tiras cómicas, poemas, canciones o chistes publicados desde hace un siglo. El club está presente en el imaginario colectivo y se ha acabado infiltrando en la cultura popular por su trascendencia deportiva, social y política.

Una popularidad que tardó unos años en llegar

Claro que ese nivel de popularidad se hizo esperar algo. En los primeros años de vida, el Fútbol Club Barcelona era conocido, pero no necesariamente famoso. El gran salto, como señala Carlos Santacana, se produce con la inauguración del campo de Les Corts, en 1922. El historiador, autor de varios libros sobre el Barça, destaca que en cosa de tres años se triplicó la masa social, que alcanzó los 10.000 socios. Nació el Chute, la revista satírica centrada básicamente en el club azulgrana. Y en 1925 las autoridades cierran el campo por el silbido al himno real. "En ese momento de auge, el Barça toma significación política y eso acaba suponiendo una distancia enorme respecto a los demás clubs, socialmente hablando".

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Ya no hay vuelta atrás. Los jugadores pasan a ser referentes y se editan las primeras biografías de pequeño formato sobre las estrellas de la época. En 1928, Rafael Alberti escribe elOda en Platko, un poema de homenaje a la sensacional actuación del portero azulgrana en la final de Copa. Aunque fue un cantante de tangos, Carlos Gardel, quien llevó al Barça a todos los países de habla castellana con Patadura, el tango donde decía a un jugador torpe que debía aprender de los Sastre, Piera y Samitier, los grandes referentes del conjunto azulgrana.

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Y es que el Barça "estaba de moda" y salía a todas partes gracias a la irrupción de la prensa gráfica y el fotoperiodismo. Así, durante los años 30, el club también se hizo un hueco en los teatros del Paral·lel gracias, en parte, a Josep Santpere –padre de Mary Santpere–, que se encargó de hacer sátira en zarzuelas, chistes y cuplés. Todo un período de efervescencia que se rompió con la Guerra Civil. En la posguerra, con la restricción del catalán, un país que no estaba para bromas y un Barça que había perdido a jugadores en el exilio, la reconstrucción del club fue lenta a todos los niveles y no se volvió a una relativa normalidad hasta finales de la dictadura, con la Trinca celebrando el 0-5 en el Bernabéu al ritmo de Butifarra de payés.

El Barça y el humor siempre han sido un cóctel de buen servir, y más recientemente algunos programas como el¿APM? se han nutrido sobradamente de salidas de tono y situaciones cómicas. "¡Al loro, que no estamos tan mal!". O con ese socio indignado con el árbitro que protestaba ante cámara clamando "Lo hab visto todos, ¿verdad? ¡Mamá que me parió!"

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De Valentí Castanys a Óscar Nebreda, dos muñecos de referencia

Pero los medios audiovisuales tardarían en llegar. Mucho antes, y de la mano de Valentí Castanys, había nacido el abuelo del Barça, dibujo de 1923 que cobraría vida unos años después gracias al parecido del berguedà Joan Casals con ese personaje de ficción. Castaños, el muñeco estrella del Chute, era conocido por unas magníficas caricaturas de los jugadores. "Los hizo muy cercanos a la gente", apunta Santacana. Durante el franquismo pudo seguir dibujando, pero en El Once, que nace en 1945 y se publicaba en castellano. Sin embargo, sus caricaturas se hicieron muy famosas y fue el muñeco de referencia en clave azulgrana hasta que en la década de los 80 Óscar Nebreda crea Jordi Culé. Aquel barcelonista bajito, panzacontento, con gorra y bandera daría el salto a TV3, con apariciones tan polémicas como el día que se jodía de Hugo Sánchez por haber fallado un penalti, desplomaba un perico en un derbi Barça-Espanyol o celebraba un gol diciendo "Venga niñas, a el escenario, que ha marcado Romario", mientras brasileñas dibujadas con mucho pecho y poco bikini salían a la pantalla. Hoy sería del todo impensable.

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El humor del Fuerza Barça, que duró ocho años en televisión y una quincena en la radio, dio paso al Crackòvia. Espacios de humor con píldoras musicales, que en algunos casos hicieron fortuna. Como el Copa, Liga y Champions con que se celebró el triplete del 2009. Ese mismo año se sabía que en el vestuario del Camp Nou sonaba Viva la vida, y la música se hizo tan famosa que, cada vez que sonaba, a medio país le venía a la cabeza esa temporada perfecta. Quince años después, Coldplay estaba presente en la camiseta azulgrana el día que se ganaba 0-4 al Real Madrid. Una forma de cerrar el círculo.

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