BarcelonaEl nuevo Santiago Bernabéu, que debe inaugurarse este diciembre, debía ser la joya de la corona de Florentino Pérez. Su principal legado, más allá de las Ligas y Champions que ha ganado el Real Madrid durante su mandato como presidente. Un golpe de efecto mediático que diseñó en el 2011, época en la que el Barça marcaba el ritmo del fútbol mundial de la mano de Leo Messi y Pep Guardiola. El proyecto, revolucionario, chocó con varios obstáculos y debería esperar hasta el 2019 para empezar a construirse. Cuatro años más tarde, las obras están casi terminadas. Pero, lejos de sacar pecho, una parte notable del entorno del club se ha puesto las manos en la cabeza al ver el resultado. Empezando por el precio, que se ha cuadriplicado desde la proyección inicial, hace una década. Y acabando con la fachada, que tiene un aspecto bastante alejado de lo que mostraban los renders antes del inicio de los trabajos. Las proyecciones virtuales hacían prever un estadio recubierto totalmente de aluminio cerrado y brillante. A la hora de la verdad echaron de menos la mitad de las lamas y la iluminación del interior, visible desde la calle, dio lugar a todo tipo de bromas, comparando el coliseo blanco en un gran centro comercial.
Un techo retráctil, nuevas y renovadas localidades VIP, una zona comercial y de restauración, y la posibilidad de sacar el césped gracias a un sistema de ingeniería para poder acoger conciertos multitudinario. Éstos son algunos de los rasgos más destacados del nuevo estadio. Pero, a ojos de los espectadores, todos estos detalles quedan camuflados por la controversia que ha generado el revestimiento del Bernabéu. Las redes se han hecho eco: "Lata de sardinas", "cesta de mimbre", "serpentín de una nevera" o "Hipercor gigante" son algunos de los mems que más se han viralizado. "En un proyecto como éste, monumental, las visualizaciones del proyecto se hacen públicas y aquello acaba convirtiéndose en el imaginario colectivo. El error es creer que el render es la realidad, cuando simplemente es un elemento de venta del proyecto", apunta Pep Quílez, vocal de la junta del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC).
Lejos de ser un quebradero de cabeza, la pandemia permitió acelerar las obras: el equipo se trasladó a jugar sin público en la ciudad deportiva mientras los operarios hacían y deshacían en el interior del estadio. Pero la guerra en Ucrania sí suponía un duro golpe, sobre todo para la cubierta, hecha de aluminio, ya que buena parte de los materiales quedaron bloqueados o se encarecieron por el conflicto bélico. "En cualquier obra se puede asumir una desviación del presupuesto, pero en un proyecto millonario un sobrecoste supone una cantidad de dinero inalcanzable. Esto explica que se haya tenido que retocar y modificar la obra a raíz del encarecimiento de los materiales", analiza Quílez. Todo ello debía costar alrededor de 200 millones de euros, según dijo el presidente aquel lejano 2011. Entonces sólo había un esbozo del proyecto. La última cifra sitúa el coste cerca de los 900 millones, lo que incluye un aumento de 225 millones mientras se estaba haciendo la remodelación. Dinero extra que Florentino consiguió a través de un crédito aprobado por la asamblea de compromisarios.
En Barcelona, donde apenas este verano empezaron las obras de remodelación del Spotify Camp Nou, hablan con prudencia del Bernabéu, conscientes de que pueden engancharse los dedos. "La mayoría de bromas se han hecho a través de imágenes aéreas, pero la experiencia de los espectadores que van al estadio a pie, y que deben levantar cabeza para contemplar la estructura, es muy diferente", dice una fuente vinculada al Espai Barça. Una opinión similar a la de Quílez: "A nivel de texturización, en lo global, la aproximación ha sido bastante buena, pero han cambiado los elementos lumínicos y la gente se ha fijado en esto".
En Madrid dan por hecho que parte de los problemas con el nuevo Bernabéu se solucionarán
Desde el Real Madrid han optado por guardar silencio, aunque desde el entorno del club dan por hecho que la mayoría de estos problemas se solucionarán en breve. Que se cambiarán algunas lamas que son más pequeñas de lo proyectado y que algunas que están instaladas en posición horizontal pasarán a ser verticales. Con estos pequeños retoques, explican, el nuevo Bernabéu debería parecerse mucho más a los renders de lo que lo hace ahora mismo.
Pero lo exterior no ha sido el único punto de crítica. En el estreno del nuevo estadio en partido de Champions, el Union Berlín alemán se quejó a través de su cuenta oficial de que había problemas con el Wi-fi. En paralelo, y según recogió la cadena Cope, numerosos socios abonados se quejaron de que se aumentó el aforo a cambio de reducir el espacio entre los asientos. Así, había más localidades por fila, se habían eliminado los apoyabrazos de algunas butacas que daban mayor comodidad a la zona noble de tribuna, y también había menos distancia con los asientos de enfrente. Estos problemas, y las goteras que aparecieron durante las tormentas que sufrió Madrid en verano, han puesto el gran proyecto personal de Florentino bajo sospecha. Quedan dos meses para su inauguración oficial.