Violencia sexual

La reconstrucción del caso Alves: el relato de la víctima y las contradicciones del futbolista

La mujer, de 23 años, ha rechazado la indemnización del deportista brasileño, que dio hasta tres versiones diferentes de los hechos

BarcelonaPasaban pocos minutos de las dos de la madrugada cuando tres amigas entraron en la discoteca Sutton, en la calle de Tuset de Barcelona. Al cabo de un rato, un camarero se les acercó y les dijo que una persona les había invitado a subir a un reservado. Primero, según la versión de la mujer, dijeron que no, que ya estaban bien en la sala principal. El camarero insistió. En ningún momento les dijo que quien las estaba invitando a subir era Dani Alves, futbolista de 39 años que ha jugado casi una década en el Barça. Ante la insistencia del trabajador, acabaron aceptando. Y subieron.

En este punto, Alves ha declarado que él no las había invitado, que entraron en el reservado sin ninguna invitación. La declaración del camarero, no obstante, según fuentes consultadas por el ARA, no iría en esta dirección. Esta es una de las diversas contradicciones de Alves durante su declaración ante los Mossos y de los juzgados este viernes por la presunta violación a una mujer de 23 años el 30 de diciembre de 2022. Esta noche ya ha dormido en Brians 1 después de que la juez decretara prisión preventiva sin fianza.

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En la vista celebrada este viernes, la víctima, según fuentes consultadas por el ARA, avisó de que no quería ser indemnizada por el jugador. Afirmó que solo quería que se hiciera justicia por lo que pasó aquella noche. El 30 de diciembre Alves había pagado un vip especial, reservado para los clientes más exclusivos. Está por encima del resto de reservados y tiene unas normas estrictas. Solo se puede subir con una invitación y una vez allí no se puede sacar el móvil, no se pueden hacer fotos y tampoco se puede grabar. Según la versión de la víctima, avanzada por El Periódico y que ha podido reconstruir este diario, no lo reconoció. Ella afirma que Alves, con tono chulesco, le iba diciendo: "¿No sabes quién soy?" Incluso, explica que al jugador de fútbol no le sentó nada bien lo de pasar desapercibido. "Soy un jugador de petanca de l'Hospitalet", acabó afirmando, según el relato de la víctima. Finalmente, un grupo de mexicanos (Alves jugaba en el Pumas de México hasta que este sábado lo han despedido) le dijeron que no era un jugador de petanca, sino Dani Alves.

Cava y tocamientos

En un vídeo que envió a Antena 3 antes de declarar, Alves aseguraba que no conocía de nada a la mujer de 23 años que lo había denunciado. Así lo sostuvo en un inicio este viernes. Esta vez son las cámaras de seguridad del local las que no habrían grabado la película que él describe. El futbolista también niega que las hubiera invitado a alcohol. La grabación, de nuevo, podría apuntar a lo contrario. Según la versión de la víctima, Alves sacó una botella de Moët Chandon y las invitó a todas. Y empezó a bailar con ellas, especialmente con la víctima y una amiga suya. Iba variando. Ella declara que las cogió por la cintura. Al cabo de un rato, también les puso las manos en las partes genitales. Las mujeres le quitaban la mano. Según su versión, sintieron miedo. Alves niega este acercamiento a pesar de que las cámaras lo podrían verificar.

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Llegó un momento, según el relato de la mujer ante los Mossos y de la juez, que Alves se alejó de la mesa y se situó junto a una puerta. Le pidió que viniera. Ella se pensó que quería hablar un momento. Después, ya tenían pensado marchar. No estaban cómodos. Se acercó al futbolista y la mujer se dio cuenta de que estaban entrando en un baño. En este momento, según su relato, la forzó. Le agredió y le cogió de la cabeza, obligándole a hacerle una felación. Se resistió. Afirma que, después, Alves la penetró vaginalmente mientras le daba bofetadas. Cuando acabó, el futbolista salió por la puerta. Ella, asegura, abandonó el lavabo y fue a buscar a sus amigas. Bajaron. Fue, de nuevo, en la sala principal donde se echó a llorar. Aproximadamente, hacía unos 45 minutos que habían subido al reservado. Esto alertó a la seguridad del local, que se interesaron por su situación, y se activó el protocolo ante una presunta agresión sexual. Al cabo de poco, la mujer ya estaba en el Hospital Clínic haciéndose un examen médico. Esta prueba aportaría indicios de violación, con restos de semen y marcas de una posible agresión.

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Tres versiones

Según fuentes consultadas por el ARA, este viernes Alves llegó a dar tres versiones diferentes de los hechos. En la última, aseguró que él había sido sujeto pasivo de lo que pasó en el baño del reservado. Que contradijera lo que él había declarado hacía unos minutos fue uno de los motivos que llevaron a la juez a dictaminar prisión provisional. También las contradicciones del relato del futbolista con las pruebas aportadas por los Mossos. Es decir, el informe médico de la víctima, la grabación de las cámaras de seguridad y la declaración de testigo. Otro motivo de peso fue el riesgo de fuga: Alves tiene mucho dinero (puede viajar) y tiene la doble nacionalidad española y brasileña, y con Brasil no hay convenio de extradición.