El Girona decide que su lucha debe ser para ir a Europa

GIRONASéptimo, a un punto del sexto. En plena lucha por ir a Europa. Así se situó el Girona tras la sufrida victoria ante Las Palmas (2-1), que deja atrás una dinámica nefasta de cuatro derrotas consecutivas. La irregularidad en el juego se mantuvo, e incluso estuvo a punto de escaparse una ventaja de dos goles en la que debería haber sido un final cómodo y plácido. Todo ello, bajo la atenta mirada de Arthur Melo en el palco.

El brasileño ha sido la gran bomba del mercado de invierno rojiblanco, que se cerró sin ninguna novedad de última hora. Arthur y el portero Krapyvtsov son las únicas altas de un vestuario que ha perdido a Selvi y Pau López. La llegada del mediocentro viene acompañada de altas expectativas, sobre todo porque su currículum goza. El rendimiento demostrado en la Fiorentina el pasado curso, además, fue muy bueno. La pega es que no juega desde mayo, y por ahora nadie sabe cómo saldrá. Pero la necesidad de Míchel es tan grande que no tiene nada que perder.

Se supone que con Arthur el Girona ha encontrado, más de medio año después, un repuesto por Aleix Garcia. La pieza en medio del campo que debería provocar certezas en un juego que ante Las Palmas volvió a funcionar a trompicones. Pero sea para despertarlos o suplirlos, Arthur es ya un estirón de orejas hacia los constructores actuales. Señal de que algo no se ha hecho bien. Desde el campo, u otros sitios.

Cabe decir que el equipo hizo una primera parte más que digna, intentando circular el balón con cierta velocidad y rompiendo la monotonía con algunos cambios de sentido, una opción no muy utilizada este año. También hizo mucho la presencia de Miguel, omnipresente en todas las zonas del campo, incluso donde no se le espera. Y, claro, lo que más ayudó fue el gol: Abel Ruiz, con todo el tiempo del mundo para definir ante Cillessen, aprovechó un descomunal error de Pelmard, que se quedó enganchado cuando sus compañeros lanzaban la línea del fuera de juego.

Del 2-0 al temblor

Aún podía haber hecho el segundo, pero en Montilivi la tranquilidad escasea. Antes del descanso, el exportero azulgrana le detuvo un penalti al valenciano, que se lamentaba. Entonces, por no haber sentenciado, apareció el temblor. Las Palmas se fue hacia arriba, al Girona le temblaron las piernas y cometió imprecisiones infantiles, algunas en la salida del balón, que no penalizaron porque los visitantes, liderados por Moleiro y Fábio Silva, no tuvieron el día.

El bloqueo futbolístico y mental de los gerundenses a medida que pasaban los minutos ya no es sorprendente. Sin tener las cosas bajo control, se dejan arrastrar por la inercia emocional que prime en ese momento en cuestión. Si la ola es positiva, a surfear; si es negativa, un padrenuestro y que pase lo que tenga que ocurrir. No es la primera vez que gana un partido sin que su rival fuera inferior.

Jugó con fuego, el Girona, iluminado con una genialidad de Asprilla tras una dejada de Stuani. Fábio Silva puso el 2-1 de inmediato y suerte de que McBurnie falló lo que no está escrito, con todo el estadio helado de pánico. Suerte en serio.