Un Girona de feria da vergüenza en Vila-real

GeronaEn la primera pausa de hidratación, a Míchel se le vio totalmente desanimado, los jugadores iban cada uno a la suya e intentaban frotarse las manos con las culpas. El partido, con un resultado de 4-0, estaba ya resuelto. Incluso acabó algo antes que el del estreno ante el Rayo, en el que en el minuto veinte perdía 0-2. En la Cerámica, el 2-0 llegó en el minuto 16, y antes de la media hora, cualquier aficionado gerundense ya se tapaba la cara, avergonzado. Finalmente, el Villarreal lo aplastó por 5-0 y el Girona ya es el colista de la competición porque las estadísticas no engañan. Lo ha perdido todo, tiene cero puntos, tan sólo ha marcado un gol y es el equipo que más ha encajado, con ocho. Pero lo peor no es eso, son las sensaciones.

Porque antes de que el árbitro pitara el inicio, mucha gente ya imaginaba que pasaría lo que acabó ocurriendo. Por ahora, el Girona no transmite nada positivo; ni en el campo, donde no juega a nada, ni fuera del campo, en el que también está quedando retratado. La dirección deportiva apenas ha hecho retoques en la plantilla, el técnico sigue tan perdido, o más, como lo estaba antes de que Stuani obrara el milagro de la permanencia el pasado curso, y un grueso importante del vestuario aún no sabe dónde continuará la temporada. El mercado cierra el próximo lunes y parece que cualquiera pueda salir, si el precio es el adecuado. El 0 de 6 no es asombroso: es consecuencia de no haber hecho las cosas correctamente.

Del Girona de hace dos años ya no queda nada y ni Míchel es el propio Míchel. El líder del proyecto vive una situación totalmente anómala. De hecho, algunos empiezan a dudar seriamente de sus capacidades para revertir el estado de ánimo general. El técnico, además, se está perdiendo en frases absurdas, como si llevara una venda a los ojos. "El césped estaba muy seco", dijo la semana pasada, tal y como hacía Xavi Hernández antes de cavar su propia tumba en el banquillo azulgrana. "Tenemos una base espectacular", opinaba en verano. La gente reclama que dé un puñetazo sobre la mesa. Que muestre carácter. Que se enfade. Pero acaba repitiendo que está convencido de que harán "una gran temporada".

Una reflexión profunda

Esta vez, sin embargo, al menos no se le puede reprochar que alineó a los mismos de siempre. Hizo cinco cambios respecto a la semana pasada, pero la tendencia no varió lo más mínimo. Cada jugador del Villarreal parecía mayor, más fuerte y con más talento que cualquiera del Girona. Los partidos se hacen largos así.

Para añadir sal a la herida, regalaron el primer gol, obra de Pépé, en una nueva salida de balón nefasto. Buchanan hizo una fiesta con un hat trick y completó la manivela Rafa Marín. Nadie del Gerona estuvo a la altura del escudo. Es necesaria una reflexión profunda y tomar decisiones. Aunque alguna de ellas sea dolorosa.