Copa del Rey

El Girona hace el ridículo en Ourense y es eliminado de la Copa del Rey

El equipo gerundense cae con mala imagen en la segunda eliminatoria contra un conjunto de Primera RFEF

03/12/2025

GeronaNo aprende el Girona, que calcó el ridículo del pasado año en la Copa del Rey. No fue el Logroñés, sino el Ourense, de la Primera RFEF, quien despidió al conjunto de Míchel de la competición (2-1). Ni la presencia de suplentes habituales y jóvenes del filial justifica la mala imagen de un equipo que encajó un gol en el primer minuto y estrelló un balón en el palo en la última jugada que habría enviado el partido a la prórroga. Para añadir más dramatismo, perdió a Abel Ruiz por lesión. El delantero se marchó llorando del campo pasada la media hora de juego.

La salida de los gerundenses fue indigna de un conjunto de la máxima categoría. Vitor Reyes salvó un gol a los pocos segundos, pero cuando no se llegaba al minuto, Álvaro Yuste superó a Gazzaniga, que se vio obligado a ser titular porque Livakovic quiere irse en enero y, si debuta, no podrá firmar por ningún otro equipo porque la normativa dice que solo se puede vestir dos camisetas por curso y ya ha vestido con dos camisetas. Un drama, vaya.

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La cosa sólo podía ir a mejor y lo pareció cuando Joel Roca provocó un penalti. Lo disparó Yáser Asprilla, el hombre de los 18 millones de euros que le convierten en el fichaje más caro de la historia del Girona. Lo ejecutó tan mal como pudo y Alberto le detuvo. Aún quedaba un pequeño giro de guión: Abel Ruiz estuvo atento al despeje, creyó en un balón que no tenía vida, y le devolvió al colombiano, que, a portería vacía, situó el 1-1.

Los rojiblancos, entonces, espabilaron un poco, generando alguna situación de peligro que podría haber significado el 1-2. Pero fue llegar al descanso y desaparecer. La segunda parte fue horrorosa y el Ourense le sometió con mucha naturalidad. Bastaba con poner minuto y nombre del autor del fallecimiento del Girona en la Copa: el protagonista fue Omar Ouhdadi en el 64. En la última acción, Tsygankov envió un disparo de falta al larguero y todo el mundo se ahorró media hora (y tal vez unos penaltis). El ridículo de los catalanes estaba ya hecho.