Rebajas y prisas en el cierre del mercado de fichajes del Girona

GeronaLos dados ya están arrojados. El Girona ha anunciado tres llegadas y dos salidas en un último día de mercado en el que pretendía realizar los deberes que no había hecho en un par de meses. En Montilivi aterrizaron Dominik Livaković, Vladyslav Vanat y Bryan Gil, mientras que Yangel Herrera y Dawda Camara hicieron las maletas. Umar Sadiq, un delantero que sonó hasta el último minuto, finalmente no llegó. Del central o mediocentro organizador, sin noticias. Le quedará el mercado de agentes libres.

Llegó un punta, sí, el ucraniano Vanat por 15 millones, variables aparte. También agotó todas las opciones para fichar a Sadiq, haciendo sumas y restas para encajarlo dentro de la normativa de la Liga. Por último, el delantero nigeriano se queda en la Real Sociedad. La inversión grande debía estar en esa posición, y con lo que no se contaba era que un buen puñado de dinero acabara destinado al extremo, donde vuelve Bryan Gil, un viejo conocido. Tenía que rescindir con el Tottenham, pero como no pudo hacerlo y las necesidades aprietan, el Girona ha acabado pagando 6 millones más 4 variables por él. Las operaciones, en lo que se refiere a la economía, son cuestionables. Y las prisas, malas consejeras.

Porque el día ya había empezado fatal, con la confirmación del adiós de Yangel Herrera, por el que el club catalán quería hacerse fuerte en las negociaciones. A la hora de la verdad, ni el precio de la cláusula (25 millones) ni el de valor de mercado (15): 11 millones y gracias, y otros dos en variables. Un mal negocio, se mire como se mire. La otra despedida fue la del joven delantero banyolí Dawda Camara, que se marchó cedido al Cádiz, de Segunda, con la intención de foguearse.

La bomba final fueron las conversaciones para incorporar al portero Livakovic, una operación imposible sin la colaboración del Manchester City, que intentaba colocar a Ederson en el Fenerbahce. El movimiento deja sin lugar al internacional croata, que acaba en Montilivi por optar a la titularidad de que en los últimos años ha sido patrimonio de un discutido Paulo Gazzaniga.

No ha sido un mercado fácil para el club, que sufre las malas inversiones del año de la Champions y un elevado límite salarial. Pero esto no justifica no haber podido encontrar todas las soluciones a las carencias que ya se vislumbraban y que se han confirmado en un inicio desastroso de Liga (tres derrotas en tres partidos). A primera vista parece insuficiente: ni ha logrado sacudir a la plantilla que cayó en picado en la segunda vuelta, ni ha generado nada de ilusión con un golpe de efecto que animara a su masa social.