Insultos, objetos volante y faltas de respeto: la Ryder Cup de golf más sucia
Los espectadores estadounidenses han silbado y atacado personalmente a los jugadores europeos en una de las ediciones más emocionados de la copa
Barcelona"¿Lo estás viendo, Donald Trump?", cantaron los jugadores del equipo de Europa de la Ryder Cup tras ganar por 14ª vez la prestigiosa competición que enfrenta a los mejores jugadores de golf de Estados Unidos con los europeos. Una competición que cada dos años reúne a los mejores jugadores de este deporte, alternando un campo estadounidense con un europeo. De hecho, en 2031 tocará por primera vez en un campo catalán ser sede de la Copa, en el Camiral Resort Golf & Wellness de Caldes de Malavella. La Ryder Cup mueve a muchos aficionados y despierta pasión entre los aficionados de este deporte, pero en la edición de este año la pasión ha ido demasiado lejos, con comportamientos entre los aficionados nunca vistos en este deporte. Cuando el irlandés Shane Lowry dio el golpe que certificaba el triunfo europeo, empezaba la fiesta del Viejo Continente, mientras aficionados locales les silbaban.
"Parecían aficionados de fútbol", bromeó el jugador escocés Robert MacIntyre. En los últimos años la rivalidad entre europeos y estadounidenses ha ido a más. La Ryder nació en 1927 para enfrentar a Estados Unidos y Reino Unido, pero en 1979 el equipo británico evolucionó a equipo europeo. Y así terminó la gran era de dominio de los estadounidenses, que han visto cómo en los últimos años los europeos los ganan. Desde 1995, Europa ha ganado once golpes y Estados Unidos, apenas cuatro. En la Ryder Cup el factor geográfico importa: Estados Unidos no gana ningún Ryder Cup fuera de casa desde 1993, por ejemplo, mientras que los europeos ya habían ganado fuera de casa en los años 2012 y 2004.
La edición de ese año se celebraba en el Bethpage State Park de Long Island, en Nueva York. Que estuviera en Nueva York trajo más aficionados europeos que nunca, especialmente británicos, y acabó provocando imágenes curiosas, como la de la bandera de la Comunidad Europea junto a la británica. Cosas del Brexit. Los europeos animaban mucho y copiaban cánticos de fútbol, pero siempre para animar a los suyos. Al norirlandés Rory McIlroy le cantaban una versión de Zombie del grupo The Cranberries, por ejemplo. Pero a medida que avanzaba la competición los europeos iban entendiendo, por el comportamiento de los aficionados locales, que sería una Ryder distinta.
El equipo europeo ya había sido advertido de que el ambiente sería hostil, el público de Nueva York tiene fama de ser más agresivo. Los estadounidenses hacían campañas en las redes para asustar a sus rivales, y no ayudaba el hecho de que Donald Trump, gran aficionado al golf, anunciara que asistiría a la competición el viernes para ayudar a "los chicos del país". El equipo europeo había llegado a realizar sesiones de entrenamiento con auriculares en las que sonaba música fuerte e insultos para mentalizarse de lo que podría encontrarse. Y así fue. "Teníamos que acostumbrarnos a lo que nos encontraríamos, nuestra obligación es anticiparnos a las sensaciones que viviremos", explicó Luke Donald, el capitán europeo.
El primer día ya se vivieron escenas como gritos justo antes de dar un golpe para desconcentrar a los jugadores europeos. La cosa fue calentándose y el temperamental Rory McIlroy acabó convertido en el centro de los ataques estadounidenses. Como McIlroy no suele esconderse y tras ser silbado sonrió mirando hacia los aficionados, y señalando el marcador en el que se veía que Europa iba ganando, la atención se centró tanto en él que una humorista contratada para animar el ambiente, Heather McMahan, pidió con un megáfono alFuck you, RoryMiles de personas pronunciaron el cántico. McMahan dijo que sólo quería hacer una broma, pero acabó despedida al verse como el cántico que se había cantado por primera vez entre risas iba volviéndose más agresivo cada vez que McIlroy acertaba una vez. ¿el favor de callar de una vez?" Y después de ganar un punto explotó. "¡Fuck you!", gritó dirigiéndose a los aficionados, ya que se había producido algo aún más desagradable: insultos a la mujer del jugador, que recibió el impacto de un vaso de plástico.
El propio McIlroy dijo tras ganar que lo ocurrido aquella semana era inaceptable. "Esto no debemos aceptarlo en el golf. Creo que este deporte debe mantenerse a un nivel más alto que el que se ha visto aquí estos días", dijo. El jugador de Irlanda del Norte llegó a decir medio riendo que había visto a muchos perros policía en las instalaciones y que "ojalá los hubieran soltado para acallar a los aficionados locales". "Les hemos acallado nosotros jugando al golf. Ahora lo celebraremos como es debido", añadió. Lo dijo después de una copa en la que Europa fue ganando siempre hasta la última jornada del domingo, cuando una gran actuación local casi termina en una remontada. No fue así. Los europeos pudieron hacer fiesta grande y acabaron cantando una canción dedicada a Trump. El presidente estadounidense les respondió, por una vez, con elegancia: "Sí, lo estoy viendo. Felicidades", pió en las redes.