Un pajarito en Araújo

La falta de sangre y amor propio de este Barça es tremendo. Pese a la temporada insulsa que están haciendo los futbolistas azulgranas, tenían la oportunidad de acercarse al Madrid y reabrir cierta esperanza para al menos competir la Liga. Jugaban en un campo dificilísimo, cierto, como es el nuevo San Mamés, pero contra un equipo lleno de suplentes que había jugado Copa entre semana. Sin embargo, el Barça no supo aprovechar el desgaste físico y emocional de los locales, y ofreció nuevamente una imagen gris y triste. No es que falte fútbol, ​​que también, falta liderazgo y corazón. En los minutos finales, el conjunto de Xavi demostró una exasperante apatía. Parecía que dieran por bueno el empate. No fueron a morder, no buscaron la portería rival, habían bajado los brazos y eso es lo más imperdonable de todo. Te puede faltar talento, puedes tener mala fortuna en las áreas, pero la segunda mitad en Bilbao es injustificable.

El domingo, en la rueda de prensa, el egarense fue muy crítico con sus jugadores. Xavi dijo lo que iba a decir, pero su discurso llega tarde. La falta de autocrítica después de muchos partidos que han sido insulsos ha ayudado a que el Barça se encuentre perdido, sin rumbo ni identidad. Demasiados partidos que eran soporíferos, y el mensaje público, de puertas afuera, siempre estaba en positivo, buscando excusas o viendo el vaso lleno a rebosar. El optimismo está bien, la gestión emocional del grupo lleva a menudo a lanzar proclamas positivas cuando lo que te pide el cuerpo es hacer todo lo contrario, pero demasiadas veces desde el vestuario del Barça se ha traspasado el sentido común. Hemos jugado mejor, hemos tenido ocasiones, hemos sido superiores... El discurso en rueda de prensa se ajustaba poco a lo que la mayoría de los mortales veían sobre el terreno de juego, lo que acaba repercutiendo en el rendimiento.

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Preocupa que los futbolistas transmitieran la imagen de haber tirado la toalla en la Liga. Es el peor mensaje que puede enviar un club a la deriva. Incluso jugadores diferenciales en lo motivacional, como podría ser Araújo, sin duda el caso más paradigmático de toda la plantilla, ahora son futbolistas intrascendentes. Ese plus que ofrecía el uruguayo, ahora ni se huele. Y esto muestra aún más sus carencias técnicas y tácticas, sobre todo a la hora de sacar la pelota. Araújo, ejemplo por su actitud el pasado curso, insuperable en el uno contra uno, esta temporada parece un central cualquiera. De ser uno de los mejores centrales del mundo para algunos –aquí nunca me encontrará– a ponerle un lacito para reducir la deuda.