El Espanyol, la gran fábrica de goleadores catalanes del último medio siglo
El club blanquiazul ha formado a cuatro de los cinco futbolistas con más goles en las principales competiciones nacionales e internacionales
BarcelonaCasi tres décadas después de que la ley Bosman facilitara la incorporación de jugadores comunitarios por parte de clubs de la Unión Europea, la mayor parte de las plantillas de las entidades de élite cuentan con un elevado porcentaje de extranjeros. A raíz de esa sentencia, muchos clubs prefirieron buscar fuera a formar talentos a sus planteles, sobre todo especialistas en determinadas posiciones, como la delantera. Una tendencia de ámbito global que también llegó a Cataluña.
En Montilivi, por ejemplo, disfrutan con los goles de Dovbyk, Stuani o Savinho. En Montjuïc, en cambio, se encomiendan a las dianas de Lewandowski, João Félix o el recién llegado Vitor Roque para volver a ganar algún título este curso. ¿El resultado? El 18,3% de los goles del Girona los han marcado Valery, Aleix García, David López y Eric García, cuatro jugadores nacidos en Escala, Ulldecona, Sant Cugat y Martorell, respectivamente. Y ninguno de ellos es delantero. En el Barça, el porcentaje cae al 11,6%, ya que sólo dos catalanes han visto portería: el reusense Sergi Roberto y el granollerense Marc Guiu.
El Espanyol es la gran excepción a la sequía de goles catalanes: hasta seis jugadores nacidos en Cataluña se han encargado de marcar 23 de los 38 goles blanquiazules de este año, un 60,5% del total. Puado, con nueve tantos, es el máximo goleador catalán de este curso. Sin embargo, el rendimiento del barcelonés no es ninguna anécdota, sino el resultado de la apuesta del club españolista, que se ha convertido en la gran fábrica de goleadores catalanes del último medio siglo. Los datos así lo corroboran: cuatro de los cinco máximos goleadores históricos catalanes –si se tienen en cuenta los goles oficiales marcados en ligas y copas nacionales e internacionales– se han formado en el Espanyol: Jonathan Soriano (214 goles), Raúl Tamudo ( 160), Gerard Moreno (157) y Josep Juncosa (138).
De todos ellos sólo uno sigue en activo, el punta de Santa Perpetua de Mogoda, que está sólo a dos goles de igualar los 159 que marcó Joaquín Murillo entre las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo pasado. Si marca tres, el podio de goleadores catalanes se habrá formado en la cantera blanquiazul. Murillo, de hecho, es un caso anecdótico, ya que es el único, entre los quince máximos goleadores históricos de Catalunya, que nunca jugó en el Barça ni en el Espanyol: inició y terminó en Europa una carrera que el llevó al Valladolid y al Zaragoza.
Es bastante significativo que tres de los cuatro máximos goleadores catalanes se hayan formado en la cantera blanquiazul y hayan llegado al primer equipo a lo largo de este siglo XXI. Sólo uno de ellos, Soriano, no logró consolidarse, debido a la competencia que tuvo con otros jugadores como el propio Tamudo, Maxi Rodríguez, Pandiani, Luis García o Corominas. Tras encontrar en el filial del Barça un trampolín ideal, hizo carrera en el extranjero, especialmente en Austria, donde firmó 169 goles.
La competencia en el Camp Nou: de Ibrahimovic a Vitor Roque
Bojan Krkic vivió un caso similar. El de Linyola, seguramente el último gran delantero catalán formado en La Masia, empezó a sufrir ansiedad poco después de su irrupción en un primer equipo en el que destacaban atacantes de primer nivel mundial como Ronaldinho, Henry, Eto'o, Messi y, más tarde, Ibrahimovic. Una competencia feroz que le empujó a buscarse la vida lejos del Camp Nou.
La presencia de primeras espadas, tan nacionales como, sobre todo, provenientes del extranjero, ha cerrado las puertas del primer equipo a muchos catalanes que buscan un puesto en la delantera del Barça. Uno de los últimos en intentarlo ha sido Ferran Jutglà –uno de los pocos encajes formados en la Ciudad Deportiva Dani Jarque a quien el Espanyol no supo ligar–, que pese a dejar buenas sensaciones en su primer año como azulgrana quedó se sin lugar a raíz de la llegada de Lewandowski y Raphinha en el verano de 2022 y optó por marcharse a Bélgica. Un escenario que podría revivir pronto Marc Guiu, que pese a firmar dos goles en 55 minutos oficiales con el primer equipo, podría perder protagonismo a raíz delllegada de Tigrinho.
La elevada competencia que ha comportado la llegada de extranjeros a la delantera del Barça es uno de los grandes motivos que explican por qué el club azulgrana apenas ha sacado a grandes goleadores de su cantera. Lo evidencia el hecho de que, de los diez jugadores que aparecen entre la sexta y la decimoquinta posición de máximos goleadores catalanes, todos ellos criados en el Barça, seis fueran de mediados del siglo XX. Un dato que evidencia que el club azulgrana ha dejado de buscar en casa los goles en la delantera. El más reciente de éstos, Carles Rexach, se retiró hace más de cuatro décadas. De los cuatro que son del siglo XXI, dos son centrocampistas, y sólo uno de ellos, Xavi Hernández, llegó a consolidarse en el primer equipo azulgrana. Cesc Fàbregas hizo carrera en la Premier; Sergio García se buscó la vida en la Liga –y va llegar a convertirse en un icono en el Espanyol–, mientras que Bojan Krkic recorrió hasta seis países distintos antes de retirarse después de año y medio en Japón.
El Espanyol, que no dispone ni de los recursos económicos que tiene el Barça ni tampoco de un catálogo de talentos de todo el mundo como el que el City Football Group pone al alcance del Girona, no tiene otro remedio que apostar por su plantel, una gallina con huevos de oro que debe volver a rescatar a la entidad blanquiazul.