Es la hora de los adiós
No, no es un adiós para siempre. Por un tiempo —que espero que sea más largo que un instante— dejo de escribir a mi querido diario. Tanto la dirección del ARA como mis nuevos jefes no veían problema que siguiera con las colaboraciones, especialmente si lo hacía de forma más irregular o incluso esporádica. El tema de esta Especie protegida es bastante lejano al de mi nueva responsabilidad para que no hubiera conflicto de ningún tipo. Sin embargo, por comportamiento institucional he decidido dejarlo.
Ahora no siempre puedo decir lo que pienso. Y no se trata de cobardía ni de miedo a nada. Es responsabilidad y sentido común. Todo el mundo puede imaginar qué opino sobre el hecho de que TV3 haga un programa para elegir el nuevo himno del Barça. Incluso mi querido David Carabén sabe lo que pienso. Pero no puedo escribirlo. Porque no se puede separar a la persona del cargo. No se puede hacer aquello de decir que “es mi opinión personal” para soltarla gorda o, aún peor, lo otro de afirmar que “una cosa es lo que dice X como ministro (o como presidente o como director general) y otra lo que dice como persona”. Sí, podría escribir con el freno de mano puesto. Ser prudente. Evitar cualquier ironía. No ser mordaz. Pero esta opción sería aún peor: una impostura, me sentiría un traidor.
En la despedida, agradecimientos. En el diario en general. Un diario muy culé que me ha permitido escribir lo que he querido sobre el Espanyol. Lo que a menudo significa contra el Barça. Que me han permitido replicar y criticar contenidos del propio diario (gracias, Esther). Que incluso las dos temporadas que el equipo ha estado en Segunda han mantenido mi espacio, el espacio de los pericos. Un recuerdo agradecido a mi amigo Carles Capdevila (culero, pero muy buena persona, que diría aquél) porque fue él quien pensó en mí como colaborador del diario.
Muchas gracias también a Toni Padilla (¡fuerza Sabadell!) y Xavi Hernández Navarro, mis jefes de deportes. Y en toda la sección, que me ha recordado y comentado los artículos. Y muchísimas gracias a los lectores. Lectores pericos que me han comentado cosas por redes y en el campo. Lectores culés a los que les gustaba mi mirada sobre el fútbol y el país. Y también —lo digo sin ironía— a los lectores culés que se han leído todos mis artículos pidiendo cada semana que me echaran: gracias por la fidelidad y la persistencia. Quizás ahora me echen de menos. Yo ya os añoro. A todos. Han sido muchos años, casi catorce. Desde el principio. Cerca de 700 artículos. Qué pena todo.