El polémico silencio del VAR deja al Espanyol con la miel en los labios en el minuto 97
Los blanquiazules empatan con el Eibar tras encajar un gol en una última jugada en la que no se ha señalado una falta clara
Español 2 / Eibar 2
- FICHA TÉCNICA DEL PARTIDO
- Español: Pacheco; Jofre (Ramon, 82'), Sergi Gómez, Gragera (Roger Martínez, 81'), Víctor Ruiz (Cabrera, 49'), Brian Oliván; Expósito (Óscar Gil, 82'), Aguado, Pere Milla (Salvi, 77'), Puado y Braithwaite. Entrenador: Luis García.
- Éibar: Luca; Tejero (Corpas, 66'), Berrocal, Arbilla, Reina (Vencedor, 78'); Sergio Álvarez, Matheus (Cristian, 75'), Aketxe, Mario (Konrad, 83'), Stoichkov y Bautista (Rahmani, 83'). Entrenador: Joseba Etxeberria.
- Goles: 0-1 Bautista (6'), 1-1 Puado (45'), 2-1 Puado, de penalti (56'), 2-2 Sergio Álvarez (97')
- Árbitro: López Toca (Comité Cántabro)
- Tarjetas amarillas: Tejero (37'), Óscar Gil (98')
- Tarjetas rojas: ninguna
- Estadio: RCDE Stadium, 18.096 espectadores
El Espanyol vuelve a preguntarse de qué sirve el VAR. Los blanquiazules han dejado escapar un triunfo que tenían a tocar (2-2) ante el Eibar, que ha empatado de forma cruel en el minuto 97, en una falta lateral en la que ni el árbitro ni el VAR han visto un clarísimo empuje de Arbilla sobre Roger Martínez previo al remate de cabeza de Sergio Álvarez que ha enmudecido al Stage Front Stadium. Una acción polémica, desgraciada y, por qué no decirlo, también mal defendida, que ha privado al Espanyol de cerrar la jornada en posiciones de ascenso. Los blanquiazules se quedan a cuatro puntos del líder, un Leganés que podría escapar a siete si gana en Cartagena.
Luis García sacudió al once para hacer frente a la inestabilidad que vive el equipo tanto en lo que respecta al juego como a los resultados. Cabrera y Calero eran los principales damnificados en un once con tres centrales y una idea clara: sacar bien el balón jugado desde atrás. En este sentido, el Espanyol celebró la entrada de Víctor Ruiz, un central que se convierte en una solución cuando puede construir con el balón, pero que se torna un gran riesgo cuando le toca correr hacia atrás. Bien lo sabía Eibar, que no dudó a la hora de buscarle las cosquillas. Bautista, en el minuto 6, le dejó clavado con un buen recorte en el área antes de superar a Pacheco con un disparo fuerte.
Por séptima vez este curso, tantos como la mitad de las jornadas que se han disputado, el Espanyol empezó encajando. Un gol tempranero que trasladó los nervios a una grada impaciente que no tardó en hacer los primeros silbidos, que aumentaron de tono cuando el propio Bautista firmó el 0-2, anulado poco después por el VAR por un fuera de juego previo del exespañolista Juan Diego Molina en un desmarque en el que había ganado la espalda a Víctor Ruiz.
Sin tiempo para deprimirse aún más, el Espanyol intentó reaccionar. Minutos después de que Expósito levantara los brazos pidiendo apoyo a la grada, los blanquiazules hallaron el empate justo antes del descanso con una gran jugada colectiva que finalizó con un pase de la muerte de Jofre. Se rehacía así el barcelonés de un error en una ocasión previa en la que Luca Zidane le había privado del empate con una mano sensacional.
Si el primer tiempo finalizó con una alegría, el segundo empezó con un disgusto: Víctor Ruiz sufrió un problema muscular y tuvo que ser sustituido. No fue el único lesionado de la noche, porque Gragera también se sumó a la enfermería. Unos imprevistos que no frenaron el empuje del Espanyol, que decidió ir a por el partido. En un escenario en el que se necesitaban soluciones en ataque, Braithwaite ganó un balón dividido y acabó provocando un penalti claro. Jugada de delantero astuto, la del danés, que no quiso repetir el error desde los once metros que vivió en el Molinón y cedió la responsabilidad a Puado. El barcelonés firmó su octavo gol del curso i9 igualó así el máximo goleador de la categoría, Curro Sánchez, del Burgos.
El Eibar, que había demostrado bastante criterio con el balón en los pies, no se encogió. Puado desperdició una gran asistencia de Cabrera y el Espanyol, que acabó el partido sufriendo, lo pagó caro: una injusta y dolorosa bofetada que el VAR no corrigió.