Rubiales por todas partes
BarcelonaHace un año, finalmente, Luis Rubiales dejaba de ser presidente de la Federación Española de Fútbol. Parece que vuelta por Granada, haciendo la víctima, diciendo que no hizo nada malo. Diciendo que ahora la sociedad es demasiado puritana. Ya los conocemos estos señores. Ya no puedes hacer ni una broma, dicen. No hay para tanto, defienden. Las frases de toda la vida.
No han cambiado muchas cosas, en este año, dentro de la federación. La entidad sigue embarrada sin que quede claro qué relevo tendrá, a la espera de elecciones. Viendo a algunos de los hombres que se han postulado para presidirla, parece que iremos hacia atrás, en vez de ir hacia delante. Y es necesario que haya cambios en una federación donde ahora tan sólo 6 de los 140 miembros de la asamblea son mujeres. Es un ente masculinizado, donde todo son corbatas, también donde se decide el destino del fútbol jugado por mujeres. Cierto es que las jugadoras y sus representantes han conseguido grandes triunfos, apartando a personas cercanas a Rubiales y, especialmente, con un diálogo productivo con el Consejo Superior de Deportes y el gobierno. Pero mucha gente que aplaudió a Rubiales hará ahora un año, en aquella asamblea donde se hizo fuerte en el poder durante unas horas, siguen allí mismo.
Con los hombres que la hacen gorda, faltando al respeto a una mujer, abusando de ella, suele ocurrir esto: inicialmente se habla mucho, pero con el paso del tiempo todo parece quedar olvidado. Vuelven a hacer vida normal rápidamente. Aquellos que aplaudieron a Rubiales siguen mandando, como si nada, a las distintas federaciones. Tienes la sensación de que si Rubiales no hubiera besado ese beso en directo en televisión, aún seguiría mandando. Es cierto que el directivo andaluz irá a juicio, pero cada día se repiten las noticias en las que queda clara la impunidad de los abusadores. También aquellos que se quejan de la cultura de la cancelación, como Plácido Domingo y Andrés Calamaro, que siguen cantando o tocando sin problemas.
Casos como el de Rafa Mir, en los que respetando su presunción de inocencia ves cómo le preguntan cómo está y parece que lo más importante sea saber si marcará goles. Quien ha sufrido un abuso, le llevará para siempre dentro. Mejor o peor, pero siempre dentro. Mucho más tiempo que la condena de quien ha sido pillado, como Rubiales. Está llena de Rubiales, nuestra sociedad. Y el fútbol más. Y los hombres cerca de ellos tenemos una gran responsabilidad. Ni podemos reír sus gracias ni callar. Somos parte del problema.