Apuntes en caliente

Jugar contra diez como si fueran trece: los apuntes en caliente del Villarreal - Barça

Gestión miedosa de la superioridad numérica de los azulgranas en La Cerámica

BarcelonaDe equipo pequeño. Una entrada escalofriante de Trigueros sobre Messi ha parado el corazón a los culés –menos mal que el 10 se ha levantado ileso– y ha dejado al Villarreal con diez jugadores. Roja merecida y camino en principio allanado con el 1-2. Pero Koeman se ha emperrado en gestionar el marcador como si fuera su equipo el que estuviera en inferioridad. No ha aprovechado la línea avanzada del rival cuando tocaba –Dembélé ha entrado tarde– y ha sacado del campo a Busquets, el centrocampista que aseguraba más control, para poner a un central. Resistir sin más no basta en el Barça.

Un centrocampista nuclear. Los azulgranas presionan al Atlético y están en disposición de dejar atrás al Madrid gracias al olfato de Griezmann, autor de dos goles en un estadio en el que suele brillar. El galo fue clave en la final de Copa y llega al tramo decisivo de la Liga fino de cara a portería. Pero para que los delanteros acierten, la máquina tiene que funcionar. Y en esta función, la instauración del 3-5-2 está dando alas al mejor Busquets del curso. A sus 33 años, el de Badia, protegido entre tres marcadores y dos interiores, disfruta como núcleo de un equipo que se expresa en bloque.

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Hecho en casa. Cuatro días después de que Koeman le abroncara y le cambiara por ser demasiado atrevido en el ataque contra el Getafe, Mingueza ha vuelto a ser titular en La Cerámica. El escarmiento no ha ido a más. Y menos mal, porque el vallesano ha sido el patrocinador del golazo de Griezmann para igualar el partido con un pase exquisito por encima de los rivales. A pesar de que a veces enerve al técnico, el espíritu ofensivo que destila a pesar de jugar de defensa es oro a la hora de superar presiones y de compensar la pérdida de un hombre en medio. ¿Qué no hará cuando se deshaga la colita?

Un partido en boxes. Sube Mingueza, baja Pedri. Y es normal que el canario –conviene recordar que solo tiene 18 años– tenga momentos menos lúcidos. El problema es que Koeman, que tiene los esfuerzos de sus futbolistas monitorizados al por menor, no se dé cuenta que el ex del Las Palmas no bascula ni genera como cuando está en plenitud física y mental. Rotarlo al inicio, después de 17 titularidades seguidas, no solo no afectaría la confianza que ya se ha ganado de sobra, sino que lo protegería de cara a los partidos que quedan.