¿Por qué los dandis negros son tan importantes en el mundo de hoy?
Este lunes tuvo lugar la Gala Met, el evento que el mundo de la moda espera con impaciencia durante todo un año porque es una oda a la creatividad, el virtuosismo técnico y la teatralidad estética. Una gala que tiene la finalidad, por un lado, de recaudar dinero para el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y, por otro, de inaugurar la exposición que, anualmente, el Costume Institut del museu dedica a la historia y reflexión en el ámbito de la moda. La singularidad de esta alfombra roja (que en este caso ha sido azul con narcisos blancos, a tono con el narcisismo que caracteriza a nuestra sociedad) es el hecho de que, lejos de la de los certámenes de cine, no busca que las famosas luzcan su belleza hegemónica con trajes conservadores y previsibles. La Gala Met, por el contrario, premia lo que socialmente solemos castigar: asumir el riesgo de la diferencia y la transgresión en moda. Además, uno de los hechos determinantes de los códigos de vestimenta de la gala es saber establecer vínculos conceptuales y estéticos con la temática de la exposición que se inaugura. ¿Y cuál ha sido la de este año? Pues, bajo el título Tailored for you (a medida para ti), la exposición profundiza en el dandismo negro y en el uso que este colectivo ha hecho de la sastrería como arma de lucha. Pero, ¿qué es realmente un dandi y por qué hay que diferenciar a las personas negras que han formado parte de esta contracultura?
Un dandi fue una tendencia del siglo XIX heredera de fenómenos anteriores como los macarroneo o los petimetros, que plantó oposición al estereotipo de masculinidad impuesto a raíz de las revoluciones liberales. Si bien el nuevo hombre burgués derivado del capitalismo industrial y de los nuevos estados parlamentarios tenía que ver con la contención estética como pretendida igualación social, con sentido moral conservador y un nuevo valor del trabajo productivo, los dandis defendían un sentido de la vida centrado en la búsqueda de belleza y la erudición cultural como signos distintivos de elitismo socialar. En consecuencia, figuras como Beau Brummell u Oscar Wilde fueron claros disidentes de la concepción del mundo que se estaba imponiendo en el siglo XIX. Dicho esto, es interesante hacer hincapié en los dandis negros para comprender que este fenómeno, lejos de ser homogéneo, contiene diferentes capas de profundidad y ejes de opresión en función del origen y contexto de la persona que lo encabeza. Los dandis negros no gozaron del privilegio social de los demás, por proceder de entornos desfavorecidos y, a través de la visibilidad de su indumentaria y el extremo cuidado de su estética, lucharon contra unos durísimos estigmas sociales y un racismo estructural que les negaba los derechos y libertades de los que sí gozaban los dandis blancos. A través de trajes sastre hechos a medida, de telas de calidad y de volúmenes grandilocuentes pretendían superar la imagen de pobreza que les condenaba socialmente a la eterna y dura mirada en plano picado y los colocaba estéticamente en igualdad de condiciones.
Que el tema de la Gala Met haya sido éste es de vital importancia en el contexto norteamericano actual, con las duras políticas antiinmigración y el reflujo racista que se deriva. Por eso, si cada año solemos reprobar las celebridades que desatienden el tema de la exposición para anteponer el lucimiento personal o el de la marca, este año la crítica adquiere una mayor indignación. Personas como Janelle Monae, Teyana Taylor, Rihanna, Jodie Turner Smith o Doja Cat, entre otras muchas, comprendieron perfectamente la importancia de reivindicar estos ancestros culturales y la esencia de su lucha, así como dar visibilidad al trabajo de creadores afrodescendientes como Paul Tezewell y de figuras tan influyentes como And. Y también era de obligado cumplimiento la asistencia de personas tan fundamentales en la historia de la lucha antirracista en moda como Dapper Dan o Diana Ross. Por este mismo motivo, no se entiende que figuras como Rosalía –innegablemente impresionante–, Georgina Rodríguez –con un traje de lencería totalmente en tendencia– o Shakira –inundada de tejido rosa chicle dentro de un mar de desubicación total– desatendieran el tema de fondo de la gala, en un momento en el que son más claros comprometidos.