¡Ya puedes comprarte el culo de la Kardashian!
La generación X vivimos nuestra juventud bajo el influjo corporal de Kate Moss, con quien se impuso una delgadez extrema que diluía las curvas del cuerpo. Bautizada como heroin chic, esta nueva belleza hacía gala de demacración física y dejadez autodestructiva, en sintonía con la desafección política de finales de milenio. Un estereotipo que llegó a su agotamiento a principios del siglo XXI, cuando surgió otro, en las antípodas de este escuálido, caracterizado por la voluptuosidad de las curvas. Definitivamente, Kate Moss quedaba desbancada por Kim Kardashian. El nuevo canon de belleza se impuso en el 2014 con la portada de Papel Magazine, donde Kardashian hacía gala de unas nalgas impresionantemente prominentes donde podía sostener una copa de cava. A partir de ahí, las redes sociales hicieron su trabajo y quedaba fijado un nuevo canon estético aspiracional, elslim-thick (delgado-grueso), con una cintura irrealmente estrecha y un abdomen plano, en contraste con unas caderas y unos glúteos exageradamente voluptuosos.
Ha habido bastantes épocas durante las cuales han sido de moda las caderas pronunciadas, aunque en cada momento han tenido diferentes significados. El ejemplo más antiguo lo tenemos en la famosa estatuilla paleolítica de la Venus de Willendorf, que complementa las caderas con la prominencia del vientre, los senos y el pubis, para codificar valores como la fertilidad, la protección, la continuidad generacional o la función ritual. Entre los siglos XVI y XVIII se impusieron las caderas hinchadas, como reacción hacia la silueta alargada medieval. El nuevo volumen se obtenía a partir de estructuras internas como el verdugado, el miriñaco o el guardainfante que, aparte de funcionar como símbolo de fertilidad, ostentaban riqueza y bienestar, puesto que aquella volumetría corporal era difícil de obtener en época de déficit alimentario.
A finales del siglo XIX dominaba la sinuosidad de la silueta en S, con una cintura estrechísima por el efecto de un corsé asfixiante y altamente perjudicial para la salud. fueran a donde fueran, debían arrastrar un auténtico remolque textil, sin olvidar las dificultades respiratorias del corsé y el sobrepeso de todos los adornos que llevaban encima. en moda: apartar a las mujeres del ámbito social.
Cuando Kim Kardashian cambió el extremo delgado por la voluptuosidad, muchos lo vivieron aligerados como el fin de la era de la anorexia y el inicio de una voluptuosidad más real. estética que ahora, además de los regímenes, nos demandaba operaciones estéticas (como el BBL: Brazilian butt lift) para obtener aquellas voluptuosidades imposibles. El último producto que ha lanzado a mercado la marca de ropa interior Skims, propiedad de Kim Kardashian, es elUltimate Hip, unas mallas compresoras con rellenos de espuma que recrean "la perfecta silueta de reloj de arena", con las que puede lucirse por fin el culo de la Kardashian.
Ciertos sectores han celebrado que, gracias a estas fajas, las mujeres ya no tengamos que pasar por un quirófano para conseguir una silueta Kardashian. Ciertamente, la modificación del cuerpo no es tan agresiva, pero la cuestión de fondo es que siempre se llega a la conclusión de que el cuerpo de las mujeres nunca está bien como está y que, incansablemente, es necesario modificarlo para ser valoradas en sociedad.