Alimentación

Codorniu hace un nuevo récord de ventas mientras trabaja para encontrar un comprador

El fondo Carlyle, accionista mayoritario, espera cerrar la venta de su participación en la cavista en los próximos meses

BarcelonaEl grupo vitivinícola Raventós Codorníu cerró el ejercicio 2024-2025 (del 1 de julio del año pasado al 30 de junio de este año) con un nuevo récord de ventas y beneficios, a la espera del desenlace en los próximos meses de la venta de las acciones por parte del fondo de capital riesgo norteamericano Carl hace seis años. Cerró el ejercicio con unos ingresos de 238 millones de euros, un 3% más que el año fiscal anterior (son cifras a tipos de cambio constante), lo que representa un máximo en la historia de la compañía. Igualmente, los beneficios antes de impuestos, amortizaciones e intereses (Ebitda) también realizaron un récord histórico, con un incremento anual del 13% hasta los 44 millones de euros.

"Seguimos en el viaje de duplicar nuestra rentabilidad", ha asegurado este jueves Sergio Fuster, consejero delegado de la empresa, en el acto de presentación de resultados con la prensa. "La meta era llegar a cincuenta millones de euros hace cinco años y ya estamos prácticamente cerca", ha añadido. De hecho, la compañía calcula que podrá alcanzar la cifra de cincuenta millones de beneficio bruto en el año fiscal en curso. En cuanto al beneficio neto, la empresa no le tendrá calculado hasta diciembre, pero espera que crezca "al menos un 50%" respecto a los 8 millones de euros del año anterior, aseguró Fuster.

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La empresa con sede en Sant Sadurní d'Anoia (Alt Penedès) vendió 57 millones de botellas, de las cuales un 59% eran de cava, un 39% de vinos tranquilos y un 2% de vinos sin alcohol o bajos en alcohol. Este último segmento del negocio está "creciente a doble dígito", según el consejero delegado, especialmente en mercados del norte de Europa y anglosajones, además de países en los que el islam es la religión mayoritaria.

Fuster ha explicado que la compañía ha mantenido una estrategia de subidas de precios inferiores a la media del mercado: "Hemos intentado no aplicar las subidas más agresivas y hemos mirado medio y largo plazo", ha dicho, al tiempo que espera que el sector del vino modere precios tras un período de encarecimientos debido a la inflación. "Ahora vienen años de estabilización y de reducción de costes", ha dicho. En este sentido, se mostró optimista sobre la situación del cava. "Ahora la tendencia es ofrecer mejor calidad a buen precio, no tanto el lujo", lo que favorece a los espumosos catalanes: "El cava tiene la calidad del champán con un precio significativamente menor", justo en un momento en que el champán pierde ventas en todo el mundo, apuntó Fuster.

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De hecho, una parte notable del crecimiento de Codorníu fue justamente por la expansión en el extranjero. Las ventas a terceros países fueron ya un 44% del total, mientras que el mercado español acumuló el 54% y el 2% restante a través de los canales online. En España Codorníu tiene un 30% de cuota de mercado, lo que le sitúa en primera posición en el sector, según datos de la consultora Nielsen.

Además de Codorníu, la marca original de la empresa, el grupo también controla las bodegas Raimat, Parchete, Scala Dei o Viña Pomal, entre otros. La plantilla a nivel global es de unos 600 empleados.

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La venta, una "cuestión de meses"

El punto crítico de estos meses que vienen, para Codorníu, será la venta de la compañía. Carlyle adquirió la mayor parte del capital de la empresa en el 2018 –valoró la compañía en 390 millones de euros–, mientras que la familia fundadora mantiene cerca del 32%. El fondo de inversión indicó desde su entrada en la cavista que tenía previsto acabar vendiéndose su participación, como viene siendo habitual en este tipo de compañías financieras. En junio Carlyle anunció que había contratado a los bancos Morgan Stanley y Santander como asesores para la operación de venta, que Fuster ha asegurado este jueves que tardará meses, no años. Sin embargo, con el verano de por medio, la operación no ha avanzado más allá respecto a la designación de ambas entidades asesoras y todavía se encuentra en "una fase inicial".

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El consejero delegado no ha querido especular sobre qué tipo de empresa sería la mejor para adquirir Codorníu, e incluso ha abierto la puerta a que Carlyle acabe manteniéndose como accionista minoritario o que descarte desprenderse del todo de su participación actual si no encuentra un comprador adecuado. Asimismo, la familia fundadora deberá decidir también si, en caso de venta, se suma a la operación o conserva las acciones. En este aspecto, Fuster confirmó que los accionistas minoritarios no tienen obligación de vender sus títulos si lo hace Carlyle.