Agricultura

El calor amenaza el 50% de la cosecha de aceite de oliva en plena crisis alimentaria

La producción en Catalunya se hundirá por la sequía acumulada en los últimos dos años, según Unió de Pagesos

BarcelonaLa producción de aceite de oliva sufrirá este año una fuerte caída en Catalunya. Las causas de la reducción son las sucesivas oleadas de calor que han afectado el país desde el mes de abril y la sequía acumulada desde hace dos años.

La caída prevista para el 2022 es de entre el 30% y el 50% de la producción respecto de la cosecha media de los últimos años, según calcula Jordi Pascual, responsable de olivos del sindicato agrario Unió de Pagesos. De hecho, el ministro de Agricultura, Luis Planas, ya advirtió hace unas semanas que las altas temperaturas tendrían una incidencia directa sobre el sector en España. "Si no llueve en las próximas semanas o las temperaturas no bajan, la cosecha será notablemente menor que en años anteriores", dijo el ministro la semana pasada en una entrevista a Efe.

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Evolución del precio del aceite de oliva
Precio testimonio en España del aceite de oliva virgen de 0,8º a 2º. Datos semanales en € / 100 kg desde enero del 2021

"Afectará seguro", indica Pascual sobre el calor récord registrado este año, a la vez que recuerda que "el olivo lleva años aguantando una sequía continuada". De hecho, excepto el 2020, que tuvo unos meses de muchas precipitaciones a finales del invierno y durante toda la primavera, tanto el 2021 como este año están siendo inusualmente secos.

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Por ejemplo, entre julio del año pasado y el de este año, una gran parte de los municipios del noreste de Catalunya, en comarcas como el Gironès, el Baix y el Alt Empordà y el Pla de l'Estany, sufrieron una situación de sequía excepcional, según los datos del Meteocat, el servicio meteorológico de Catalunya, con una precipitación de menos de 300 litros por metro cuadrado cuando lo habitual es que la cifra se mueva entre los 500 y los 1.000. Una situación similar se registró también en otros puntos del país, como por ejemplo el norte del Barcelonès, el sur de Osona, el norte del Alt Urgell, el sur del Alt Penedès y los municipios alrededor del macizo de Montserrat.

Esta sequía se añade al hecho de que, este año, desde un punto de vista meteorológico, la primavera ha sido muy corta: "En abril pasamos de unas heladas muy fuertes, bajo cero, a temperaturas de más de 30 ºC en cuestión de días", dice Pascual. "Esto el árbol no lo asimila", añade sobre el impacto que tienen las variaciones repentinas de temperatura sobre los olivos.

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El resultado se nota directamente en los árboles, que sufren lo que se denominan "purgas": para defenderse del calor, el árbol seca parte de los frutos, que acaban estropeándose y cayendo al suelo. "Los que se está viendo es anormal para este cultivo", comenta el responsable de Unió de Pagesos sobre la elevada cantidad de purgas que los labradores están registrando en todo Catalunya.

La pérdida de producción por el calor es generalizada en todo el Estado, como avanzó el ministro del ramo. En el conjunto de España, la organización agraria Asaja cifra en un 50% la producción de olivas de este año respecto a la media habitual, a pesar de que en algunas zonas puede ser todavía peor. Por ejemplo, en Extremadura, la producción se puede hundir un 80%. El presidente de la patronal APAG Extremadura -adscrita a Asaja-, Juan Metidieri, indicó que el 2022 registrará "la peor cosecha de la historia", según declaraciones recogidas por Europa Press.

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La caída de la producción tendrá efectos sobre el precio del aceite de oliva en Catalunya, que ya ha subido desde marzo, como se puede ver en el gráfico, después de una subida registrada también la primavera del 2021. La invasión rusa de Ucrania ha disparado este año el precio del aceite de girasol, del cual Ucrania tenía casi la mitad de la producción mundial. Con el conflicto, la oferta de este producto se hundió, lo cual provocó que el resto de aceites vegetales también subieran de precio, puesto que en algunos casos se pueden utilizar como productos sustitutivos.

Caídas desiguales

Las caídas de producción, sin embargo, no serán iguales en todas las comarcas. Por ejemplo, en la zona del Baix Ebre y el Montsià, el 2021 fue un año bueno, por lo que se espera que este 2022 esté por debajo de la media. A las condiciones climáticas desfavorables se añade el hecho que las variedades de olivo de aquella zona -morruda, farga y sevillenca- son más propensas a sufrir disminuciones de cosecha después de un año bueno, cosa que no se da tanto con la variedad arbequina, la más extensa en el Campo de Tarragona y en la llanura de Lleida, según Pascual.

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En este sentido, por ejemplo, Les Garrigues espera una cosecha "más baja que un año normal", pero similar a la del 2021, dice Pascual. El 2021 cayó la producción porque los campos quedaron muy afectados por el paso de la borrasca Filomena en enero, pero la tormenta tuvo un efecto de "poda natural" que fortaleció los árboles, lo cual permitirá compensar la caída de la producción provocada ahora por la sequía y las oleadas de calor.

La sequía no solo está afectando el olivo, sino otros muchos cultivos. Uno de los que ha hecho más evidentes los cambios provocados por las episodio de calor ha sido la viña, que encadena así tres años de cosechas muy bajas, primero por la plaga de mildiu del 2020 y el 2021 también por la carencia de precipitaciones. Por ejemplo, en el Penedès, la cosecha se ha iniciado a principios de este mes, mientras que en el Segrià se empezó todavía más temprano, en julio, y en los dos casos es la cosecha más temprana registrada desde hace más de un siglo.