Movilidad

"En China tener coche ya no es cuestión de estatus; te compras un eléctrico porque es barato"

La mayoría de la población ha accedido directamente a un vehículo eléctrico, muy subvencionado tanto en la producción como en la compra

PekínEn Europa el coche eléctrico es el futuro, en China es el presente. El país, además, está orgulloso de haberse convertido en una potencia en el sector y celebra que sus marcas lideren los rankings de las más vendidas. BYD, Chery, Geely o la moderna Xiaomi se han convertido en referentes del sector. Detrás de este éxito hay un esfuerzo de país y una economía planificada, ya que en 2000 el gobierno diseñó un plan para desarrollar la industria del coche eléctrico e híbrido. Está claro que ha funcionado.

Pekín era consciente del retraso del país. A finales de los años ochenta prácticamente no había coches circulando en las calles de la capital china, excepto las de la marca Bandera Roja oficiales, y sólo funcionaba algún servicio de taxis en alguna ciudad del sur. Predominaban las bicicletas, que, curiosamente, ahora son menos habituales aunque en otros sitios quieran promocionarse.

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A pesar de la inversión extranjera, conseguir competir tecnológicamente en el mercado mundial con un coche de motor de combustión, como habían hecho los surcoreanos, no parecía posible. Además, en China también influía la necesidad de reducir las emisiones de C02, ya que el país no podía permitirse que, con el crecimiento económico, una clase media de 300 millones de personas optara por el coche de gasolina.

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Desde 2009, pues, el sector del vehículo eléctrico ha estado recibiendo ayudas directas para el diseño y la producción. Por todo el país se diseminaron proyectos de fábricas subvencionadas por los gobiernos locales. En la última década se han creado unas 500 empresas de vehículos eléctricos, aunque sólo unas 200 han recibido la certificación oficial de las autoridades por producir. Es decir, muchas fábricas ni siquiera han levantado la persiana.

Actualmente, hay casi un centenar de marcas de coches eléctricos que circulan por las carreteras chinas. De éstas, los expertos sostienen que sólo una decena sobrevivirán porque la sobreproducción y la guerra de precios acabará con la mayoría. De hecho, los vehículos han descendido de precio una media de un 20% en los últimos dos años.

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Este esfuerzo titánico sólo es posible gracias al gran apoyo del gobierno que evidentemente otros países no pueden permitirse. Pekín también ha subvencionado la compra de coches eléctricos y no duda en proteger el mercado. Este año ha aprobado una ley para que todos los coches que compren los gobiernos o empresas estatales estén fabricados en China. No es una medida arbitraria: en China las flotas de taxis, licitadas por los ayuntamientos, y las de empresas y organismos públicos representan a gran parte del mercado.

Coches urbanos

En la República Popular, los coches particulares son básicamente urbanos, se utilizan para trayectos dentro de las ciudades, grandes y extensas. Raramente se utilizan los coches para largas distancias porque el país es demasiado grande y el transporte generalizado para estos desplazamientos es el tren o el avión.

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Este concepto de vehículo primordialmente urbano, unido a que también se fue desarrollando una amplia red de puestos de recarga de baterías, ha facilitado la implementación del coche eléctrico. La mayoría de la población nunca habrá conducido un coche de gasolina y, por tanto, desconoce también el ruido del tráfico de las ciudades occidentales y el hedor de los tubos de escape.

Así, los coches chinos destacan por su diseño interior y por las prestaciones que ofrecen a los usuarios. Son unos servicios más encaminados al ocio que a la conducción, y posiblemente ésta sea la evolución del coche en China: un vehículo cada vez más automatizado que camina hacia el modelo de coche autónomo sin conductor.

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De hecho, en Pekín en algunos barrios ya existen servicios experimentales de taxis autónomos sin conductor. Jian Lufeng rechaza este modelo. Aunque a los 63 años ya está jubilado y ha cedido su Mazda a su hija porque ya no le necesita para ir a trabajar, cree que en un momento en el que aumenta el paro plantearse reducir conductores o personal de empresas porque se utiliza la IA no tiene sentido.

En cambio, la joven Xiao considera que antes el coche "era una manera de demostrar que la vida te iba bien", pero para los jóvenes ahora sólo se valora si realmente se necesita. "Antes tener un coche era una señal de estatus, pero ahora te compras un coche eléctrico chino porque es barato", explica. BYD tiene un modelo por unos 7.200€, y además se puede comprar a plazos.

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