El covid pasa factura a Moritz, que ya acumula 17 años de pérdidas

La compañía no ha conseguido tener beneficios desde que resucitó en 2004

La crisis del covid también ha pasado factura a Moritz, el histórico fabricante de cerveza. La compañía perdió en 2020 una quinta parte de las ventas hasta quedarse apenas por encima de los 14 millones de facturación. La compañía, además, sufrió unas pérdidas de 3,2 millones, casi un 19% más. Lo cierto es que la empresa no ha conseguido tener beneficios desde que renació en 2004 y las pérdidas se han repetido año tras año.

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Durante este tiempo, su propietario, el grupo zaragozano Ágora, ha ido cubriendo los 37 millones de pérdidas acumuladas, y ahora lo seguirá haciendo. "Grupo Ágora es una empresa familiar sólida, saneada y con firme vocación de continuidad", aseguran desde el grupo en respuesta a las preguntas formuladas por este diario.

Hace cinco años la compañía se había marcado el objetivo de llegar a los beneficios en 2020. Ahora ya no ponen fecha y se limitan a decir que "el sector cervecero estima que hasta 2023 no recuperaremos los valores de 2019, también en Moritz". Sea como fuere, en 2019 la compañía perdió 2,7 millones.

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En los últimos años, la empresa ha vivido un zarandeo en el equipo directivo. En 2017 dejó de tener un director general propio (Santi Manzano fue el último en ocupar el cargo) y la dirección quedó en manos directamente del consejero delegado de Ágora, que este verano acaba de cambiar.

Ahora el primer ejecutivo de Ágora y de Moritz es Sergio Elizalde. Tanto él como su predecesor eran ejecutivos externos a la familia propietaria, los Roehrich (que son descendentes de Louis Moritz). El motivo de esta entrada de personas ajenas a la familia es que, según fuentes del sector, ha habido divergencias de estrategia entre los propietarios. Y una de estas divergencias tiene que ver con Moritz, un proyecto apadrinado por Jorge Roehrich, residente en Barcelona y principal defensor del renacimiento de la marca desaparecida en los años 70.

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Lo cierto es que Ágora ha ido cubriendo las pérdidas de Moritz, pero la dimensión del grupo no es comparable con los rivales con quienes compite, como Damm. Ágora, por ejemplo, facturó 204 millones en el año antes del covid y obtuvo un beneficio de 2 millones. Aquel año, Damm, por ejemplo, facturó 1.385 millones y ganó 120. Con el covid, Ágora ha entrado en pérdidas de 22 millones (mientras que Damm evitó los números rojos y ganó 41 millones).

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Hace un lustro en Moritz detectaron una excesiva dependencia del mercado catalán y apostaron por abrir nuevos mercados, por ejemplo en el País Vasco. Por el camino explicitaron su deseo de desmarcarse de los posicionamientos políticos que habían sido marca de la casa desde su renacimiento. Aun así, no está muy claro si han conseguido hacer agujero fuera de Catalunya. La marca no da datos y dice que tiene "ventas relevantes" en Inglaterra o en países sudamericanos "donde la marca Barcelona está muy valorada".

La Fábrica Moritz sí que es rentable

Además de la cervecera propiamente dicha, Ágora tiene otras empresas vinculadas a Moritz: la más destacada es la Fábrica Moritz que está en la ronda Sant Antoni de Barcelona, que a solas consigue facturaciones importantes (6 millones en 2019), en comparación con el negocio de cerveza, y sí que consigue ser rentable. En 2019 ganó cerca de 2 millones de euros, por ejemplo. Una cifra insuficiente para compensar las pérdidas de la venta de cerveza, pero que muestra una clara rentabilidad. Evidentemente, en 2020, con el cierre obligado de estas instalaciones, la facturación fue casi inexistente, y las pérdidas, superiores al millón de euros.

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Otra empresa destacada es la que tiene el Velódromo, famoso bar de la calle Muntaner. Este, a pesar de que no es rentable, roza el equilibrio entre pérdidas y beneficios y registraba una facturación de 2,5 millones antes de la pandemia.